Hoy os traemos el análisis de Daymare: 1998 para Xbox One; juego que nació como remake no oficial de Resident Evil 2 y que terminó transformándose en un título propio. Daymare: 1998 nos presenta una premisa bastante conocida por los fans del género, que gira en torno a la expansión de un virus creado por una corporación científica. Este virus transforma a quienes lo sufren, convirtiéndolos en no muertos y amenaza con acabar con toda la humanidad. Daymare: 1998 parte de una una idea muy interesante, con ciertos cambios que la alejan de lo ya visto, aunque también fallos técnicos y jugables que empañan la aventura.
Invader Studios, equipo fan de los Resident Evil clásicos
Invader Studios es un equipo de desarrollo italiano que se creó en 2016, aunque formalmente lleve en la industria desde hace menos tiempo. El estudio se fundó entre un grupo de amigos y profesionales unidos por una misma pasión: el survival horror. Especialmente, el de la saga Resident Evil.
Tan es así que el primer proyecto de Invader Studios fue un remake “fanmade” de Resident Evil 2. Proyecto que consiguió millones de visualizaciones en YouTube. Sin embargo, el anuncio oficial del remake por parte de Capcom truncó este juego. Aunque no fueron todo malas noticias para Invader Studios, porque Capcom conocía de la existencia de este juego e invitó al estudio a que visitara sus instalaciones de Osaka.
Además, el estudio no abandonó por completo su proyecto, sino que lo transformó en Daymare: 1998. Juego que homenajea los elementos clásicos de la famosa saga de Capcom, pero que también cuenta una historia propia.
Daymare: 1998, volvemos al survival horror clásico noventero
“Han pasado varias horas desde que se cortaron las comunicaciones con los laboratorios Égida. Ahora, dos equipos altamente cualificados de H.A.D.E.S. (Hexaequipo Avanzado de Exploración y Sustracción) se dirigen hacia allí para investigar. Su misión es encontrar a los investigadores, quienes parecen haber desaparecido sin dejar rastro, y recuperar material clasificado para una rama secreta del Gobierno de los Estados Unidos.
Tras recibir la orden de de conseguir el acceso a los niveles inferiores del laboratorio, el agente especial Liev consigue colarse por una entrada secundaria; es ahí donde descubre que el sistema de seguridad ha puesto a todo el edificio en cuarentena, bloqueando cualquier forma de acceso, a modo de advertencia para posibles intrusos de que algún horrible experimento podría haber salido muy, muy mal…”.
Así comienza Daymare: 1998, survival horror en tercera persona que recupera los elementos clásicos del género. En esta ocasión, deberemos conocer el origen del terrible virus creado por una corporación farmacéutica, así como evitar que se propague por todo el mundo y acabe con la humanidad tal y como la conocemos.
Daymare: 1998 recupera todos los elementos jugables de sagas como Resident Evil o Silent Hill y que se aprecian desde el primer minuto. Después de elegir el nivel de dificultad que más nos interese, dará comienzo nuestra aventura.
Siguiendo la estela de los survival horror clásicos, los muertos no tardarán en levantarse y atacarnos. Por suerte, desde el primer momento iremos equipados con pistola y metralleta para poder defendernos. Sin embargo, a pesar de su interesante premisa, el gameplay no termina de convencer. El control es tosco y poco fluido, impreciso y algo torpe. Nos costará bastante apuntar y acabar con los zombies independientemente de la dificultad, aunque obviamente será más complicado cuanto mayor sea el nivel. Contaremos con un ataque cuerpo a cuerpo, al más puro estilo survival horror clásico, pero que tampoco gozará de demasiada precisión.
Los zombies son los principales enemigos del juego, víctimas del virus letal que no dejará de expandirse. Sin embargo, no encontraremos demasiada variedad en sus diseños. Prácticamente todos serán civiles en las primeras fases de la mutación, aunque también nos encontraremos en ocasiones con otros seres más monstruosos. Estos enemigos no solo nos pondrán las cosas difíciles para acabar con ellos, dado su aguante, sino también para librarnos de sus ataques. Será más que habitual que nos atrapen y nos lancen un humo verdoso, haciendo que vayamos perdiendo vida poco a poco. Ello independientemente de que nos encontremos a una distancia más o menos segura.
En esta ocasión, no solo nos encontraremos con balas, sino con cargadores que deberemos combinar con esas balas para llenarlos e ir bien equipados. Del mismo modo, nos encontraremos con objetos que nos permitirán recuperar vida, ya sea en solitario (como las barritas energéticas) o combinándolos entre sí. Esto resulta curioso y diferente, aportando un nuevo elemento a tener en cuenta mientras avancemos en nuestra aventura. Sin embargo, contaremos con un inventario limitado, así que tendremos que asegurarnos de quedarnos con lo que realmente nos interese.
Como buen survival horror, los puzzles también estarán presentes en la aventura. Algo que los fans del género agradecerán sin lugar a dudas. Sin embargo, los puzzles tampoco estarán demasiado bien explicados y las pistas escasearán. En muchos casos nos tocará tirar de nuestra propia lógica para entender qué es lo que nos piden e ingeniárnoslas para descubrir la solución. Algo que, en cualquier otra ocasión, sería todo un reto bien recibido. Pero, en Datmare: 1998, nos costará poner en práctica la solución que encontremos debido a los pocos recursos que nos dará el propio juego.
Además, Daymare: 1998 nos ofrecerá salas secretas a las que podemos acceder hackeando la puerta. El hackeo no presentará mayores dificultades, dado que será bastante sencillo acertar a lo que nos pide. Y la recompensa será salas con munición u otro tipo de objetos que nos podrán venir muy bien para la aventura.
A pesar de los defectos ya mencionados, lo cierto es que Daymare: 1998 mejora a medida que vayamos avanzando. Aunque tengamos que hacernos a los controles toscos y a su jugabilidad mejorable, es una aventura amena, que cuenta con los elementos suficientes como para querer seguir avanzando y conociendo el juego.
La historia ayudará a que nos interesemos cada vez más por el juego. Y lo hará por sí misma, sin copiar lo ya visto en otras sagas y con ayuda de sus propios giros argumentales, es bastante como para atrapar al jugador y querer seguir conociéndola, descubriendo qué será lo que ocurra a continuación. Personajes como Liev o Sam consiguen transmitir su propia personalidad, dándonos unos momentos muy interesantes, que invitarán a seguir continuando la historia.
Un apartado técnico poco pulido
Técnicamente, Daymare: 1998 no consigue destacar. Desde el primer momento, resulta palpable que Daymare: 1998 no cuenta con un presupuesto demasiado elevado y el apartado técnico es la prueba más clara de ello. Texturas poco logradas, popping al generarse los enemigos y escenarios y dientes de sierra son algunos de los problemas que más obvios resultan al jugador. El diseño de personajes, así como sus animaciones, también palidecen, haciendo que la historia no consiga cautivarnos como podría haber logrado.
El diseño visual mejora ligeramente al técnico, mostrándonos las localizaciones típicas de cualquier survival horror que los fans del gérnero agradecerán. Sin embargo, es cierto que los escenarios están bastante vacíos, sin más vida que la de los zombies que nos encontraremos en ciertos momentos. Y eso dificultará nuestra inmersión en el juego.
Daymare: 1998 llega con voces en inglés, subtítulos al español y una duración aproximada de 8 horas. Siendo un título aceptable en caso de que seáis fans del género y os apetezca revivir ese “lore” purista de los survival horror de los años 90.
Conclusión: una aventura mejorable, pero amena
Daymare: 1998 no es la secuela espiritual de Resident Evil ni mucho menos. Pero, dado el carácter independiente de su estudio creativo, está claro que tampoco lo pretende. La aventura presenta importantes fallos jugables, que harán de nuestra aventura algo poco fluido. Sin embargo, una vez nos hagamos a estas dificultades, Daymare: 1998 nos presentará una historia lo bastante interesante y amena como para que queramos darle una oportunidad. Sobre todo para los fans del survival horror noventero.