Años atrás, los usuarios estábamos muy desconectados de cómo se trabajaba dentro de los desarrollos de videojuegos, ya que la industria no estaba tan abierta al público como lo está hoy en día. Gracias a los estudios, que han decidido abrir sus puertas para mostrar el proceso de creación que puede llevar un juego, y al mundo del periodismo, que le da voz a este tipo de novedades, los usuarios conocemos mucho más los entresijos de nuestros estudios predilectos.
Pero esto ha llevado a que, en muchas ocasiones, descubramos que no todo es tan bonito, y que por desgracia, como en todos los trabajos, ocurren situaciones injustas (tales como el denominado «crunching», el cuál está bastante más normalizado de lo que debería). Estudios enteros (e incluso figuras de mucha importancia dentro de la industria) a los que los usuarios teníamos en un pedestal han acabado decepcionándonos de una manera garrafal. Y hoy, en este texto, toca exponer una opinión: la industria de los videojuegos no es perfecta, y como todo, tiene sus imperfecciones.
Promesas y esperanzas que caen en saco roto
Como usuarios, es muy fácil que las expectativas de cara a un lanzamiento muy esperado se disparen y sean inalcanzables, como lo que pasó con Cyberpunk 2077. Desde que el título se anunció con un tráiler cinemático durante el E3 2013, la gente se emocionó mucho con el título, y más con el inmenso éxito que CD Projekt RED consiguió con The Witcher 3: Wild Hunt y sus expansiones.
Durante años, la compañía polaca se ganó la confianza de los usuarios a base de buenas acciones, transparencia y un trato excelente a los jugadores. Por ello, muchos de nosotros teníamos idealizada a CD Projekt RED, y todo esto nos enseñó que, por muy buena imagen que te hayas creado durante años y años, las malas decisiones pueden arruinar todo lo conseguido anteriormente.
El 10 de diciembre de 2020, el juego salió a la venta y todas las promesas que CD Projekt RED mostró, junto a las expectativas generadas después de tanta espera, y después del exitazo de la tercera entrega del brujo Geralt de Rivia, nos encontramos un juego inacabado, con miles de fallos por todas partes, un rendimiento inaceptable en la mayoría de plataformas y, aunque la historia y la ambientación fueron sublimes, CD Projekt no cumplió, y, por ello, la imagen de «compañía transparente» que estuvo forjando durante años, simplemente, se esfumó, junto a una avalancha de críticas por parte de los usuarios.
El respeto es vital, tanto a los fans como a tus propias obras
No solo ha sido CD Projekt la que se ha cargado su propia imagen de cara al público por culpa de malas decisiones, si no que a este carro se suben otras compañías incluso más conocidas como, por ejemplo, Rockstar, padres de franquicias como Red Dead Redemption o Grand Theft Auto, por nombrar las más famosas.
Con el paso de los años, hemos visto a una de las compañías más laureadas de toda la industria acomodarse demasiado, después del inimaginable éxito que consiguieron con el lanzamiento de GTA V. Antes era un estudio que se atrevía a tocar diferentes temáticas, creando obras tan dispares como Bully, Manhunt, Max Payne 3 o Midnight Club. Pero desde hace años parece que Rockstar se ha acomodado en sus dos franquicias referentes: Red Dead Redemption y GTA.
En muchos sentidos, es comprensible, ya que son obras que recaudan millones y millones de beneficios, pero el gran problema llega cuando la propia Rockstar pierde el respeto a unas obras que tanto han aportado, a la industria como al propio estudio, hablando claramente del desastroso estado en el que salió (y en muchos aspectos sigue igual) de la GTA: The Trilogy – The Definitive Edition.
Rockstar ha demostrado a todo su público el poco mimo que le tiene a un legado tan importante como lo son esos 3 juegos, en especial San Andreas. Desde el desarrollo por parte del estudio Grove Street Games (quienes ya hicieron un port terrible de San Andreas para Xbox 360) a la poca información sobre las actualizaciones, muchos de los usuarios más fieles de la compañía están empezando a pensar si esta Rockstar no es más que un fantasma de la antigua, ya que muchas de las figuras importantes el estudio se fueron (muchos de malas maneras) y el último gran juego de esa «antigua compañía» fue Red Dead Redemption 2.
Una carrera brillante no exime de los errores cometidos
Y ahora, toca pasar de hablar de estudios al completo, a ser mucho más específicos y hablar de desarrolladores en concreto. Mucha gente que esté mínimamente interesada en la industria conoce algunos nombres, como Hideo Kojima, Cliff Bleszinski o Rod Fergusson, por ejemplo. Muchos usuarios idealizamos a estas figuras por haber sido un pilar vital en obras que, o bien nos han marcado a nosotros, o a la industria en general, pero hay que saber ver también los errores que estos desarrolladores a veces cometen, ya que no son, ni por asomo, perfectos.
Hace unos días hubo una polémica relacionada con Ken Levine, director y escritor de BioShock y BioShock Infinite, considerado una de las mente más brillantes de la industria, gracias al tremendo éxito de sus obras. Pero la polémica iba enfocada no a su buen hacer escribiendo historias, si no de su pobre ejecución en la dirección de los proyectos en los que ha trabajado.
Muchos defendían a capa y espada a Ken Levine (en los que me incluía), pero al descubrir que detrás del desarrollo de las dos entregas de BioShock, más el desarrollo de su actual título en el estudio Ghost Story Games, fueron un verdadero infierno, hay que diferenciar de alguna manera la obra del autor, tanto para bien, como para mal. Sin duda alguna, Levine ha firmado algunos de los mejores guiones que hemos podido disfrutar en el medio, pero esas obras no solo han sido desarrolladas por él, hubo un equipo excelente detrás. y además, sumando a que fueron lo que se llama un «development hell» para los trabajadores de Irrational Games, tiene aún más valor sacar ese proyecto adelante.
Conclusión
Para acabar con este texto, como usuarios debemos tener siempre en mente algunos aspectos muy importantes: las empresas, por mucho que aparenten ser nuestras «amigas», son empresas, y lo que buscan es dinero. Además, no hay que idealizar a ningún desarrollador (eso no significa no alabar su trabajo cuando el resultado es bueno), ni defenderlo en todos los casos, ya que como personas que son, no pueden hacerlo todo a la perfección, y si hay que criticar su trabajo, se hace (siempre desde el respeto).