The Escapists nace como el proyecto de un hombre, Chris Davis, quien quería hacer un juego parecido al antiquísimo Skool Daze. Como muchos juegos independientes, Kickstarter fue el trampolín que impulsó a The Escapists, desarrollo que cobró importancia cuando una desarrolladora más importante, Team 17, metió manos en el proyecto.
Aunque lleva ya mucho tiempo en desarrollo, fue en la Gamescom 2014 cuando los usuarios de Xbox One nos enamoramos de The Escapists. No sé si por su estética retro, la moda lovepixel o por lo interesante de su mecánica y planteamiento. Salen muchos juegos independientes cada mes pero The Escapists es uno que llama poderosamente la atención. ¿Queréis saber por qué? Pues seguid leyendo, todas las claves de uno de los primeros indies del año en el análisis de The Escapists.
The Escapists
El título del juego y su portada deben darnos ya una clara idea de lo que va el videojuego. The Escapists, ‘los escapistas’ en castellano, es un juego donde la meta es escapar de una serie de centros penitenciarios.
El juego nos muestra con una estética de 8 bits una serie de 6 cárceles, de menor a mayor dificultad, en la que tendremos que emular la vida carcelaria en una cárcel española, imagino, ya que tienen teles de plasma y cable en cada celda. En estos centros encontraremos una serie de guardias, a cada cual más corrupto, y otros reclusos, cada uno con su distinta personalidad, demandas y necesidades.
El objetivo está claro, escapar de la prisión y, para ello, servirnos de todo lo que tenemos a nuestro alrededor, desde la infraestructura hasta los demás reclusos.
Poco más, The Escapists es básicamente un título en el que nos tenemos que fugar de la cárcel, ese es todo el marco narrativo del título aunque, claro está, su encanto reside en sus mecánicas.
Minecraft y Prison Break en 8 bits
Empezaremos The Escapists, tras el lógico y breve tutorial, en nuestra celda de una prisión de baja seguridad. Empezaremos muy perdidos, ya que el juego puede abrumar con la multitud de opciones que plantea. Por ello, seguramente comenzaréis el primer par de días realizando las tareas obligatorias, a saber: recuento por la mañana, desayuno, tiempo libre, tareas, comida, tiempo libre, ducha, gimnasia, cena, recuento, cama.
Os aseguro que los primeros dos, tres días os pasaréis el rato realizando las tareas ‘obligatorias’ para los presos. Poco a poco, cuando conozcáis como se mueven los personajes, como son las mecánicas de ‘diálogo’ y empecéis a familiarizaros con el inventario, empezaréis a ‘experimentar’, crearéis objetos que no utilizaréis, os interesaréis por las pertenencias de otras celdas colindantes a la vuestra cuando su inquilino no esté en casa, iréis al tablón de anuncio a conseguir un nuevo trabajo y, como yo, un día os saltaréis el desayuno y os pondréis en la tumbona. En ese caso, al desobedecer la norma impuesta, la presión policial irá aumentando entorno a nuestra persona, por lo que los guardias estarán más pendientes de todo lo que hagamos.
Y, por último, cuando encontréis entre las ropas de un recluso inconsciente por una paliza una pastilla de jabón metida en un calcetín, la equipéis y os de la curiosidad y ataquéis a alguien, os despertaréis en la enfermería. Tras esto debéis volver a empezar pero, claro, con más presión policial.
Esto, claramente, es opcional, sin embargo apuesto lo que sea a que lo haréis en el orden que lo he descrito. Una vez empecéis a pillar ‘como va la cosa’, dejaréis de jugar en la cárcel y empezaréis a jugar a The Escapists. Cuando juegas en serio a este título de Mouldy Toof Studio empezarás a forjar relaciones con reclusos y cumplir tareas que te harán más fácil ganar amigos, algo importante, y conseguir recursos para poder comerciar y conseguir, por ejemplo, el ansiado destornillador para desenroscar los tornillos que hay tras el retrete, algo que nos puede llevar a la celda de aislamiento o a las estancias previas a la salida. Aunque, claro, esto es muy sencillo. La primera prisión puede llevarnos desde un par de horas hasta las que queráis si no somos medianamente espabilados. Además, los guardias de este primer nivel son educados y comprensibles, algo que no ocurrirá en las últimas cárceles. Las últimas prisiones serán imposibles, ya que las tareas a realizar y la multitud de localizaciones harán muy difícil que escapemos de la cárcel, no ya por la dificultad en si, que también, sino por la ingente cantidad de horas que vamos a tener que echarle, además sólo guardamos cuando acabamos un día, lo que ocurre en unos pocos minutos, unos 10 o así, lo que no nos permite decir: »voy a dedicarle un ratejo, pego al guardia que me pidieron que pegara para conseguir 20 dólares y me piro». No, necesitamos cumplir el día, haciendo nuestras tareas o matando el tiempo, como queramos.
Hasta aquí fácil, ¿verdad? Le echamos horas, recopilamos objetos, pegamos a un par de guardias o presos… y todo bien guardando nuestros preciados objetos en nuestra cómoda hasta que, en una revisión rutinaria, un guardia o el alguacil pasa a nuestra celda, abre los cajones y nos cae una bronca del copón por tener un arma u objeto no permitido en nuestro poder. Eso, claro, si no somos capaces de entrar corriendo y tirarlo todo por el retrete, y no es una expresión, es que se podrá hacer.
Esto denota el grado de mimo que Mouldy Toof ha puesto en su pequeña obra, ya que simplemente se nos tiene que ocurrir algo, intentar hacerlo y ver como en el 90% de las ocasiones podemos hacer eso que hemos pensado.
Esta mezcla de día a día en la cárcel y la planificación estilo Prison Break funciona realmente bien aunque, como en casi cada gran juego, hay un par de puntos negativos que impiden que disfrutemos la experiencia de forma plena.
El primer punto negativo es la misma relación con los presos o, más bien, su memoria. Es posible que un buen día un fulano nos indique que debemos pegar en las duchas a otro recluso a cambio de material o dinero, algo que debemos gestionar. Nosotros lo hacemos y pueden pasar dos cosas: que el fulano al que hemos pegado no nos quiera ni ver, lo más normal, o que dicho fulano se muestre amable al cabo de los días, algo que no entendemos en el contexto en el que nos movemos.
El segundo punto desfavorable es la repetición de las mecánicas. Llegar a un nuevo sitio siempre es divertido, tienes el encanto de estar en una nueva prisión y no conocerla pero si saber como se juega. Sin embargo, al cabo de las horas, muchas en alguna prisión, muchísimas, las misiones se irán repitiendo y los favores no nos darán todo lo que nos merecemos, o creemos que nos merecemos, por lo que el avance será más lento aun.
Aun con estos puntos negativos, el fugarte y ejecutar tu plan es una sensación maravillosa que bien vale tomarte un día o dos de descanso y dedicarte a jugar a otra cosa, ya que te sientes reconfortado y aun así no estás listo para entrar en otra prisión. Y si no os pasa haceoslo mirar, ya que The Escapists es uno de esos juegos que ‘deja satisfecho’ y con ganas del cigarrito al acabar. Bien merecido, además.
The Escapists es un juego de estrategia, pura y dura, tenemos que ser inteligentes y los más golfos del lugar, sin embargo mucho se basa en la mecánica del ensayo-error, sobre todo a la hora de crear un tumulto o crear objetos ya que, aunque hay algún que otro consejito que nos da el juego, todo lo tendremos que adivinar. »Este cable es un objeto prohibido, ¿qué pasa si lo ‘mezclo’ con este palo de fregona?». Tendremos que saber qué objetos y combinaciones dan resultado, algo que nos llevará tiempo porque son varias decenas.
Aunque, eso si, hay una grandísima pega: la versión de Xbox One no tiene el editor de prisiones que si tiene la versión de PC, algo que no llego a comprender porque es algo que habría alargado sobremanera la experiencia del título.
El resultado, como digo, gratificante.
Belleza pixelada
El apartado audiovisual de este título será de los más cortos que haya descrito nunca. The Escapists es muy bonito, pertenece a la moda del amor al pixel que se ha impuesto desde hace un tiempo y consigue con unos cuantos colores y ‘cuadraditos’ representar lo que quiere representar. No hay ningún tipo de alarde y todo tiene un encuadre de juego clásico, no esperéis ver sombras dinámicas cuando os apunten con la linterna.
En cuanto al apartado sonoro, el juego se comporta perfectamente, de nuevo sin alardes pero con melodías que acompañan bastante bien.
Fuguémonos, Sucre
Si habéis entendido el subtítulo de la conclusión os aplaudo. En fin, The Escapists es el primer gran juego ‘pequeño’ del año, un juego que se adapta a la perfección a Xbox One y que llega en castellano algo que, por desgracia, tenemos que resaltar hoy día.
El resultado es un juego de estrategia pura y dura que combina lo mejor del crafteo y looteo con eso de darle al coco para salir de seis prisiones a cada cual más difícil. Nos mantendrá pegados a la pantalla durante horas (y horas y horas) y el resultado será un juego de los más gratificantes de cuantos he probado últimamente.
¿Por qué me están empezando a gustar este tipo de juegos independientes? Porque saben innovar, a su manera, y arriesgar con juegos que a priori pueden no llamarnos la atención pero que cuando os metéis en su mundo os atrapa, como este The Escapists u otro juego del estilo como This War of Mine, mucho más cruel, eso si, y que espero que llegue a consolas.
Tiene sus puntos negativos, como el editor de niveles, pero no es un juego que dependa de él, ya que es largo de por si.
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Lo bueno
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- Gratificante como pocos
- Juego de estrategia como pocos en la actualidad
- Las relaciones con los presos y el día a día en prisión
- Tenemos horas y horas por delante para disfrutar
- Las mecánicas de crafting y loot
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Lo malo
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- No tiene editor de prisiones en Xbox One
- Algunos fallos en las relaciones
- Mecánicas que pueden resultar repetitivas a la larga
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