Un mundo devastado, una humanidad dividida, chatarra y hostilidad, podrían ser los argumentos que han servido como base para el desarrollo de una interesante propuesta bautizada como Crossout. Por un momento, podemos imaginar que Crossout ha tomado como referencia las películas de Mad Max, pero lejos de ahondar en un sandbox vinculado a esta licencia, se ha abordado lo que ese universo exponía.
Guerrilleros a bordo de vehículos motorizados que se enfrentan por los recursos. De esta forma, Crossout se descubre como una propuesta interesante, con un fuerte componente multijugador y que se distribuye como un Free 2 Play en Xbox One. Su llegada abre las puertas a una iniciativa que tiene una base muy interesante, ya que sin necesidad de argumento alguno, el mero hecho de construir nuestro vehículo con chatarra y piezas oxidadas, aderezado con todo tipo de armas para combatir en arenas e incursiones, parece suficiente excusa para disfrutar.
Construye y combate
Uno de los aspectos más llamativos de Crossout es su propio planteamiento. El juego nos expone a una especie de plataforma donde armados de creatividad y algo de mala leche, debemos construir nuestro vehículo y equiparlo para combatir. Tomando como referencia lo que Mad Max exponía en sus vehículos, esta propuesta parece intentar hacernos partícipes de la creatividad destructiva. Construir para destruir, considerando que para ello deberemos recolectar materiales.
Crossout nos trasladará en un primer instante a nuestro garaje, donde con un escueto tutorial, podemos ir tomando nota de las prioridades que se avecinan. Lo primero, será abordar una serie de partidas que sirvan como guía para ir descubriendo un buen número de opciones para equipar en el vehículo y seguir combatiendo. La premisa es clara, hacernos más fuertes y luchar por sobrevivir. De este modo, sabiendo que con los combates iremos obteniendo materiales, iremos subiendo de nivel para desbloquear planos y permitiendo construir nuevas estructuras.
Hay una interesante cantidad de piezas para equipar, comerciar o convertir en chatarra y seguir construyendo
Con esto, se puede decir que es suficiente para seguir jugando, donde son los diferentes tipos de enfrentamiento los que determinarán qué rumbo tomar. Por un lado, los modos multijugador competitivos, que bien acompañados de otros conductores, bien por libre, ofrecerán arenas con objetivos bastante simples y una acción bastante directa. Por otro lado, los eventos cooperativos, donde se exponen otras alternativas en las que los usuarios deberán hacer frente a misiones muy concretas contra oleadas de enemigos.
A partir de ahí, combatir y combatir para recolectar piezas y conseguir mejorar el vehículo. Una propuesta sencilla y directa que puede resultar bastante interesante para los jugadores. Centrado en el garaje, todas las opciones disponibles aparecerán en pantalla de una forma un poco caótica, donde la estética ruda y poco pulida puede ser un poco disuasoria. Claro que es un juego bastante tosco, que parece querer mostrar todo lo que es capaz de dar desde el principio. Puede ser algo contraproducente dada la cantidad de opciones.
Crea tu máquina de guerra
Iniciando la experiencia con una especie de todoterreno con un par de ametralladoras, pronto nos daremos cuenta de un complejo sistema de edición. Realmente, se puede construir un vehículo desde la nada. Salvo por la inexistencia de una opción que nos permita equipar motores, podemos elegir que tipo de chasis y carrocería, las ruedas que darán tracción, y un buen número de elementos que constituyen el armazón de nuestro vehículo.
A eso, determinadas piezas que pueden ser de gran utilidad, como el gato para voltear el vehículo, el radiador de armas y, como no, las propias armas. Hay un interesante catálogo de ellas, donde pasando por cuchillas y defensas enormes, pasamos por ametralladoras, motosierras, cañones… hay de todo. Crossout deja una enorme libertad de diseño para los jugadores, a través de un motor de diseño bastante completo e intuitivo. No obstante, la gran cantidad de opciones que dispone abre diversas vías para producir la máquina de guerra que deseemos.
Combatir y recolectar piezas es el principal fundamento que permitirá progresar
Desde ágiles buggies a tanques con aplastantes orugas, Crossout ofrece acceso a facciones que se especializarán en diferentes aspectos y otorgarán ventajas diferentes. Como hemos dicho, todo se encuentra en un mismo menú que puede resultar un poco caótico a la hora de encontrar determinadas ventanas, secciones u opciones. No obstante, con paciencia y algo de interés, la propuesta puede ser muy interesante, incluso en este apartado de construcción. Combatir, puede ser casi un medio para lograr construir nuestro vehículo. Es un juego de combatir o es un juego de construir… no importa, es divertido tal como se presenta.
Conduce y dispara
Una vez tenemos todo configurado, si nos introducimos en alguno de estos modos de juego, o bien queremos probar el rendimiento del vehículo en el modo prueba, nos introducimos en la propuesta. Usando una cámara desde el exterior, el juego ofrece en su inicio un control ajustado al stick izquierdo para mover el vehículo y derecho para apuntar. Usando los gatillos, dispararemos las armas que equipamos. Cuando comenzamos a diversificar el tipo de armas que equipamos, podemos guardar cada una de ellas en un grupo de acción que podemos asignar a algún botón del mando. Con esto, ganaremos cierta precisión, si bien podemos ir alternando los grupos de armas con la cruceta.
La conducción se hace un tanto imprecisa, si bien se puede cambiar a los gatillos, no es tanto un juego en el que acelerar dependa de cuanto presionemos el correspondiente botón, pues el vehículo proseguirá su marcha con una velocidad constante. A veces resultará complicado darse cuenta de que no es suficiente dejar de presionar el stick para frenar, empotrándonos sin remedio. Pero una vez nos adaptamos y acostumbramos al sistema de control, la acción que desarrolla Crossout es bastante directa y divertida.
La acción resulta directa y sencillla. Conduce y dispara, no hacen falta más preguntas ni motivos
No hay que implicarse demasiado para darse cuenta de que las rápidas partidas se desarrollan con premura. Y es que tanto en el modo JcJ, como en el modo cooperativo, hay que considerar que si nos despistamos, la partida puede acabar antes de tiempo. Esto sobre todo se da en el modo cooperativo, donde a partir de cierta ronda el nivel es muy exigente y en los primeros momentos, con un vehículo bastante endeble, acabar despiezado en el campo de batalla será lo más común.
Más basto que un arao
Crossout es un juego que se ofrece de forma gratuita, donde la gracia reside en su propuesta multijugador y la posibilidad de personalizar nuestra máquina de guerra. Las opciones disponibles para esto son realmente extensas, incluso, tiene un curioso motor de destrucción del vehículo durante los combates.
Son aspectos llamativos, que denotan una dedicación loable por parte del estudio. No obstante, no se puede pedir peras al olmo, y el apartado técnico no va a sorprender a nadie, no al menos por nada bueno. Al menos, el rendimiento del juego parece intentar mantenerse estable para que la experiencia no se vea alterada por ello. Con unos mapas bastante escuetos, incluso con bastantes elementos en algunos casos, el acabado de este diseño resulta primitivo. La intención es lo que cuenta, pero esta aparente recreación de un mundo postapocalíptico es un tanto basta.
Su diseño resulta un tanto primitivo, pero lo que importa es divertirse
Tampoco es que haya demasiados entornos, incluso, su tamaño puede resultar algo descompensado para lo que luego encontraremos. Y es que como hemos dicho, dada la fugacidad de algunas partidas, no estar en el lugar adecuado puede deparar varios minutos de vacío absoluto. Si sabemos donde ir, la acción propuesta es correcta y los efectos de destrucción son interesantes. Divertido, destructivo y directo. No parece que haga falta más.
Pagando siempre mejor
Un aspecto que siempre hay que mirar en este tipo de juegos es como se gestionan los recursos. Ante una propuesta que se ofrece como Free 2 Play, los micropagos son una opción que puede comprometer bastante la diversión. De hecho, podemos observar que existe una pestaña en la que optamos a un mercado. En este, podremos vender algunas de las piezas que recolectamos en las partidas, donde el precio se establece según la demanda.
Una opción realmente llamativa dadas las circunstancias, dado que no se trata de un mercado dirigido por la IA, sino que es un auténtico mercadillo de piezas y chatarras donde los jugadores intercambiarán bienes por monedas. En cierto modo, podemos inflar el precio si lo deseamos, pero corremos el riesgo de quedarnos esperando a un ingenuo o desesperado comprador.
Dadas las características del mercado de piezas, los micropagos pueden ser de demasiada ayuda
Monedas que se pueden adquirir en packs vinculados a micropagos y que pueden dar, incluso, acceso a vehículos muy poderosos. Un problema importante, dado que hemos visto que la capacidad adquisitiva de este juego está muy expuesta a la conveniencia y oportunismo de encontrar comprador para nuestras piezas. Si no hay compradores, siempre podemos convertir las piezas en chatarra e intentar construir otras.
Pero de este modo, resulta evidente que se otorga una ventaja notable para los jugadores que pasen por caja. A la hora de jugar en el modo cooperativo o competitivo, puede convertirse en un problema, ya que el progreso de jugador depende de lo que se haga en combate y si no se elimina nada, los puntos recibidos son escasos. La diversión puede no verse comprometida tanto como el tedio que provoca no poder progresar a un ritmo adecuado.
Oportunismo chatarrero
Crossout es una propuesta llamativa, más a ese precio. Siendo un juego gratuito, darle una oportunidad no resultará complicado. Ahora bien, ante la propuesta interesante que han hecho llegar, hay ciertas carencias que pueden resultar disuasorias. Un apartado gráfico bastante primitivo, que no resulta tan agresivo como para no disfrutar de la acción, junto a un apartado sonoro que cumple porque tiene que estar. Sin lucimientos técnicos, el objetivo del juego es divertir y en gran medida lo consigue, más si se juega en compañía.
Crossout sirve tanto para ingenieros fanáticos de la construcción, como para guerrilleros
Un amplio abanico de partidas, donde destacan los eventos y desafíos temporales, las recompensas propias de este tipo de juego y el uso de ciertos recursos que se agotan hasta un nuevo día y un nuevo login. El problema puede encontrarse en la caótica organización de los diferentes elementos, la notable influencia del sistema de micropagos y la monotonía de la propuesta al cabo de varios días. No es un juego que pida una gran implicación, y se pueden echar muchas horas construyendo la máquina de guerra, que será el objetivo que pueda hacer que los usuarios se enganchen durante semanas.
Crossout es un juego que llama mucho la atención por su propuesta. Una especie de combinación entre Mad Max y World of Tanks, que divierte mucho por la sencillez y complejidad de sus opciones. Una mezcla que puede resultar ser tan buena como mala, tan atractiva como disuasoria, pero que puede ser una opción para pasar el rato. Es mejor que aburrirse.