El sistema de retrocompatibilidad de Xbox One es todo un acierto y un rotundo éxito entre los usuarios de la consola. La posibilidad de revivir juegos de nuestra infancia, o la de descubrirlos por primera vez, no tiene precio. Ahora, podemos disfrutar de juegos de la Xbox original, uno de ellos es el mítico arcade SSX 3, una obra maestra que nos muestra su rendimiento en la última consola de la marca Microsoft.
Digital Foundry se ha encargado de poner al límite a este título tan adictivo y nos lo muestra a todo detalle en su análisis de rendimiento. SSX 3 es un juego muy colorido con un gran trabajo focalizado en la iluminación. Las ráfagas de color que aparecen durante todo el juego se derivan de mapas de luz, básicamente, datos de iluminación codificados como texturas 2D. Si bien esto limita lo que se puede hacer en tiempo real (no se puede modificar dinámicamente la posición de iluminación), este enfoque fuera de línea permite que las luces se muestren a gran distancia sin ningún pop-in visible o deformación debido a la teselación de la cuadrícula. Más allá de esto, SSX 3 está cargado de un enriquecedor efecto de partículas y una excelente animación que le da más personalidad a su presentación.
En términos de conteo de píxeles, la resolución de reproducción real varía de 512×448 en PlayStation 2 a un total de 640×480 en Xbox. Y aquí es donde entra en juego Xbox One, con un aumento de la resolución 4x a 1280×960 en Xbox One S y un aumento de 16x en la X, entregando una resolución de 2560×1920.
Afortunadamente, todo ha cambiado en Xbox One. En Xbox One X, SSX 3 mantiene el objetivo de 60 fps durante la gran mayoría de la acción. Se siente genial poder navegar por la montaña sin ninguna caída en el rendimiento. Ni que decir tiene que todas las pistas funcionan igual de bien. Cuando combina la alta resolución con un rendimiento súper estable, este es el más suave que haya tenido SSX.