Tras años de espera que transformaron la anticipación en una leyenda moderna, surgen indicios tangibles sobre la próxima gran aventura de Bethesda. Más allá de los paisajes prometidos en el breve teaser de 2018, finalmente la estructura central del proyecto comienza a tomar forma. Recientes comentarios apuntan a significativos avances en el desarrollo de The Elder Scrolls VI, sugiriendo que el esqueleto de la experiencia ya es funcional. Este progreso, aunque preliminar, marca un hito crucial tras un período de silencio casi absoluto, indicando que Tamriel se está construyendo activamente tras bambalinas.
El vacío informativo ha sido una constante. Desde aquel primer y único vistazo atmosférico, Bethesda ha guardado un hermetismo inusual, sin revelar título, ubicación, sistemas de juego ni, crucialmente, una ventana de lanzamiento. Esta opacidad, combinada con el monumental éxito de Skyrim y su longeva presencia, alimentó especulaciones infinitas, pero también una creciente ansiedad entre la comunidad. ¿Era TES VI un proyecto real o una promesa etérea? La falta de detalles concretos lo mantenía en el reino del deseo más que en el de la producción confirmada.
Sales a la luz nuevos avances en el desarrollo de The Elder Scrolls VI
La reciente intervención de Jez Corden, conocido periodista del sector, en el podcast The Xbox Two, inyectó una dosis de realidad concreta. Corden afirmó, basado en sus fuentes, que la versión actual del juego es «bastante jugable«. Este término, técnicamente esperanzador, fue rápidamente matizado por su coanfitrión, Rand al Thor, recordando que «jugable» no equivale a «cercano al acabado» o siquiera a tener la jugabilidad principal completa. Sin embargo, confirma que el proyecto ha superado etapas conceptuales muy tempranas.
¿Qué implica realmente ser jugable en este contexto? Fundamentalmente, que los desarrolladores pueden navegar por un mundo, interactuar con sistemas básicos y probar mecánicas centrales. Es la fase donde las ideas se convierten en código ejecutable, donde los bloques de construcción digitales empiezan a articularse. Es un logro vital, el cimiento sobre el que se erigirá todo lo demás: narrativa, contenido masivo, pulido y optimización. Es la prueba de que el sueño tiene un esqueleto funcional, aunque aún le falte carne, piel y alma.

Respecto al horizonte temporal, la cautela sigue siendo la norma. Todo apunta a que 2027 sería el año más temprano posible para un lanzamiento, con 2028 o incluso más adelante como escenarios muy plausibles. Que el juego sea jugable ahora abre la puerta a esa ventana, pero no garantiza su cumplimiento. La escala titánica típica de Bethesda y la necesidad de pulir cada detalle de un mundo abierto masivo implican que el camino por delante sigue siendo largo. La luz al final del túnel brilla, pero la distancia por recorrer aún es considerable.