Es inevitable hablar y especular sobre la rentabilidad de Xbox en estos días, habiendo sido la comidilla tras los despidos masivos que ha sufrido la empresa. Pero ahora, resulta que se han publicado algunas de las cifras pagadas por incluir juegos en Xbox Game Pass. El responsable de dar esta información habría sido Iain MacIntyre, antiguo senior business development manager de Microsoft, que ha publicado en su perfil de LinkedIn, que se negociaron de formas muy diferentes y con costes dispares, la inclusión de juegos en el servicio de suscripción.
El antiguo trabajador reconoce haber negociado alrededor de 500 acuerdos para incluir juegos en Xbox Game Pass, manejando cifras que van desde los 50.000 dólares, hasta los 50 millones de dólares en algunas superproducciones AAA. De sobra conocido es cómo Microsoft negocia con los estudios pequeños, incluso con el programa ID@Xbox Game Pass, para publicar de lanzamiento muchos juegos independientes, así como se dieron a conocer algunas cifras de los juegos más potentes, en los documentos de la FTC.
Algunas cifras pagadas por incluir juegos en Xbox Game Pass resultan realmente escandalosas
Estas cantidades responden a las licencias y acuerdos de colaboración entre Microsoft y los estudios desarrolladores. En la parte baja del rango, los estudios independientes pueden recibir pagos de decenas de miles de dólares para que sus obras se unan al servicio el mismo día de su lanzamiento o poco después. En la cúspide, franquicias consolidadas como Call of Duty o Diablo pueden rondar la horquilla más alta, acercándose a esos 50 millones destinados a atraer a millones de suscriptores.
El desembolso masivo forma parte de la estrategia de Xbox por diferenciarse en el mercado de suscripciones a videojuegos. Aunque Game Pass reporta beneficios —incluso cuando se incluyen los costes de creación de los títulos de primera parte—, algunos directivos y antiguos responsables de estudios, como el exjefe de Arkane Austin, han calificado el modelo de “insostenible” a largo plazo. Para ellos, destinar sumas millonarias mes a mes podría terminar afectando a la viabilidad financiera de la división si el crecimiento de suscriptores se estanca.
A estas dudas se suma el contexto interno en Microsoft, donde fuentes apuntan a objetivos “completamente poco realistas” en materia de ingresos para Xbox. A pesar del enorme respaldo financiero de la casa matriz, la división de videojuegos está bajo presión constante para justificar cada inversión. De no cumplir las expectativas, podrían producirse nuevos recortes o reestructuraciones que tensionarían aún más la relación con los equipos de desarrollo.

Con la reciente oleada de despidos que afectó a unos 9 000 empleados, el futuro de Xbox y de sus estudios aliados se presenta en un cruce de caminos. Por un lado, Microsoft dispone de recursos suficientes para mantener la ambiciosa apuesta por Game Pass. Pero por otro lado, se debe demostrar que ese gasto multimillonario traducirá en crecimiento de suscriptores y rentabilidad estable a medio y largo plazo. El desarrollo de los próximos meses definirá si la plataforma consolida su liderazgo en el mercado de suscripción o si, por el contrario, el alto coste de adquisición de juegos acaba limitando su expansión.