Siendo uno de los aspectos que desde la industria quiere revolucionarse, los tiempos de carga son uno de los escollos más importantes para tener una experiencia de juego satisfactoria. No afecta a todos los juegos por igual, donde hay algunos géneros y modos de juego donde este aspecto puede resultar especialmente tedioso. Cara a futuro, la llegada de consolas que usarán SSD supondrá una rebaja notable en este aspecto, donde se apunta a que será una de las grandes revoluciones de la próxima generación. Pero, ¿Qué elementos influyen en los tiempos de carga de los juegos?
Para comprender que es lo que sucede en ese periodo de tiempo que es mayor o menor pero molesta a todos por igual, tenemos que considerar muchos aspectos. Aspectos como la propia evolución de los juegos, que cada vez son más sofisticados y tienen un aspecto más realista. Del mismo modo, hay que atender a que no todos los juegos ofrecen las mismas características en su propuesta, desde mapas cerrados, mundos abiertos, complejas estructuras poligonales o gran cantidad de objetos. Gracias a este vídeo de TechQuickie, podéis atender a qué elementos afectan a los tiempos de carga.
Tal como explican en este vídeo, a la hora de ver qué elementos influyen en los tiempos de carga de los juegos, implica un análisis muy completo de qué elementos pueden afectar. Lo primero, la complejidad gráfica o la resolución, que se traducen en ficheros más grandes que deben ser cargados en el hardware. Todos esos assets que están alojados en el disco duro, deben ser procesados a través del hardware, bien la CPU o la GPU. Polígonos, texturas, objetos, la IA… todo eso debe ser precargado en la memoria o procesado por el hardware, pero antes, debe ser transmitido a estos componentes.
Es ahí donde, en la carga inicial, el desarrollador tiene que establecer un equilibrio entre lo que es necesario y lo que no. Es un truco de programación que ha permitido a los desarrolladores jugar un poco con estos tiempos de carga, ya que antiguamente, todo se cargaba de una vez. La mayor complejidad de los juegos, los mapas abiertos sin cargas y demás, al final, recurren a cargar una fase inicial que dé acceso al juego e ir cargando en segundo plano otros objetos. Así surgen conflictos como el popping o que, simplemente, no aparezcan algunos objetos. Como el disco duro es la fuente de todo, usar un disco HDD lento supone una mayor espera o una mayor cantidad de conflictos que pueden afectar a la visualización o el rendimiento.
Cara al futuro, es evidente que esto puede solventarse con las nuevas tecnologías. No serán pocos usuarios de PC que han optado ya por instalar sus juegos en un SSD, habiendo notado una mejora notable en el tiempo de espera de los tiempos de carga. Pero no es tan sencillo como calzar un SSD a un ordenador, existen diferentes tipos de conexión que afectan igualmente a este elemento. Si bien, la mayoría optaría por la conexión convencional, el SATA, con esta consiguen 500Mb/s. Una velocidad muy superior a un HDD de 7200rpm, que rondaría entre los 150-200Mb/s. Esta velocidad puede incrementarse notablemente si en vez de un SATA, se usa PCI o M.2. con velocidades de transferencia de hasta 6Gb/s.
La tecnología resolverá este problema y atendiendo a lo que Microsoft y Sony quieren hacer con la próxima generación, tanto o más importante que instalar un SSD a las consolas será ver qué conexión usarán. Ahora que los precios de estos discos duros no es tan prohibitivo, si contáis con un PC es una opción a tener muy en cuenta. Ya veremos, cuando Sony y Microsoft den a conocer especificaciones más precisas sobre los futuros hardwares, Xbox Scarlett y Playstation 5, cual será el potencial que realmente tienen.