La reciente compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft por casi 70.000 millones de dólares ha generado una gran expectación en el mundo de los videojuegos, pero también ha despertado la atención de los organismos reguladores que deben aprobar la operación más grande de la historia del sector. ¿Qué pasos tiene que seguir Microsoft para convencer a las autoridades de que su adquisición no supone una amenaza para la competencia? ¿Es Microsoft la única empresa en la mira de los organismos reguladores?
Microsoft es una de las compañías tecnológicas más poderosas del mundo, con una amplia presencia en diversos mercados como el software, el hardware, el cloud computing, la inteligencia artificial o el entretenimiento. Su división de videojuegos, Xbox, es una de las más exitosas y cuenta con un catálogo de más de 30 estudios propios tras la compra de Activision Blizzard, que incluye franquicias tan populares como Call of Duty, World of Warcraft o Candy Crush.
¿Es realmente Microsoft la única empresa en la mira de los organismos reguladores?
Sin embargo, esta operación no está exenta de riesgos y desafíos, ya que debe pasar por el filtro de los organismos reguladores de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, entre otros. Estas entidades tienen la misión de velar por el cumplimiento de las leyes de competencia y evitar que se creen monopolios o situaciones que perjudiquen a los consumidores o a otros actores del mercado.
Para lograr el visto bueno de los reguladores, Microsoft tiene que demostrar que su compra de Activision Blizzard no le otorga una posición dominante en el mercado de los videojuegos, ni afecta a la diversidad y la innovación del sector. Para ello, tendrá que presentar argumentos y evidencias que respalden su caso, así como responder a las posibles objeciones o requerimientos que le planteen las autoridades.

Uno de los argumentos que utilizados por Microsoft es que el mercado de los videojuegos es muy dinámico y competitivo, con múltiples plataformas, géneros y actores involucrados. Además, podría señalar que su compra de Activision Blizzard beneficia a los consumidores al ofrecerles más opciones y servicios, como el acceso a su plataforma de suscripción Xbox Game Pass o a su tecnología de streaming xCloud. No obstante, estos argumentos podrían no ser suficientes para convencer a los reguladores, que podrían exigirle a Microsoft que adopte medidas correctivas para evitar posibles efectos negativos de la operación.
Conoce qué otras compañías están bajo el ojo de los reguladores
Por otra parte, Microsoft no es la única empresa que se enfrenta a este tipo de escrutinio por parte de los organismos reguladores. Otras compañías tecnológicas como Google, Facebook o Amazon también han sido objeto de investigaciones o sanciones por sus prácticas en materia de competencia, privacidad o fiscalidad. Asimismo, otras empresas del sector de los videojuegos como Sony, Nintendo o Tencent también se encuentran bajo el radar de las autoridades por sus movimientos estratégicos.
En definitiva, la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft es un hito histórico para el mundo de los videojuegos, pero también un desafío regulatorio que podría marcar un precedente para futuras operaciones. Habrá que esperar a ver cómo evoluciona el proceso y qué consecuencias tiene para el sector y para los usuarios.