Hace menos de dos años llegó al mercado Road 96, lo nuevo del estudio francés DigixArt, también creadores de 11-11 Memories Retold. Esta aventura narrativa estilo road movie y generada proceduralmente nos llevaba hasta Petria, un país gobernado por un régimen dictatorial del que los más jóvenes tratan de escapar en busca de oportunidad, cruzando el muro que separa las fronteras hacia la libertad y a sabiendas de que ponían su vida en peligro al hacerlo. Ahora, solo unos meses después, la compañía gala regresa con un spin-off precuela que nos pone en la piel de un conocido personaje de la entrega original y que apuesta por un enfoque muy distinto, y de primeras, extraño, pero que nos ha acabado convenciendo al cien por cien. Te contamos cómo es y qué nos ha parecido en nuestro análisis de Road 96: Mile 0.
Análisis de Road 96: Mile 0
Una mattina mi sono alzato
La propuesta de Road 96, como comentábamos anteriormente, nos ponía cada vez en la piel de un personaje distinto que debía sobrevivir hasta escapar de Petria en todo tipo de situaciones generadas proceduralmente y que nos iban contando las historias de múltiples personajes cuyas vidas estaban entrelazadas. Mile 0 opta por algo muy diferente. Podríamos definirlo como una particular y acertada mezcla de juego rítmico/musical con secciones de aventura narrativa al más puro estilo Life is Strange. El juego de DigixArt nos permite controlar a dos personajes: Zoe, que regresa tras su aparición en el Road 96 original; y Kaito.
El intríngulis de ambos personajes reside en que se trata de dos amigos inseparables pero que pertenecen a dos estratos sociales opuestos. Zoe es la hija del ministro de petróleo, la principal arma económica de Petria; Kaito es hijo de inmigrantes asiáticos y viven en los barrios bajos de la ciudad con enormes dificultades económicas. Ambos comparten un escondite en el que se ven a diario. Allí hablan de sus metas e ideología, del pasado, de su fallecida amiga Aya, de la Brigada Oscura y de cómo esta es la que se opone en la sombra al dictatorial gobierno de Tyrak.
Road 96 ya lo era, pero Road 96: Mile 0 es un juego diferente porque habla de política, de sociedad y lo hace a través de las emociones de dos adolescentes. Son pocos los títulos de la industria del videojuego que se atreven a abordar esta suerte de temáticas, pero lo cierto es que DigixArt parece haberle cogido el punto al género. Mile 0 vuelve a tratarlo con tino y con su toque paródico. Tal vez en ocasiones peque de explicitar en exceso las críticas y lo vuelva demasiado obvio para que todo tipo de público pueda disfrutar de su propuesta, pero también retrata a la perfección cómo es una sociedad regida por una autocracia de este calibre.
Dos formas de ver el mundo
En las partes jugables más cercanas a la aventura narrativa estilo Life is Strange (por entendernos), Road 96: Mile 0 nos ofrece la libertad de explorar los escenarios, opciones de diálogos para dotar de nuestra personalidad a los dos personajes y también califica nuestras acciones con una barra kármika de lo más particular. El centro de la trama nos habla del atentado del 86 en Petria, que desde el gobierno se atribuye a la Brigada Oscura, aunque los revolucionarios creen algo muy distinto. Zoe, rica y acomodada, parte desde la postura de creencia en el gobierno de Petria, pero nuestras acciones pueden llevar su pensamiento hacia la duda razonable. Kaito, pobre e idealista, parte desde el punto de vista revolucionario, pero podemos llevarle hacia el conformismo.
Cada vez que hacemos algo que modifica la barra de karma de Zoe y Kaito el juego se encarga de notificarnos con una fuente de letra importante que dicha elección tendrá consecuencias. Lo cierto es que en determinado punto del juego el carácter que hayamos escogido para cada uno de los personajes tendrá influencia en la historia y en su desarrollo. Nos hubiera gustado que las opciones que nos llevan a un lado u otro de la ideología de los dos protagonistas fueran menos obvias y que cada vez que tomáramos una decisión nos lleváramos la “sorpresa” de ver hacia dónde nos lleva dicha elección. El juego, sin embargo, sitúa un claro símbolo al lado de cada opción de diálogo y de interacción que nos indica qué supondrá responder o ejecutar la opción en cuestión. Comprensible, pero podría haber sido más imprevisible. Hubiera ofrecido más dinamismo a la obra.
Que el ritmo no pare
El componente diferencial de Mile 0 con respecto a Road 96 son las fases rítmicas y musicales. Se trata de secciones en las que tenemos que saltar por encima de obstáculos, agacharnos por debajo de otros y coger todos los coleccionables posibles para obtener la mayor puntuación que podamos. Todo ello se produce al ritmo de la música que suena en cada situación, con fantásticas elecciones musicales que se adaptan a la perfección al momento de la historia en el que nos encontremos. A medida que avanzamos en el juego se van incorporando nuevas mecánicas que permiten que cada sección rítmica tenga su propia personalidad, aunque nada especialmente memorable.
Estas fases son funcionales y hasta divertidas, pero no son el punto fuerte del videojuego. Son también un añadido interesante más allá de lo jugable porque DigixArt las utiliza para dar un sentido narrativo a las secciones. Sin embargo, no las consideraríamos como uno de los mejores juegos rítmicos/musicales que hemos visto. El estudio francés sí ha dotado a esta mecánica de una gran rejugabilidad. Es muy fácil fallar varias veces en el primer intento y conseguir una mala puntuación, de modo que podemos repetir el recorrido tantas veces como queramos para maximizar nuestro rendimiento antes de seguir con la historia.
Conclusiones
Road 96: Mile 0 prescinde de la narrativa procedural que convirtió en un éxito al juego original en un giro de tuerca arriesgado e interesante a partes iguales. En esta ocasión mezcla narrativa de exploración al más puro estilo Life is Strange con curiosas fases rítmicas y musicales que no son sobresalientes pero que aparecen con acierto y con ofreciendo un componente de rejugabilidad. Mile 0 recupera a personajes conocidos y añade otros con personalidad propia y, lo que es más importante, trata temas poco frecuentes en el mundo del videojuego como la política, la sociedad, la ideología y cómo todo ello influye en las vidas de las personas. Un juego distinto y digno de tener en cuenta, incluso si no te llama la atención que sea tan diferente a Road 96.