Siete años han pasado desde que se lanzó la última entrega de Kingdom Hearts. Dream Drop Distance terminaba su secuencia de créditos con Riku y Sora alejándose hacia la luz, formando un 3 en números romanos, claro indicio de lo que nos esperaba en un inmediato futuro. Y así fue, en 2013 se anunció Kingdom Hearts III, con Tetsuya Nomura, su creador, a la cabeza. Seis años de desarrollo que se han hecho eternos han servido para traer la culminación de la saga del buscador de la oscuridad, el Maestro Xehanort. Kingdom Hearts III es el épico final de las aventuras que comenzaron hace ya diecisiete. Desde entonces hemos conocido multitud de personajes y hemos vivido incontables giros de guión, pero parece que todo acaba aquí. Trece seres oscuros contra siete custodios de la luz, la batalla final ha llegado.
La Guerra de las Llaves Espada
Kingdom Hearts tiene fama de tener una trama demasiado complicada para un juego de sus características, algo que es cierto a medias. La saga creada por Tetsuya Nomura presenta tantos personajes y situaciones a lo largo del tiempo que los trucos de guión son necesarios, algo que de primeras puede chocar pero que luego te sirve para admirar la capacidad de «costurero» que tiene Nomura. Con ocho juegos a sus espaldas, sin contar recopilatorios, la única manera de entender a la perfección lo que sucede en esta saga es jugarlo a todo. En su momento quizás requeríamos de una consola por cada juego disponible, ahora todos los juegos se encuentran en dos recopilatorios que esperamos lleguen algún día a Xbox One.
Dejando de lado la trama pasada de Kingdom Hearts llegamos al tercer juego numerado, que comenzará donde lo dejó el prólogo «Kingdom Hearts 0.2 Birth by Sleep – A Fragmentary Passage». Sora debe recuperar su fuerza y las habilidades que perdió en los acontecimientos del anterior juego, para ello debe visitar a Hercules, quien en su día sufrió el mismo destino.
Kingdom Hearts III nos contará la historia de Sora y sus amigos así como la propia historia de cada mundo de Dinsey/Pixar que visitemos. Hércules, Toy Story, Enredados, Monstruos SA, Frozen, Big Hero 6, Winnie the Pooh y Piratas del Caribe serán los mundos del gigante de la animación que visitaremos, cada uno de ellos hará que el estilo gráfico del juego se adapte al estilo propio del mundo.
Los mundos de Disney conformarán gran parte de nuestra aventura, suponiendo entre dos horas y media o tres horas de juego para terminar cada mundo. La trama que se desarrolla en cada uno se entrelazará con la propia trama de la saga Kingdom Hearts, haciendo que la nueva Organización XIII siempre esté detrás de las desgracias que sucedan. La búsqueda de una caja, la simulación de un corazón, el estudio de los lazos entre corazones, nuevos portadores de la luz… Esta vez se consigue que las tramas propias y de Disney se fundan en una simbiosis perfecta que apoya la narrativa del juego de cara a su desenlace épico.
Los mundos de Disney y Pixar os llevarán unas 20-25 horas de juego, dejando para el final los mundos propios de Kingdom Hearts y la traca final de la historia, que os pude llevar otras 5 horas más.
Golpes, luces y fantasía
En su día se podía considerar Kingdom Hearts como una alternativa fresca a todo lo que lanzaba Squaresoft. Alejándose del clásico rol por turnos su gameplay se basaba en la acción y la batalla en tiempo real. A lo largo de los años Final Fantasy ha ido apartándose de sus sistema clásico y abordando un enfoque de acción, y es que Kingdom Hearts III y Final Fantasy XV comparten muchas similitudes en su gameplay.
Si habéis jugado las anteriores entregas de la saga, creo que la mejor manera de describir el gameplay de esta entrega sería decir que es como el de Kingdom Hearts II con todo lo aprendido en Birth by Sleep y Dream Drop Distance. El juego ha ganado en velocidad y dinamismo, así como en movimiento. También vuelven a tener gran peso los comandos de magia, a lo que debemos añadir las distintas llaves espada, cada una de ellas con dos transformaciones y poderes especiales.
Como buen juego de rol no debemos descuidar las características de nuestro equipo ni el de nuestros amigos Donald y Goofy. Mejorar su armas, equipo y accesorio es clave para que sean útiles en la batalla. Las habilidades se desbloquean a medida que avanzamos y subimos de nivel, pero debemos activarlas nosotros, de manera manual desde el menú, con la pega de tener un límite de «puntos de habilidad» que irá creciendo según nuestro nivel y equipo. Debemos ser inteligentes a la hora de seleccionar las habilidades que queremos llevar, sobre todo al principio, cuando los puntos escasean.
Volviendo al combate, debemos combinar nuestros ataques con hasta 3 llaves espada, la magia y las atracciones. Sí, por si no tuviésemos suficientes elementos en pantalla, al equipo de Kingdom Hearts III se le ocurrió incluir diferentes atracciones clásicas que hacen el papel de habilidades especiales, que sirven para acabar con una gran cantidad de enemigos. Si bien resultan útiles cuando necesitamos un empujón extra en la batalla y espectaculares por su disposición y mimo, al final acaban cortando el ritmo frenético del combate.
Cada mundo nos presentará distintos tipos de enemigos, desde sincorazón a nescientes, pasando por los incorpóreos. Diferentes tamaños y diseños (todos ellos espectaculares) harán que nos de absolutamente igual estar en combate, ya que es divertido y variado. Quizás la mayor pega que le podemos poner al combate, quitando lo «cortarrollos» que son las atracciones, es la cámara, que sigue la corriente histórica de la saga y nos volverá locos en más de una ocasión.
El planteamiento del juego no se limitará a la batallas y el combate puro y duro, ya que Kingdom Hearts III está plagado de minijuegos. Algunos de ellos optativos, como los juegos de móvil o la cocina, y otros obligatorios. Esos minijuegos sirven para romper la dinámica de combate-cinemática-combate y aportan algo distinto al juego, aunque en ocasiones hacen que añoremos el combate. Buscar X objetos para continuar o recorrer X camino de manera acrobática son dos ejemplos de casos en los que se nos puede hacer pesado el minijuego, pero por otro lado tenemos las batallas navales del mundo de Piratas del Caribe, con mejoras propias para el barco. En la variedad está el gusto.
Siguiendo con los minijuegos, toca hablar de la nave Gumi. Quizás no soy el ser más objetivo del planeta en este caso, ya que el primer Kingdom Hearts hizo que odiase dicha nave. En la segunda entrega recobré un poco la fe y en esta tercera entrega debo decir que está muy bien llevada. Recorreremos el espacio entre cada mundo como si de un RPG clásico se tratase, ya que en cuanto nos acercamos a una zona de batalla pasamos al «mapa de combate» donde incluso los controles de la nave cambian. Por momentos me recordaba a las fases aéreas de NieR: Automata, donde el mecha de 2B adoptaba posición de vuelo y de combate, con controles parecidos en ambos juegos. El caso es que la nave Gumi está bien en esta entrega, sirve para dar un toque de exploración por el espacio y los combates son divertidos. Alguna que otra vez nos liaremos con los controles, pero nada exasperante.
Guerra de estilos
El apartado gráfico de Kingdom Hearts III merece un artículo para él solo. Ya no estamos hablando de unos diseños de personajes excelentes, sino del trabajo de adaptar el trabajo realizado en el juego a cada estilo de los mundos que visitamos. Así pues, en Hércules veremos los efectos de humo, fuego y demás con un estilo «cartoon», en Toy Story los protagonistas se transformarán en juguetes y se imitará hasta el más mínimo detalle (costaría diferenciar la película del videojuego en una comparativa) la animación 3D de Pixar, igual que en Monstruos S.A. con nuestros protagonistas convertidos en monstruos. En los mundos de Big Hero 6, Frozen y Enredados quizás es donde menos trabajo de adaptación de estilos han tenido los creadores, algo que han compensado con unos enemigos más trabajados. Mención especial al estilo de libro de dibujos que vemos en el mundo de Winnie the Pooh y al espectacular apartado gráfico presente en Piratas del Caribe, olvidando lo atroz que fue la inclusión de este mundo en Kingdom Hearts II por lo mal adaptados que estaban los personajes de Square Enix.
En muchas ocasiones nos preguntaremos si lo que estamos viendo en pantalla es una cinemática pre-renderizada o en tiempo real. El Unreal Engine 4 demuestra su músculo gráfico en un juego donde la gran mayoría de escenas se llevan a cabo en tiempo real, con una transición al gameplay que seguro sacó alguna que otra lágrima al fan más clásico. En momentos clave, el juego tirará de escenas pre-renderizadas con el propio Unreal 4, como cierto punto álgido de Frozen o la escena final de Piratas del Caribe, que rinde homenaje al final de la tercera película, una escena que pese a ser CGI consigue borrar por completo la línea entre película y videojuego. Como ejemplo, la imagen que tenéis abajo.
Como broche de oro al apartado técnico tenemos la espectacular banda sonora de Yoko Shimomura, compositora de la saga desde su primera entrega. Shimomura ha creado un estilo propio para esta saga y en Kingdom Hearts III se refleja, con una banda sonora soberbia. A su trabajo hay que añadirle los temas de Utada Hikaru: ‘Face my fears’ (en colaboración con Skrillex) y ‘Don’t think twice’. Temas que quedarán en la memoria de los fans como el ya mítico ‘Simple and clean’.
Las voces, como es costumbre en la saga, están en inglés, con una gran actuación de Haley Joel-Osment en el papel de Sora. La mayoría de personajes de Disney/Pixar cuenta con su actor original, lo que es un extra para los fans de la VOSE. La localización al castellano cumple de sobras, como es habitual.
Conclusiones: Análisis de Kingdom Hearts III – Xbox One
Es muy difícil cumplir las expectativas que generas a lo largo de tantos años. Si bien Kingdom Hearts III se anunció en 2013, muchos fans omitieron los lanzamientos que se produjeron después de Kingdom Hearts II, ya que los juegos eran para consolas portátiles. Eso no quita que esos juegos sean menos importantes (se me hace impensable que alguien pueda entender este juego sin haber jugado a Birth by Sleep y Dream Drop Distance a parte de los títulos numerados), pero en el ideario del fan medio de videojuegos existe la concepción de que «se lleva esperando a Kingdom Hearts 15 años». Pero bueno, en cualquier caso han sido 5 años y medio desde su anuncio el tiempo que ha pasado. Tiempo suficiente en el que se han temido cancelaciones, retrasos e incluso que fuese un juego decepcionante, por suerte estamos en el caso contrario.
Kingdom Hearts III es un juego excelente, el mejor de la saga. Su retorcida narrativa y los trucos de Tetsuya Nomura hacen que en ocasiones se te quede cara de tonto y tengas que pensar dos veces sobre todo lo que sucede. La capacidad del creativo japonés de hilar las diferentes tramas, que comprenden más de diez años de historia, haciendo que todo desencadene en un final apoteósico es algo admirable y solo al abasto de los más grandes. Claro que por este mismo aspecto, Kingdom Hearts III no es un juego para novatos. El título intenta recordarte en todo momento escenas de anteriores juegos, con flashbacks incluidos, incluso cuenta con una sección en el menú donde se puede revisar la trama de los anteriores juegos, pero por mucho que lo intenta es complicado y -una vez más- la mejor manera de entender la saga es jugarla.
El gameplay, el diseño de personajes, el apartado gráfico y la banda sonora son los apartados donde Kingdom Hearts III consigue la excelencia, con escenas de lo más épicas, combates divertidos, momentos emotivos y canciones que perdurarán en nuestra memoria. Sora, Donald y Goofy, gracias por todo.