Después de varias horas jugando a la beta de Gears of War: Reloaded, puedo decir que esta nueva versión del clásico tiene luces y sombras. Mi sensación general es que estamos ante un ‘remaster del remaster’ que mejora lo necesario para hacerlo disfrutable en 2025, pero que no termina de dar ese salto cualitativo que muchos esperábamos al escuchar palabras como ‘reloaded’ o ‘Unreal Engine 5’.
A nivel gráfico, Reloaded luce bien. Hay una mejora evidente en la nitidez de las texturas, los efectos de iluminación y partículas, e incluso en la atmósfera general, que sigue siendo una de las grandes fortalezas del primer Gears. Sin embargo, me cuesta considerarlo un verdadero salto respecto a Gears of War: Ultimate Edition. Algunas animaciones siguen sintiéndose rígidas, y los rediseños de ciertos personajes o armas no terminan de convencerme del todo.
Es cierto que estamos ante una versión aún en desarrollo, y que hay margen para mejorar de aquí al 26 de agosto que es cuando se lanza esta entrega, pero esperaba algo más impactante viniendo de un motor como Unreal Engine 5 y teniendo en cuenta el potencial de las consolas actuales.
La jugabilidad de Gears of War: Reloaded se siente más fluida
Donde sí se nota que The Coalition ha dado un paso adelante, es en la jugabilidad. El movimiento de los personajes es más ágil, el sistema de coberturas responde mejor, y el multijugador, en este primer fin de semana de pruebas, tiene un ritmo más dinámico sin perder la esencia de Gears of War. El control se siente más pulido que en Ultimate, y eso se agradece.
Dicho esto, he podido percibir algunos problemas puntuales: errores de colisión, alguna caída de conexión y una respuesta algo inconsistente con la escopeta Gnasher en ciertas situaciones. Lo que viene siendo LAG. Nada grave tratándose de una beta, pero son detalles que, en un juego como este, en su lanzamiento final no deberían existir.
El rediseño de los menús me parece uno de los grandes aciertos. Toda la interfaz se siente más clara, rápida e intuitiva. Y el apartado sonoro, aunque no cambia demasiado respecto al original, también ha mejorado: las explosiones suenan más contundentes, las armas tienen más cuerpo y la ambientación se mantiene inmersiva.

¿Remaster completo o simple lavado de cara?
En resumen, Gears of War: Reloaded me deja una sensación positiva, pero no redonda. No creo que esté a la altura de los grandes remasters de los últimos años, pero tampoco lo necesita. Es una buena forma de revivir el primer Gears con mejoras técnicas y jugables que lo acercan a los estándares actuales, aunque sin reinventar la fórmula.
Si buscas una evolución jugable y técnica con respecto a Ultimate Edition, la encontrarás. Pero si esperabas una reinvención total, quizá debas ajustar un poco las expectativas. En cualquier caso, ha servido como aperitivo hasta que se produzca su lanzamiento. Para entonces, y como ha sucedido con las betas de otras entregas de Gears of War, el juego aún podría mejorar en su versión final. El próximo 26 de agosto saldremos de dudas.