ABZÛ es un juego que se estrenó durante el pasado verano en PC y PS4. Ahora, para que nadie se quede sin probar este precioso título, también nos llega a los jugadores de Xbox One. ABZÛ es un juego creado por Giant Squid, un pequeño estudio del que forman parte algunos de los miembros que dieron vida a otro de los grandes nombres de la escena independiente, Journey. Son, concretamente, el director artístico y el compositor de la banda sonora los integrantes de aquel equipo que han dejado su huella en el juego. Una huella muy marcada, que se deja notar desde el principio del juego. ABZÛ compartirá con Journey algunos aspectos que explicaré a continuación. Pero ante todo hay que tener en cuenta que es una experiencia pensada para ser diferente de aquella. Menos arraigada en el sentimiento espiritual, y apoyada en una base estética, que no por ello deja de ser profunda, sino igual de intensa y preciosa en lo que nos dura. Os lo cuento con más detalle a continuación en este análisis de ABZÛ.
Como buzo en el agua
El planteamiento no podría ser más sencillo. Somos un buzo, un personaje cuyo hábitat natural no tiene porqué ser el agua, pero que demuestra desde el principio con sus movimientos lo cómodo que se siente ahí. También porque no necesita preocuparse de la falta de oxígeno en ningún momento. El control invertido (que puede cambiarse) puede hacerse un poco extraño al principio, al igual que el manejo de la cámara. Pero en cuanto pasamos unos minutos con él, bucear y explorar los rincones del océano que se abrirá ante nosotros se convertirá un auténtico lujo y placer para los sentidos. Por eso mismo, el HUD es mínimo, lo importante es que no perdamos detalle de lo que se expone delante nuestra.
Iremos pasando a través de diferentes zonas del océano. Unas más vistosas y coloridas, cercanas al exterior, en las que podemos saltar desde el agua junto a un grupo de delfines, o incluso subidos a sus lomos, y comprobar la belleza la vegetación marina. Otras muy profundas y oscuras con algunas de esas viejas especies que de vez en cuando vemos por la tele y nos dejan con la boca abierta. Y también otras de gran inmensidad, en las que sentiremos nuestra insignificancia al comparar nuestro tamaño con los enormes cachalotes o los calamares gigantes, que campan a sus anchas
También encontramos algunos muy sencillos puzzles para abrir algunas puertas, que no son más que una excusa para que nos paremos un momento a recorrer algunas de las zonas más grandes. El ritmo, eso sí, es un acierto, y en las aproximadamente dos o tres horas que nos dura el juego, es adecuado al momento en el que nos encontramos, hasta alcanzar un clímax final que a buen seguro encantará a quien haya disfrutado del resto del trayecto.
Porque bucear y explorar son precisamente las bases jugables de ABZÛ. No contamos con un mundo abierto, sino más bien unos escenarios relativamente lineales. Sin embargo, tampoco existe ningún tipo de narración, y lo que se nos cuenta es completamente audiovisual. Por eso, explorar unos escenarios más o menos amplios, en busca de sentido, se convierte desde el principio en nuestra principal tarea. Cierto es que hay algún que otro coleccionable, colocado ahí casi tímidamente, sin toda la seguridad que quizás podríamos haberle exigido a Giant Squid, y que la variedad de especies marinas que admirar es importante. Pero tal y como queda claro a través de los momentos de meditación, que realizamos en unas especies de estatuas sumergidas, nuestra tarea, la única y primordial, es buscar. De nosotros depende exactamente el qué, si convertir vuestro bello viaje por este océano en una experiencia más científica, o en dotarlo de cierto sentido trascendental. Las dos cosas están presentes en ABZÛ, puede que no de forma tan explícita y clara como en otras obras, pero el viaje es satisfactorio.
Buscando en el desconocido y precioso océano
Claro que todo esto no se comprendería sin varios factores que ayudan a hacer de ABZÛ un juego especial. En primer lugar la enorme cantidad de fauna marina que podemos encontrar, que convierte al juego casi en un oceanográfico. Resultan muy interesantes esos momentos de meditación en las zonas más amplias en las que podemos observar las especies de dicho hábitat convivir entre sí. Y es que mostrarnos la riqueza de vida que existe bajo el agua es fundamental para ABZÛ.
Como también lo es convertirse en una preciosa experiencia. Algo que sin duda consigue, porque es uno de los juegos más bellos lanzados en los últimos años. Tanto a nivel visual, con un estilo artístico a medio camino entre el cartoon y el realismo. Lo primero le sirve para ofrecer una variedad en colores que recrea perfectamente la profundidad marina y también sirve para diferenciar muy bien las diferentes zonas que recorremos. Mientras que lo segundo dota al juego de esos momentos en los que se acerca a una especie de documental interactivo sobre la vida bajo el océano. Cosa a la que ayuda el comportamiento realista de cada criatura. Esos momentos de delicia visual vienen acompañados también por una estupenda banda sonora, que seguramente se encuentre entre las mejores de este año.
En cuanto a rendimiento, diría que ABZÛ se mueve la mayor parte del tiempo a unos 30 frames por segundo estables, con algunas caídas ligeras en los momentos en los que demasiadas criaturas se unen en pantalla, como cuando nos metemos dentro de un banco de peces. Pero que en ningún momento interrumpe el funcionamiento del juego. Por otro lado, no contamos con ningún tipo de voz, ni en off ni por parte del personaje. Tampoco lo echamos en falta, ya que es ante todo una experiencia audiovisual.
Quizás el problema de ABZÛ es que nunca llega a alcanzar del todo esa grandeza que desde su comienzo parece que llegará a presentar. Es cierto que a ratos, bastantes, llegamos a sentir la increíble magnitud del océano que se abre ante nosotros; cosa que además se ve reforzada por la constante presencia de lo desconocido, de que hay algo que aún no conocemos pero que sabemos que es superior a nosotros en diferentes términos. Sin embargo, nunca llega a ser una sensación que llegue a quedar plasmada de forma contundente. Si conseguimos olvidarnos, o más bien aprender a dejar de esperar la llegada de ese momento de clarividencia, será cuando empecemos a disfrutar a fondo de lo que nos ofrece ABZÛ, una de las experiencias más bellas de los últimos años. Quizás esa fuese la intención de Giants Squid, crear algo estupendo a nivel estético, y somos simplemente nosotros quienes, por intuición propia, tendemos a buscar esa profundidad en las cosas bonitas. Quizás ABZÛ, sin más, vaya sobre ese sentimiento de anhelo.
Conclusión
Si os atrae el océano y lo que se encuentra -¿escondido?- bajo él, o los viajes más contemplativos, ABZÛ os atrapará irremediablemente durante las dos o tres horas que dura. No es rejugable, pero por su magnética belleza, seguro que tarde o temprano volveréis a darle un repaso. Además es uno de esos juegos que pondrías a la visita escéptica de que los juegos también saben transmitir… y de qué manera. Una experiencia muy interesante, aunque solo sea por la increíble belleza que ofrece su viaje. Sobra decir, claro, que si buscáis algo de acción, no os sumerjáis en estos mares.