No cabe duda de que en estos tiempos encarecer los juegos puede no ser una gran idea. Pero sin haberse resuelto el posible precio de Borderlands 4, el director de Gearbox, Randy Pitchford, cree que esto no debería ser un problema para los que realmente quieren jugar a videojuegos. Aludiendo al término «verdaderos fans» asume que aquellos usuarios interesados en jugar a la nueva entrega de esta licencia, no tendrán problema en asumir ese sacrificio para poder jugar. Y esto surge en un momento en el que todavía no se ha resuelto el precio final del producto, pese a que tengamos una fecha de lanzamiento oficial.
A través de la red social X, donde Pitchford es bastante activo, respondió a la preocupación de un usuario que insinuaba que el juego “mejor no esté” a ese precio. Para el director, sabiendo que puede ser un problema para expandir la licencia, confía en que para los seguidores de Borderlands asumirán el precio. Incluso, llega a afirmarlo con rotundidad diciendo que «si eres un verdadero fan, encontrarás la manera de hacerlo realidad».
Randy Pitchford sobre el posible precio de Borderlands 4, asegurando que el verdadero fan buscará la manera de costearlo
Y pone como ejemplo un hecho real. Según explica Pitchford, «mi tienda local de videojuegos tenía Starflight para Sega Genesis a $80 en 1991» y aplica su propia afirmación afirmando que «cuando acababa de salir de la secundaria y trabajaba por el salario mínimo en una heladería en Pismo Beach. Yo encontré la forma de costearlo». Y es que, puedo respaldar la frase de Pitchford cuando recuerdo que compré Silent Service 2 por lo que hoy son 60€, hablando del año 1990. Incluso, cómo algunos juegos de NeoGeo llegaban a costar más de 100€ en los 90. Obviamente era un riesgo y había un mercado mucho más localizado y «especializado», siendo un hobbie que después se popularizó para poder menguar el beneficio por unidad.
No obstante, estas declaraciones, que hacen un paralelo entre la experiencia personal del director y el contexto actual, han generado una fuerte reacción entre los usuarios. Muchos en redes sociales han criticado la comparación, argumentando que las circunstancias económicas de 1991 difieren radicalmente de las actuales. Uno de los usuarios comentó que “el precio no es el problema; el problema es cómo ha cambiado nuestro poder adquisitivo en comparación con aquellos tiempos», incluso, le acusan de estar totalmente fuera de la situación económica actual.
La polémica se enmarca en un contexto más amplio en el que la industria está experimentando un ajuste en las tarifas de lanzamiento. Varias compañías han optado por establecer $80 como precio base para los títulos, situación que ha sido evidenciada recientemente por anuncios de Nintendo, con juegos como Mario Kart World, y por declaraciones de Microsoft, que también prevé precios más altos para algunos de sus lanzamientos. Según este escenario, la declaración de Pitchford se convierte en el reflejo de un debate que va más allá de una simple cuestión tarifaria, abriendo la discusión sobre el valor real que tienen los videojuegos en función de la evolución económica y el poder adquisitivo de los consumidores.
La diferencia de opiniones ha puesto en evidencia la creciente tensión entre la nostalgia de las épocas pasadas y los desafíos económicos actuales. Mientras algunos defienden la idea de que los verdaderos aficionados siempre hallarán la forma de disfrutar de sus títulos favoritos, otros critican que este argumento ignora la realidad de un mercado en el que el costo de vida y las expectativas de consumo han cambiado drásticamente. Pero, los videojuegos, no entrarían a formar parte de ese tipo de producto que se puede justificar un coste más accesible.

Siendo cierto que el precio no refleja la situación económica de cada momento, tampoco parece que se pretenda ser objetivo en este ámbito. Todos buscaríamos que las cosas que queremos comprar sean más baratas, pero no suele ser el caso. Pero no hablamos de bienes básicos, como es la alimentación, sino dar soporte a jugar a videojuegos. Antes no salían cientos de juegos cada día, generando la necesidad en los jugadores de querer jugarlo todo. A estos precios, obviamente es imposible hacerlo. Hemos pasado de poder jugar a un juego nuevo cada trimestre, a querer jugar un juego cada semana. Son muchas cosas las que han cambiado.