Ya está aquí el primer análisis de SomosXbox para Xbox Series X|S. Estos últimos días os he contado las bondades de ambas máquinas con comparativas de tamaño y mis impresiones sobre ellas en dos extensos análisis que me robaron más horas de sueño de lo que podéis imaginar. Pero ahora viene lo importante: los juegos. Aquí tenéis el análisis de Yakuza: Like a Dragon en Xbox Series X|S, el primer juego que pudimos probar (y disfrutar) en las máquinas de nueva generación de Xbox.
Ya os adelanto que obviamente Yakuza: Like a Dragon no es una demostración del potencial de Xbox Series X|S. La saga siempre ha contado con un nivel gráfico aceptable, destacando la evolución con su reciente motor, el Dragon Engine, que después de ser utilizado en Yakuza 6, Yakuza Kiwami 2 y Judgment, se ha adaptado para esta nueva generación de consolas.
Aunque muchos de vosotros quizás esperáis un análisis más técnico y sobre las capacidades de las nuevas consolas con sus juegos Optimizados, ya os adelanto que Yakuza: Like a Dragon no es el juego más indicado para sacar conclusiones, quizás otro juego del que veréis su análisis en unas pocas horas sí que toma -y con creces- ese papel-. De momento, y sin enrollarme más, os dejo con el análisis de SomosXbox de Yakuza: Like a Dragon.
El camino del héroe
Yakuza: Like a Dragon es un homenaje al rol, un juego que bebe y replica todo aquello que los aficionados a los JRPG han jugado a lo largo de tantísimos años y lo mejor es que no se esconde. El nuevo protagonista de la saga, Ichiban Kasuga, no para de mencionar Dragon Quest, el protagonista «Hero» y los sucesos más comunes de un JRPG, así como la típica aventura heroica que viven.
El caso es que, antes de nada estamos ante un Yakuza, una saga que se ha caracterizado a lo largo de los años por ofrecer 3 pilares básicos: combate dinámico beat em ‘up, una trama madura, profunda y rebuscada y un mundo lleno de posibilidades en el que pintorescos personajes nos brindan sucesos de lo más extraños envueltos en el humor japonés más puro. De esos 3 pilares, hay uno que desde Ryu Ga Gotoku Studio han derribado a base de martillazos hasta no dejar ni los cimientos, aunque os hablaremos de él un poco más tarde.
Volviendo a la trama, Ichiban es un Yakuza de poca monta de la familia Arakawa, una subsidiaria del Clan Tojo. Si habéis jugado a los 3 primeros juegos (y únicos disponibles hasta el momento en Xbox) seguramente os suene ese clan. Efectivamente Yakuza: Like a Dragon, pese a tratarse de una nueva trama y un soft-reboot de la saga, sigue ambientado en el mismo mundo y todo aquello que sucedió en la trama del bueno de Kiryu es canon.
Yakuza para novatos
Sí, tal y como os contó mi compañero Alberto en sus impresiones sobre Yakuza: Like a Dragon y lo abierto que es de cara a nuevos jugadores en la saga, esta entrega tiene mayor componente sentimental si hemos pasado por la vida de Kiryu, ya que entenderemos multitud de referencias. Si no lo hemos hecho tampoco nos perdemos nada «relevante». Seguiremos comprendiendo la trama, pero quizás nos cuesta más entender conceptos como la guerra entre el Clan Tojo y la Alianza Omi.
En cualquier caso, el juego cuenta con descripciones y tutoriales, así como una recreación (casi excesiva) en explicar hasta el más mínimo detalle de todo. Así que no os preocupéis si solo habéis jugado a esos 3 Yakuza o simplemente este es vuestro primer Yakuza.
Kiryu e Ichiban, dos formas de ver el mundo
Una vez más y después de todas estas aclaraciones, vuelvo a Ichiban. Su historia es de lo más interesante y con bastantes similitudes con la de Kiryu. Ambos son niños huérfanos cuyos verdaderos padres son desconocidos y han basado su vida según los trabajos de sus padres adoptivos. Mientras que Kiryu se metió de lleno en el mundo de la Yakuza gracias a Kazama, Ichiban creció en un Soapland, un lugar típico japonés donde las mujeres dan masajes y baños a sus clientes.
Después de meterse en problemas de lo más serios durante su adolescencia, Ichiban se ve entre la espada y la pared. A su rescate acude Arakawa, el patriarca de la familia Yakuza del mismo nombre, quien rescata a un joven Ichiban que había cabreado a las personas equivocadas. Desde entonces, Ichiban queda impresionado por la figura de Arakawa e intenta agradecer por todos los medios posibles que le salvase la vida. Después de mucho insistir, Arakawa conoce la historia de Ichiban y de cómo se crio, conmovido por su fidelidad y trasfondo lo acepta en su familia.
Como podéis ver, mientras Kiryu parecía destinado a vivir en la Yakuza, Ichiban quiere estar en ella de forma voluntaria. De hecho, la personalidad de ambos protagonistas dice mucho de cada uno. Kiryu es la figura clave del héroe clásico japonés, esa persona que se muestra impasible generalmente, cuyos pensamientos más humanos se guarda para sí mismo, un hombre al que hemos visto reír y llorar, pero sólo en aquellos momentos clave.
Kiryu es un personaje maravilloso y con muchísimas capas, pero sí que es cierto que se rige por unos estándares muy marcados de la cultura japonesa más clásica. Mientras tanto, Ichiban sería el héroe moderno japonés. Esa persona que en todo momento sabemos cómo se siente por cómo lo demuestra con sus expresiones o entonaciones, donde no necesitamos un monólogo interior para conocer sus intenciones, quizás podríamos incluso decir que primero actúa y luego piensa.
Ichiban es más humano, más normal. Es una figura moderna de héroe con el que podemos empatizar desde el primer momento y en ciertos momentos se muestra como justamente la inversa de lo que sería Kiryu. Curiosamente, el atuendo de ambos es el mismo, pero intercambiando los colores de la camisa y la chaqueta, un detalle de lo más interesante y una pista de lo que RGG Studio pretende.
Una historia de traición y de comenzar de 0
Yakuza: Like a Dragon vuelve a recaer en las manías de anteriores entregas de la saga, como es la de presentar a unos personajes, introducir un suceso dramático, hacer que uno de ellos pase por la cárcel y que al salir a la calle todo haya cambiado. Sin hacer mucho spoiler por si no lo habéis jugado, pero es inevitable que las primeras horas de Yakuza: Like a Dragon os recuerden mucho a lo sucedido en Yakuza Kiwami (Yakuza 1). En este caso es Ichiban el que, para devolver por fin el favor a Arakawa, acepta una sentencia de prisión que lo tendrá más de 15 años en la cárcel.
Al igual que Kiryu en su día, Ichiban admite cometer un crimen que él no hizo, todo para (en este caso) demostrar su lealtad a la familia y a Arakawa. Ichiban es sentenciado y se pasa 18 años en prisión, al salir las cosas son diferentes y tras unos desafortunados sucesos despierta en Yokohama, muy lejos de Kamurocho y acompañado por varios sintecho.
Al igual que la saga, Ichiban tiene que empezar de 0 y forjar su propio camino. Con la ayuda de los personajes que se vaya encontrando en su camino, Ichiban debe desentrañar una conspiración que involucra a la Yakuza y varias mafias, a la que años atrás fue su propia familia y a una guerra que se extiende durante décadas.
Ichiban Kasuga debe realizar su propio camino del héroe. Ahora él es el protagonista.
Una broma que resultó ser cierta
Nunca me olvidaré del April Fools de 2019. En ese día que para el resto del mundo es el equivalente al Día de los Santos Inocentes en España, RGG Studio subió un vídeo donde se mostraba el nuevo sistema de combate de Yakuza, que pasaba de la acción desenfrenada del beat em ‘up a los turnos propios de un JRPG. «Vaya broma más buena», pensamos todos.
Ya, bueno, resulta que no era una broma.
Yakuza: Like a Dragon tiene un sistema de JRPG puro y duro. Literalmente contaremos con un grupo de aliados y deberemos acabar con enemigos siguiendo unos turnos establecidos. Obviamente, y como en todo JRPG, podemos contar con habilidades o potenciadores para atacar más seguido, bajar las defensas del enemigo, subir las nuestras o realizar lo propio con otras características como el ataque.
Este nuevo sistema de combate no tan solo dota de un soplo de aire fresco a la saga Yakuza, sino que también permite que los japoneses hayan podido profundizar en multitud de estadísticas que afectan al devenir de los combates. El equipo que compremos, los consumibles a utilizar o las habilidades nos permitirán gozar de ciertas ventajas en combate. También tendremos multitud de enemigos que tendrán sus propias fortalezas y debilidades, así que tendremos que configurar nuestro grupo para que sea variado y pueda acabar con todo tipo de enemigos.
De hecho, para esta personalización contamos con los Trabajos. Ichiban y los suyos comienzan como desempleados, así que tienen que ir a bolsas de trabajo para allí encontrar sitios en los que trabajar y ganar dinero y experiencia. Esos trabajos definen las características de nuestro personaje y le otorgan habilidades especiales.
Por ejemplo, tras acabar el prólogo, nuestro «trabajo» será el de ser un héroe, lo que nos dará ciertas habilidades y estadísticas propias. A medida que juguemos con ese trabajo seleccionado mejoraremos esas estadísticas y las habilidades, que incluso se pueden quedar más adelante si decidimos cambiar de trabajo.
Cada trabajo contará con sus propios niveles y actividades, de forma que podemos ir cambiando entre ellos según el tipo de combate que se presente o si queremos mejorarlos todos. Además de para Ichiban, estos trabajos también se aplican para los miembros de nuestro grupo.
Un nuevo mundo
Cabe decir que pese a ser el primer Yakuza JRPG, es increíble el mimo puesto y lo natural que resulta. En ningún momento notamos que el sistema desentone. De hecho, la multitud de referencias a los RPG japoneses durante la trama y la concepción de Ichiban como un héroe de Dragon Quest hacen que este sistema tenga más sentido que nunca. Pero es que, de verdad, los fans de los RPG os encontraréis un sistema de lo más profundo, donde podréis indagar en todo tipo de características y habilidades para todos los miembros del grupo.
El sistema de combate nos ofrece varias opciones, con una interfaz que me recuerda muchísimo a la de Persona 5. Contamos con una rueda de acciones a nuestra izquierda donde podemos realizar un ataque normal que no consume puntos de energía, utilizar una habilidad, consumir un objeto, defendernos o realizar una invocación.
Yendo por partes, las habilidades pueden ir desde ataques potentes tanto a un enemigo como a un grupo de enemigos, un potenciador de estado o reductor en caso de afectar a enemigos, habilidades especiales en grupo y un largo etcétera que seguro conoceréis todos los fans del JRPG. Por otro lado, los consumibles nos sirven para recuperar salud, energía o potenciar estados. El hecho de defendernos hará que si un enemigo está preparando un potente ataque, mientras este lo carga nosotros podamos cubrirnos y recibir mucho menos daño.
Por último, las invocaciones nos traerán a todo tipo de personajes pintorescos a ayudarnos. Sin hacer spoilers, seguramente reconocéis varios rostros. Básicamente, a cambio de unos cuantos Yenes, acudirán a nuestra llamada para acabar con los enemigos que tengamos por delante.
Por otro lado, durante el combate debemos pulsar botones de forma correcta para realizar un mayor daño al enemigo durante nuestros ataques, así como durante los ataques enemigos para defendernos y que nos hagan menos daño.
Misiones de todo tipo, pero con un toque personal
Voy a ser pesado con esto, pero Yakuza: Like a Dragon bebe de muchísimos JRPG. Desde Dragon Quest a Persona, pasando incluso por Pokémon. De hecho, de parte del juego de Atlus heredamos un sistema que en su día me maravilló y es el de los Confidentes. En Yakuza: Like a Dragon se limita a los miembros de nuestro grupo, pero es de lo más útil. ¿Qué implica este sistema? Pues que el hecho de tener a un miembro en nuestro grupo no solo se limita a las batallas, tenemos que pasar tiempo con ellos.
A lo largo de la historia desbloquearemos lugares donde podemos pasar el tiempo con nuestro grupo, escuchar sus penas, compartir momentos de todo tipo y estrechar lazos. Mientras más alto sea el vínculo con nuestros compañeros, mejores serán sus habilidades y más nos beneficiará a nosotros tenerlos en el grupo. Así que podemos decir que no tan solo estamos ante un JRPG, sino que también tenemos una especie de «simulador social» (con muchísimas comillas) donde las relaciones con nuestros amigos son de lo más importantes en un grupo que pueden formar hasta 7 personajes de lo más variopintos.
Siguiendo con las similitudes con los JRPG de más éxito, cada capítulo de la historia nos presentará una trama en la que habrá un día clave donde deberemos derrotar a un jefe clave. Justamente a ese jefe accedemos después de recorrer una mazmorra repleta de enemigos, ¿no os suena? (Ya paro, de verdad).
Quizás esas son las similitudes más superficiales y que veréis casi nada más empezar, aunque también encontraremos otros easter eggs maravillosos, como el tener una Pokédex de Yakuzas a la que accedemos después de que un extraño doctor nos haga elegir entre un Yakuza rojo, azul o verde. Esa Sujidex nos pedirá «coleccionar» hasta 252 Sujimon, así que ya sabéis. ¡Házte con todos!
Por otro lado, como comenté antes, los artículos que compremos servirán para todo. Así que podemos ir a un Sex Shop y comprar un consolador gigante que nos ofrezca realizar un mayor daño al enemigo que un bate de béisbol. Las posibilidades son casi infinitas y cada objeto nos aportará algo ya sea en ataque, defensa o estados.
En cuanto al desarrollo de las misiones principales el hilo principal es el comentado anteriormente. Tendremos una trama que seguir durante cada capítulo donde disfrutaremos de misiones de todo tipo que se resolverán en combates por turnos. En el tramo final del capítulo nos enfrentaremos a una mazmorra que podemos explorar para conseguir recursos y que desembocará en una batalla de jefe.
Un mundo a nuestra disposición
Pese a visitar Kamurocho en los compases iniciales, el juego transcurre en Ijincho, una región de Yokohama de un tamaño considerable que cuenta con diferentes distritos. Contar con semejante tamaño hace que cada distrito esté diferenciado y ofrezca experiencias de lo más distintas. En el distrito inicial, donde nos encontramos viviendo como un sintecho contaremos con actividades que consisten en recoger latas y demás basura para poder ganar unos pocos yenes.
En el distrito de ocio encontraremos bares de todo tipo e incluso un karaoke donde podremos estrechar lazos con nuestros amigos. En la zona más turística tendremos restaurantes y bares de comida rápida que nos ofrecen menús económicos. Y en cuanto a las misiones secundarias… es un Yakuza. Si la trama principal es seria, elaborada y dramática, las misiones secundarias dejan aflorar el lado loco y humorístico de los japoneses, con situaciones variadas y de todo tipo que nos harán reír como nunca.
Además, al tratarse de un JRPG, podremos tomar decisiones durante muchas de estas misiones, de forma que tendrán un efecto en nuestras estadísticas sociales, que a su vez nos servirán para afrontar de diferentes formas otras misiones.
Y por si eso fuese poco, Yakuza: Like a Dragon tiene infinidad de minijuegos, máquinas recreativas de juegos clásicos de SEGA y todo lo que nos podamos imaginar. Es un juego que, tranquilamente, os podéis pasar y no habréis ni completado un 10% de lo que puede ofrecer. De hecho, se os puede ir a más de 150 horas de juego si decidís ir jugando lo principal y completando aquellas cosas secundarias que se os pongan por delante.
¿Es Yakuza: Like a Dragon un juego next gen?
La respuesta rápida a esa pregunta es sí. La respuesta larga es sí, pero no aprovecha muchísimas de las cosas que ofrecen tanto Xbox Series X como S. Yakuza: Like a Dragon es un juego que se ve tremendamente bien, sobre todo en las escenas cinemáticas en tiempo real, donde los modelados del Dragon Engine son excelsos. Por otro lado y durante el gameplay normal, el juego recae en los mismos fallos que otros juegos de la franquicia: texturas, el juego durante el día, escenas más rudimentarias y la ausencia de lip-sync.
Yakuza en Xbox Series X se puede jugar a 1440p y 60fps o 4K nativos y un framerate que oscila entre los 30 y 40fps. Mi más sincera recomendación es que lo juguéis a 60fps porque el juego va tremendamente fluido, sin caída ninguna y la diferencia de resolución respecto al otro modo no es demasiado notoria. En cuanto a Xbox Series S tenemos los mismos modos de juego pero con una rebaja de resolución a 1080p en el caso del modo fluido y 1440p en el de resolución. Si queréis ver las capturas de este análisis y otras cuantas más a su resolución original las podéis consultar aquí o en la galería de justo abajo:
El caso es que Xbox Series X podría mover el juego sin despeinarse a 4K y 60fps, lo que denota un poco de falta de optimización por parte de RGG Studio, que se ha visto obligada a retrasar la versión de PS5 a marzo de 2021. Quizás porque no le daba para trabajar en ambas de lanzamiento.
Dejando de lado estas quejas que son más reproches en cuanto a exprimir una consola de salida, poco más le podemos reprochar a RGG Studio o a Sega y tampoco vamos a pedirles que sean capaces de satisfacer unas necesidades que la propia Xbox no ha podido cumplir con Halo Infinite, por ejemplo.
El juego llega a nuestras tierras con doblaje al japonés e inglés y con subtítulos en español de España. La combinación recomendada es dejar las voces en japonés y los subtítulos en castellano, ya que la localización se ha basado en la versión original y las frases están sincronizadas para aparecer según el lip-sync japonés.
No os puedo hablar del doblaje en inglés, ya que como buen friki de la saga he jugado a todas sus entregas en japonés y en Yakuza: Like a Dragon siguen manteniendo el increíble trabajo. Por su parte, el doblaje en inglés cuenta con un mimo nunca antes visto y a parte de contar con sincronización labial también se han doblado algunas canciones del karaoke, una primera vez en la saga.
Uno de los mejores Yakuza y un reinicio de la saga
Toca terminar este análisis de Yakuza: Like a Dragon. Después de todo lo que os he contado, la verdad es que solo tengo buenas palabras para un juego que se ha colocado entre mis entregas favoritas de Yakuza, así como uno de los mejores JRPG de la era moderna, que sabe rendir homenaje a los clásicos pero forjando su propia leyenda, algo así como lo que Ichiban hace con Kiryu.
Si jamás habéis tocado un Yakuza, este juego es un perfecto punto de entrada, si os quedan juegos pendientes de la saga de Kiryu no hace falta que os preocupéis, si sois fans de la saga seguramente no os tenga ni que decir nada y si echáis de menos un buen JRPG, desde luego Yakuza: Like a Dragon lo es.
Quizás los jugadores le exigen demasiado a Yakuza: Like a Dragon al ser uno de los juegos Optimizados que llegan de salida con Xbox Series X|S, pero no debemos quedarnos en lo que ofrece a nivel técnico, que cumple muy bien, sino en la elaborada experiencia, la multitud de horas y las posibilidades, así como una trama que nos vuelve a demostrar que Ryu Ga Gotoku Studios son inimitables y unos maestros en lo suyo.
Ichiban ha comenzado a forjar su propio camino del héroe y ha comenzado con muy buen pie.