La saga más importante de Square Enix y una de las más influyentes de la historia de los videojuegos se encuentra en un momento extraño. Su última entrega numerada, Final Fantasy XV, está a punto de cumplir tres años. Tres años en los Final Fantasy VII Remake ha acaparado toda la atención y cariño de la compañía japonesa. En ese sentido, Square Enix sigue mirando más al pasado que al futuro y de esa mirada precisamente nace el título que hoy nos ocupa: Final Fantasy VIII Remastered, el regreso de una forma mejorada de uno de los títulos más queridos de la franquicia de rol y fantasía.
En él, por si nunca has jugado, nos encontramos en un mundo en guerra. El país de Galbadia, controlado por la malvada bruja Eldea, ha puesto en marcha a sus ejércitos, que tienen la intención de someter al resto de naciones del planeta. En ese contexto, Squall Lionheart y otros miembros de la unidad de mercenarios de élite Seed unen fuerzas con Rinoa Heartilly, una integrante de la Resistencia, con el fin de impedir que los planes de Eldea salgan adelante. Sin embargo hoy no es momento de meternos en más detalles de los debidos sobre Final Fantasy VIII, pues lo que estarás deseando saber es cómo es este nuevo título de Square Enix como remasterización. Allé voy.
Un remaster a medio hacer

El sistema de combate permanece invariable con respecto al original
Evidentemente nadie esperaba que Final Fantasy VIII Remastered luciera como lo hará un remake en toda regla como será el caso de Final Fantasy VII, pero el trabajo de Square Enix con esta nueva versión del juego protagonizado por Squall y Rinoa se queda un poco justo. Al igual que con otros títulos ya remasterizados de la saga, los personajes principales y la mayoría de enemigos y jefes han sido mejorados. Ahora son más nítidos y, por lo general, se trata de una ayuda visual especialmente en los planos más cortos. Sin embargo, los fondos han quedado prácticamente intactos, casi del mismo modo que eran en el original. Teniendo en cuenta que hace veinte años del lanzamiento del juego original, el choque es llamativo.
No tiene demasiado sentido tener a personajes definidos y mejorados sobre fondos completamente borrosos, efecto añadido para evitar que la pixelación de los mismos se note en demasía. Así las cosas, a nivel visual tan solo tenemos una impresión extraña al ver a figuras definidas que parecen superpuestas de cualquier manera sobre fondos que, ni de lejos, pueden hacerse pasar por algo de la época actual. A ello hay que añadir algún caso de censura que puede ser una nimiedad, pero del que hay que dejar constancia. Es el caso de la invocación Sirena, a la que se le ha añadido más ropa.
Las escenas cinemáticas son el otro gran factor que demuestra que la remasterización no ha sido más que un mero y rápido lavado de cara. Ninguna de ellas ha sido pulida de verdad, y a ello se suma una tasa de frames por segundo un tanto inestable en los combates más intensos. Pese a todo, el encanto y la esencia del Final Fantasy VIII original se encuentra en cada rincón del mundo del juego, y eso es algo que todo fan tanto del videojuego como de la franquicia en general agradecerá.
Una experiencia más flexible

El nuevo modelado de los personajes choca con la poca definición de los fondos
Como cualquier otra remasterización de títulos de la saga Final Fantasy elaboradas por Square Enix, Final Fantasy VIII Remastered incluye una serie de añadidos y mejoras que harán el juego más accesible, especialmente para los recién iniciados en la serie. No obstante, estos agregados también permiten aligerar la aventura para aquellos que ya hayan jugado en múltiples ocasiones al título. Y es que una de las nuevas posibilidades es la de eliminar por completo los encuentros aleatorios, lo que nos permite perder menos tiempos con combates sin relevancia argumental y centrarnos en la historia principal si así lo deseamos.
Para los que prefieran que su nueva partida en Final Fantasy VIII no dure tantísimas horas como lo suele hacer un juego de esta franquicia, también tenemos a nuestra disposición la opción de jugar a velocidad x3. Este efecto, eso sí, no se aplica a algunas escenas ni tampoco a las cinemáticas, pues son opciones pensadas tan solo para reducir el tiempo de juego, no para penalizar a la historia. Por último contamos con la posibilidad de encarar el juego con batallas mucho más fáciles: barras de HP y ATB al máximo, poder usar movimientos especiales siempre y algunas cosas más. Se trata de un añadido que puede servir tanto para los que ya han jugado muchas veces y quieren finiquitar rápido la historia o para aquellos que prefieran centrarse en la narrativa y que la acción no les dé demasiados quebraderos de cabeza.
Fantasía de primera

Squall y Rinoa siguen siendo dos maravillosos personajes
El resto de elementos que componen el juego, como el diseño de escenarios, las batallas contra jefes, la historia principal o las mecánicas de combate se mantienen intactas con respecto a la versión original del videojuego. Para bien o para mal. Final Fantasy VIII es uno de los grandes exponentes de la franquicia de Square Enix y solo por eso es una delicia poder jugarlo de forma remasterizada en Xbox One, si bien esta nueva versión no ha estado tan cuidada y potenciada como a nosotros nos hubiera gustado. Pese a todo, sigue siendo una opción muy interesante tanto para quienes no han jugado nunca a esta entrega de la saga, como para aquellos fans acérrimos que quieren volver a experimentar en primera persona la historia de Squall y Rinoa con un apartado visual más adaptado a los tiempos actuales que nunca, a pesar de los detalles ya comentados.