Este 3 de diciembre llega a Xbox One, Epic Games Store en PC y PS4 lo nuevo de Techland. Sin embargo, Arise: A Simple Story poco o nada tiene que ver con los zombis y la acción frenética a la que nos tienen acostumbrados estos polacos como desarrolladores. En este caso se hacen cargo de la distribución de este título, creado con exquisito gusto por el estudio barcelonés Piccolo Studio, esta aventura de exploración, puzles y plataformas nos invita a adentrarnos en un camino que nos llevará a recordar toda una vida.
En los primeros segundos del juego asistimos a nuestro crematorio, nuestro cuerpo inerte yace sobre una pila de troncos y otro miembro de nuestra tribu prende el fuego que nos lleva hasta nuestro destino tras la muerte, el limbo. Representado por una montaña nevada este hace las veces de menú para adentrarnos en cada uno de los niveles que el juego nos plantea.
Arise: A Simple Story nos narra el camino de nuestro protagonista a través de este impasse entre la vida y la muerte, a lo largo de nuestra aventura conoceremos distintas etapas de su vida que irán desde su niñez hasta su senectud, pero para contarnos todo esto Piccolo Studios no ha querido aburrirnos con largos textos o monólogos en pantalla.
La historia de Arise: A Simple Story se nos cuenta desde los mismos escenarios, durante el juego no vamos a escuchar ni una sola voz, ni vamos a leer un solo texto más allá de los menús del juego. Toda la narración está integrada, magistralmente, dentro de los escenarios, y, como explicaré a continuación implícita en la misma jugabilidad del título.
Cuando digo que la narración está integrada dentro de la jugabilidad, es por lo siguiente. En este título que se dio conocer al público durante el último State of Play, el jugador toma posesión de su avatar, el cual va a poder moverse libremente, saltar y agarrarse a salientes o utilizar un gancho para balancearse desde posiciones elevadas.
Pero quizás lo menos común, es que el stick derecho, en lugar de estar destinado a la cámara, la cual quedará fija, nos permitirá controlar el escenario. Mover ramas, piedras, incendiar zonas, bajar el nivel del agua en determinados momentos, aprovechar el paso de una abeja a la que engancharnos, aproximar dos elementos distanciados, todo esto y mucho más se puede hacer en Arise: A Simple Story gracias al control del tiempo dentro de los escenarios.
Realmente, conviene esclarecer este concepto, en el juego no controlamos el escenario en sí, no manejamos unas ramas a nuestro antojo o movemos una piedra porque queremos, eso solo hubiera sido tener los superpoderes de turno de cualquier videojuego. Lo que hace Arise: A Simple Story es darnos la capacidad de controlar el tiempo hacia adelante y hacia atrás y de esta manera, mediante la observación de los escenarios, aprovechar las oportunidades que se nos brindan para poder seguir avanzando.
Una mezcla muy bien equilibrada de plataformas y puzles que consiguen mecernos a través de la simple historia de la vida de nuestro protagonista. Quizás el apartado plataformas quede un punto por debajo de los puzles en este juego, en contadas ocasiones la cámara nos puede dar una perspectiva engañosa que nos obligue a repetir un salto más veces de las que quisiéramos, pero el resultado final está muy pulido en líneas generales.
Otro punto en el que Arise: A Simple Story consigue hacer las cosas a un nivel muy alto es en la variedad de sus mecánicas, cada nivel es distinto del anterior, tanto en su diseño, como en su ambientación, así como en las mecánicas que nos propone. Resulta sorprendente que, sin salirse de la premisa de manejar y parar el tiempo el juego sea capaz de proponer nuevas mecánicas en todo momento, hasta el mismo final de la aventura el jugador va a ir encontrando nuevas formas de enfrentarse a los escenarios.
Esto podría ser un punto que jugara en contra del título, pero Piccolo Studios ha sabido manejarlo apropiadamente, ninguna de las mecánicas jugables es demasiado elaborada, por lo que el jugador va a familiarizarse rápido con ellas. Además, no he contado apenas más de tres pequeños tutoriales para decirme que botón pulsar al llegar a una nueva e inexplorada mecánica por primera vez, todo lo que el juego quiere invitarnos a experimentar lo hace a través de su propio lenguaje, escenarios y música.
Aunque los aciertos jugables de Arise: A Simple Story son muchos, tengo que destacar el uso de la narrativa integrada dentro de los escenarios, en realidad, en el título cada escenario representa un momento de la vida de nuestro protagonista, de nuestro protagonista y de nosotros mismos, porque como el subtítulo del juego dice, Arise cuenta una historia simple.
Una historia que podría ser la de cualquiera que lea estas líneas, nada extraordinario a priori, pero maravilloso al mismo tiempo. En nuestro avance por estos escenarios vamos a encontrar distintas figuras de piedra que representan momentos clave en la vida de nuestro protagonista, esto, junto a la música son los recursos que el juego utiliza para contarnos todo. Al tratar emociones comunes como el amor, la soledad, la ruptura, el dolor o la superación el jugador sigue su historia a través de conceptos básicos pero que tocan dentro del alma del que sostiene el mando.
Aumentar la narración es posible, diría que recomendable, pero no obligatorio. Esto es porque Arise dispone una serie de simples dibujos trazados con ceras de colores donde vamos a poder ampliar la información de cada momento de la vida de nuestro anciano protagonista.
Estos dibujos actúan a modo de coleccionable y nos van a invitar a explorar los escenarios más en profundidad para encontrarlos todos, algo que recomiendo encarecidamente, no porque te vayas a enterar más de la historia que, como digo, se compone de elementos sencillos, sino porque los mejores puzles, los más desafiantes, los he encontrado al buscar estos coleccionables, y de paso han alargado la duración de un título que no ha pasado de las 6 horas haciendo una exploración exhaustiva.
Su apartado artístico brilla por el diseño de sus escenarios, mundos oníricos en los que la naturaleza juega un papel principal y que consiguen abarcar un amplio espectro de entornos haciendo gala de una paleta de colores vivos que, junto con un estilo cel shading dotado de volumen en sus formas entra de maravilla por los ojos invitando al usuario a relajarse y disfrutar de la experiencia. Sólido técnicamente el juego hace uso de Unreal Engine para disponer todo en pantalla.
No he querido mencionar nada del apartado sonoro hasta este momento porque no quería desviarme de otros puntos sacándolo a colación. Las composiciones que nos acompañan durante toda la aventura son de una factura excelente, con melodías orquestales perfectamente integradas elevan cada imagen que aparece en pantalla y hacen que el juego se clave en nuestros corazones no solamente a través de los ojos y las manos, también de los oídos.
El culpable de este “stendhalazo” auditivo es David García, al cual ya le conocíamos la maña en títulos como Hellblade o RiME y confirma con Arise: A Simple Story que está llamado a ser uno de los grandes compositores de las próximas décadas dentro del mundo de los videojuegos y donde quiera llegar.
A pesar de que Arise: A Simple Story es un juego que ha sido diseñado esencialmente para un jugador, y así es como concebimos que se ha de jugar, el título cuenta con la posibilidad de jugar en cooperativo local con otra persona que se hará cargo de controlar el tiempo. Una opción que, lejos de ser la primera opción si que se puede convertir en una buena manera de revisitar el título y alargar así su duración.
En definitiva, Arise: A Simple Story es un título que se coloca al nivel de otras producciones nacionales como Gris o RiMe, un juego introspectivo que ha sabido equilibrar su narrativa dentro de una jugabilidad entretenida, y un diseño artístico y de escenarios por encima de muchos juegos con mayor presupuesto.
Conmover al jugador es algo que muchos juegos de corte independiente se proponen pero que, sin embargo, pocos consiguen y Arise lo hace de sobra sin descuidar su jugabilidad. Recomendado para todos los jugadores desde el primer día. Si tuviéramos más juegos como Arise: A Simple Story el mundo sería un lugar mejor.