Hace ya cerca de un año que se estrenó Battlefield 1. Tras casi 12 meses de actualizaciones y una expansión -They Shall Not Pass-, el juego de DICE acaba de recibir su segundo pack de contenido, llamado In the Name of the Tsar y, lo mejor de todo, todas sus cualidades siguen intactas, como el primer día. Aprovechamos la ocasión del estreno del nuevo contenido para volver a hablaros de uno de los mejores juegos actuales con este análisis de Battlefield 1 – In the Name of the Tsar.
Análisis de Battlefield 1 – In the Name of the Tsar
Imagino que algunos de vosotros habréis estado dándole duro a Battlefield 1 a lo largo de estos meses. En mi caso, no ha sido el juego al que más horas he dedicado, pero he seguido jugando habitualmente. Unas veces ha pasado más tiempo que otras, pero siempre, cuando he vuelto a ponerlo, he pensado lo mismo: menuda maravilla sacaron el año pasado DICE y Electronic Arts. Me sigue pareciendo alucinante en cada partida todo lo que pasa a nuestro alrededor y lo que se llega a sentir el fragor de la batalla mientras jugamos; en especial en el modo Conquista, donde más factores entran en juego, pero también en las Operaciones.
Por eso, mientras que en otros juegos el contenido del pase de temporada que se va lanzando termina siendo un mera excusa para volver a él un rato y recordarlo, en Battlefield 1 que llegue un nuevo contenido continúa creando expectación. Además, In the Name of the Tsar no solo llega cargado de contenido, que veremos a continuación, sino con una nueva ambientación. Seguimos en la Primera Guerra Mundial, sí, pero esta vez viajamos a tierras rusas, con escenarios muy amplios caracterizados por el blanco nevado de cada colina.
Un juego y dos guerras
En In the Name of the Tsar no solo asistimos a la Primera Guerra Mundial, sino también a la propia Guerra Civil Rusa. Mientras en la anterior expansión, They Shall Not Pass, la lucha por defender la patria francesa se convertía en el lema, ahora nos encontramos con un panorama bastante más desolador y crudo, si cabe, que quedará reflejado en los propios escenarios a los que asistimos. Mapas como Galitzia o Río Volga son un ejemplo de la situación en la que se estaba guerreando, lugares devastados y muy abiertos, que apenas dejan espacios para la cobertura. Otro, como Tsaritsyn, nos lleva a la propia ciudad, donde tiene lugar la lucha entre el Ejército Rojo y la Guardia Blanca. Y luego está Albión, un archipiélago helado en el que el ejército alemán intenta ganar terreno. Otra encarnizada lucha con espacios muy abiertos, pero caracterizados por las colinas de las pequeñas islas y los grandes terrenos que recorrer desde un punto a otro.
6 nuevos mapas en total, si contamos Paso de Lupkow, que llegó un poco antes, que no solo nos proponen un escenario diferente, sino también una forma de jugar que trastoca en cierto modo las rutinas habituales. Mapas muy abiertos en los que existen pocas coberturas y no queda mucho más remedio que salir a lucha a la intemperie una y otra vez si queremos capturar zonas. Incluso en la zona más urbana, en el mapa Tsaritsyn, donde una gran catedral destrozada se convierte en el centro de la lucha. Mención especial a Albión, un mapa que se hará muy raro de jugar al principio, por las largas distancias y disposición de las banderas.
Además de los mapas también encontramos dos nuevas Operaciones, cinco nuevos vehículos, trece nuevas armas, y un nuevo modo de juego. Respecto a las Operaciones, son Ofensiva Brusilov, donde el ejército ruso despliega nuevas tácticas en el frente oriental en 1916. Y Marea roja, en la que el Ejército Rojo y la Guardia Blanca se enfrentan en una guerra civil durante 1919. Sirven para ponernos un poco más en situación y aportar un poco más de variedad a las partidas de siempre. El nuevo modo de juego es Suministros, que nos propone como objetivo defender las zonas de reabastecimiento en las que los aviones irán dejando caer suministros. Vence el equipo que consiga recuperar más suministros. Aunque en realidad no llega a variar demasiado de los modos que ya conocemos, es una buena aportación. También se incorporan las especializaciones, que dan un giro de tuerca más a la personalización del soldado.
Conclusión
In the Name of the Tsar es muy interesante, ya que no solo nos permite echar un vistazo a otro de los frentes de la Primera Guerra Mundial, sino que nos propone un tipo de combate diferente con un importante cambio táctico. Demuestra que DICE tiene todavía mucho que ofrecernos con Battlefield 1, y que el Premium Pass no solo vale para amasar contenidos en el disco duro, sino que nos pone por delante experiencia diferentes, como ya ocurrió también con They Shall Not Pass. Lo próximo será el combate anfibio de Turning Tides.
En general es chocante enfrentarse a los mapas de In the Name of the Tsar por primera vez. Y digo a los mapas porque, hasta que nos habituemos a ellos, el nuevo terreno será nuestro principal enemigo. Podemos decir que hasta cierto punto la forma de jugar cambia en los nuevos escenarios, y eso es muy positivo para un juego que todavía tiene mucho que ofrecernos. Y como añadido a eso tenemos un montón de contenidos nuevos, que vuelven a estar acompañados de un apartado artístico impresionante. Si hay un pase de temporada que merezca la pena ese es, sin duda, el de Battlefield 1.