Imaginemos un futuro en el que la sociedad vive en torno a la evolución tecnológica y médica, donde la muerte parece tener un significado muy diferente. Un futuro en el que las ciudades superan las nubes y que los medios de transporte parecen extraídos de las películas de ciencia ficción futurista de los 80. En cierto modo, la propuesta que han hecho llegar desde SMAC Games apuesta por este corte futurista donde todo resulta relativamente familiar. La ciudad de Tokyo en 2042 es el escenario de una propuesta realmente llamativa, donde los jugadores harán frente a una situación realmente comprometida.
Lejos de que la sociedad representada en este juego sea modélica y pacífica, los clanes de asesinos campan a sus anchas ante la relativa pasividad de los agentes de policía que parecen haberse relajado por las circunstancias que rodean el concepto de muerte. Y es que en esta sociedad, la existencia de un medicamento limita mucho experimentar el fin de la vida. Es una manera de representar un escenario atípico, en cierto modo, donde establecer una historia en la que los jugadores deberán hacer frente a una situación muy comprometida. Hemos sido acusados de asesinato y debemos limpiar nuestro nombre.
Una perspectiva idílica de una futurista Tokyo será el escenario perfecto para esta propuesta
Un futuro colorido
Uno de los aspectos más llamativos de Tokyo 42 es su diseño. Tanto por el uso de una perspectiva isométrica como por el diseño de los escenarios, combinando un mimo por el detalle combinado con un arte minimalista aderezado a través de un brillante y espectacular pixel art. Con un toque retro importante, dado que es un juego que ha sentado su experiencia en clásicos como Syndicate o el primer GTA, la visión de un mundo futurista vinculado a esta estética clásica, permite que el jugador pueda adentrarse sin problemas en una propuesta que desborda pasión y dedicación.
Pese a que desde un principio hacemos frente a una situación bastante comprometida, ir descubriendo esta idílica ciudad de Tokyo resulta apasionante. Desde cada rincón parece emanar un cariño especial, un carisma único, donde el pixel art sirve de recurso para dar cabida a una sensación placentera. Y es que Tokyo se ve genial, sabiendo que se trata de un diseño distópico, en un futuro que no parece tan lejano y que se sirve de la ciencia ficción más básica y nostálgica. En un primer instante, todo luce de forma especial, colorido y detallado, con un especial cuidado en representar un buen número de escenarios que permiten descubrir la claridad del minimalismo con los rincones más oscuros y siniestros.
Nos podremos mover por la extensa ciudad a través de portales de teletransporte que descubramos
El diseño de Tokyo 42 es brillante, pues se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Usar la ciudad de Tokyo ha permitido encaminar determinados elementos de ambientación a la cultura pop nipona con toques minimalistas, que se puede notar en muchos de los elementos de la aventura. Aderezado con el pixel art, las comunicaciones vía videoconferencia, los recursos empleados para aderezar pantallas concretas, como el menú, las tiendas o las pantallas de información… se basa en el pixel para construir elementos de la cultura nipona y otorgar una personalidad muy fuerte a Tokyo 42.
Aderezado con una banda sonora espectacular, pues le sienta como un guante a esta ambientación, hacer frente a la tortuosa situación será intenso e interesante. Debemos limpiar nuestro nombre de una acusación falsa, donde un desconocido se pone en contacto con nosotros para abrirnos paso por la escala de sicarios y asesinos para descubrir quién ha sido el responsable de esta situación.
Nos acusan de un asesinato que no hemos cometido
¡Debemos limpiar nuestro nombre asesinando!
Una perspectiva clásica
Tokyo 42 apuesta por un estilo muy peculiar, ya no solo por su ambientación y diseño, sino por como se desarrolla la acción. Nuevamente, basa su experiencia en el concepto que promovieron en su momento juegos como los citados Syndicate y GTA, haciendo uso de una perspectiva isométrica con una cámara fija. Desde un plano superior, podemos controlar el entorno, haciendo valer el cambio de perspectiva con un par de botones. Resultará imprescindible controlar este aspecto, pues el extenso mapa que se irá abriendo con el transcurso de las misiones, esconde muchos secretos que deberán ser descubiertos de algún modo.
Una perspectiva que le otorga un encanto especial, más para los jugadores veteranos que verán en Tokyo 42 una nueva alternativa a clásicos como Syndicate. Y es que aquel juego de Bullfrog fue una de las grandes revoluciones de la industria, cuyo concepto regresa con encanto y pasión. Esta perspectiva ofrece muchos límites, los grandes edificios y algunas estructuras taparán la vista del jugador, donde el uso de botones para girar la cámara puede ser un problema al que hay que adaptarse. Cuando la acción sube de ritmo, la costumbre nos llevará a requerir de más precisión, donde esta perspectiva no ayuda y donde la costumbre hará que nos equivoquemos. De este modo, en un primer contacto con el juego, que carece de una adaptación previa a las necesidades argumentales, hará complicadas las primeras horas de juego, más cuando nos encontramos ante situaciones que requieren de gran agilidad y rapidez.
La perspectiva confiere a Tokyo 42 un carácter muy especial, descubriendo un diseño apasionado y carismático
La controversia continua, ya que hay que hacerse pasar por sicario para poder limpiar nuestra imagen, hacen de este juego una propuesta interesante en su planteamiento, que acompañado de esta peculiar perspectiva, añadirá un componente táctico y estratégico a lo que podía ser un simple juego de acción.
De inocente a asesino
Con los límites que ofrece esta perspectiva, afrontar las misiones con cabeza será prioridad. Recordando nuevamente a Syndicate, el protagonista debe aceptar misiones y encargos que le llevarán a convertirse en un sicario. Buscando llamar la atención de los grandes jefes de las diferentes mafias, las misiones obligarán al jugador a adaptarse a ciertos requisitos que limitan un poco una aparente libertad de acción. Claro que de esta forma, cada asesinato encomendado se convierte en un desafío que requerirá de paciencia, estrategia y un buen plan.
No hay un catálogo de armas ingente, están las armas justas para hacer frente a las necesidades de las misiones. Siendo un juego en el que la estrategia será importante, dados los límites de la acción, entrar a pecho descubierto puede ser un suicidio anunciado. El comportamiento de la IA es extremadamente eficaz, ya que su puntería está bien ajustada y suelen combinar una actitud reservada con coberturas y flanqueos. En ocasiones puede dar la sensación de que el juego no es del todo justo con el jugador, por cómo se gestiona la ofensiva con el sistema de apuntado con el stick derecho. Como los enemigos pueden ser capaces de apuntar con tanta precisión, a veces nos obliga a plantear otras estrategias, donde la más efectiva es la que nos permite pasar desapercibidos y eliminarlos sin hacer demasiado ruido. Descartaríamos así gran parte del arsenal, pues las armas de fuego hacen demasiado ruido y alertarán a todos los vigilantes.
Cada misión es un reto, más si consideramos convertirnos en un ninja y obtener bonificaciones adicionales
Claro que también podemos usar un recurso interesante, el de poder mimetizarnos cuando intentamos darles esquinazo. Si no hay ningún enemigo que pueda vernos, podemos disfrazarnos e intentar evadir la acción. Un recurso útil, muy útil, pues a veces la cantidad de enemigos y la falta de precisión en los momentos de acción pueden ser un problema. Apostarse en la lejanía y hacer uso del rifle francotirador, pueden parecer estrategias válidas, pero la gran cantidad de coberturas y el comportamiento de la IA convierten esta posibilidad en un elemento muy complicado. Evadir las miradas atentas de los guardias y acabar con ellos sigilosamente, es una opción útil, pero la cantidad de enemigos y las patrullas constantes pueden poner las cosas difíciles.
Es así que hacer frente a las misiones principales, o bien a los contratos que nos permiten ganar dinero, se convierten en un desafío muy intenso e interesante. Accediendo a todas estas misiones en una propuesta que está totalmente traducida, porque no tiene voces, disfrutar de Tokyo 42 solo requiere del interés por esta propuesta. Sabiendo de los límites del control y la cámara, esta propuesta ahondará en conceptos nuevos que serán de agrado para los fans de la estrategia y el sigilo, pero que pueden disuadir a los amantes de la acción más pura y directa.
Llevando un mensaje
El planteamiento de Tokyo 42 es realmente atractivo, donde para convertirnos en un asesino auténtico, deberemos evolucionar. No se trata de un juego en el que iremos adquiriendo niveles y habilidades, sino que es un juego en el que el jugador irá comprendiendo mejor cómo debe actuar en cada momento. Pertrecharse con equipamiento, cuidar de no ser vistos, plantear una estrategia y ejecutarla, son diferentes pasos que las diferentes misiones nos obligarán a adaptar. De hecho, existe una diversidad curiosa, aunque no siempre acertada, de alternativas y objetivos de misión, donde no solo es entrar y eliminar de la forma requerida al objetivo, también hay que salir.
Ante nuestra escalada como asesino, la atención de los rivales despertará y no siempre estarán contentos de que consigamos tener éxito. Es de este modo que según avanzamos cada vez tenemos que estar más pendientes de nuestra espalda. Cuanto más difícil sea el reto, mayor será la recompensa y el recelo de los contrincantes. Tokyo 42 además, incluye un modo multijugador donde los jugadores rivalizan por los contratos y objetivos, de forma que se diversifican las opciones. Cuando parece que el juego ofrece una alternativa para los estrategias, el tiempo apremiarán en algunos casos, sobre todo en el modo multijugador, donde el primero en conseguir el objetivo, gana. Con múltiples máquinas para guardar el progreso, estas servirán de punto de reaparición, donde si no activamos alguna, nos veremos obligados a retroceder mucho más de lo necesario.
Tanto por hacer la misión con cautela, como por competir con otros asesinos en el multijugador, la acción y diversión están garantizadas
La muerte no implica nada, no se pierde nada, ya que recuperamos nuestro cuerpo y munición tal como fue guardada. Claro que esto se debe a que los enemigos eliminados volverán a aparecer también. No será nada fácil y la muerte, por la eficacia de la IA o por la ineficacia de la perspectiva, hará que insistamos una y otra vez. Tokyo 42 garantiza muchas horas de desafíos intensos. No hay nada fácil, así que los que buscan superarse tendrán en este juego un reto muy interesante. Si parece poco, existen diferentes recompensas según como se haya logrado ejecutar la misión, ¿serías capaz de que no te detecten?
El clásico amor a la delincuencia
Tokyo 42 es un juego realmente llamativo, tanto por su encantadora ambientación como por su extraordinario planteamiento. Un juego que combina elementos clásicos con ideas renovadas, donde la belleza se entremezcla con lo siniestro de un juego que nos obligará a limpiar nuestro nombre asesinando. Diverso, variado y divertido, un reto para los más avezados, en una propuesta apasionantemente contradictoria.
Puede resultar extraño, pero todo lo que le confiere a Tokyo 42 carisma y personalidad, es lo que puede resultar igualmente disuasorio. Los límites de la perspectiva se pueden ver como un problema, pero también como una oportunidad de hacer frente a una propuesta que desafía los sentidos. Un juego que aborda la planificación y la estrategia, el sigilo con la acción salvaje, lo clásico con lo futurista, lo obsoleto con la innovación, la nobleza con la venganza.
Una ambientación magnífica para una propuesta difícil de comparar, pero que trae un concepto clásico, con una ambientación clásica, para un juego que busca ofrecer nuevas alternativas que pondrán a prueba a los jugadores apasionados por los retos y los juegos difíciles. Tokyo 42 es como recordar aquellos años en los que Syndicate nos introdujo en la estrategia desde una cámara isométrica, o desde que GTA nos introdujo en la piel de un ladrón de vehículos.