Durante los últimos años la saga Assassin’s Creed se ha convertido en el sujeto de pruebas perfecto para Ubisoft, recibiendo cambios y mecánicas que difieren de lejos con el concepto original de la saga, pero que a día de hoy ya se ha llegado a aceptar entre los jugadores habituales de la serie. Pasando de un título de acción y sigilo enfocado en la movilidad como el parkour, AC terminó derivando en un RPG con combate a tiempo real y muchas piezas de equipo repartidas por inmensos mapas abiertos que no han logrado transmitir las mismas sensaciones de las primeras entregas, lo que ha resultado en el mayor problema en cada desarrollo de los títulos modernos.
Esto ha sido comentado por el director de niveles, Ben Hall, quien ha explorado las dificultades de introducir grandes estructuras para ofrecer una experiencia de movimiento vertical en escenarios como la antigua Grecia, Egipto o Noruega. Y es que, a diferencia de otras entregas situadas en épocas históricas en las que la arquitectura ya había avanzado lo suficiente para levantar grandes edificaciones, intentar explorar épocas mucho más antiguas de las cuales solo quedan algunos remanentes en la actualidad dificulta plasmar completamente lo que pudo ser alguna de las zonas como exploradas en Odyssey fielmente, y con el objetivo de adaptar fielmente cada paisaje, ha sido un reto para los desarrolladoras poder mantener intacto las mecánicas de parkour y las escaladas.
El mayor problema en cada desarrollo de Assassin’s Creed
Frente a este desafío, el equipo de desarrollo optó por soluciones creativas para mantener la esencia del parkour en un entorno menos vertical. Como explica Hall, la inclusión de estatuas colosales y monumentos inspirados en la mitología griega no solo añadió elementos épicos para escalar, sino que también sirvió como un reclamo visual para los jugadores. Estas estructuras, aunque basadas en referencias históricas o legendarias, fueron exageradas para cumplir con la necesidad de verticalidad y exploración, ofreciendo así puntos de interés que rompían la monotonía de los paisajes dominados por terrenos abiertos y edificaciones bajas.

Sin embargo, este enfoque también refleja una contradicción inherente en los títulos recientes de la saga: mientras se esfuerzan por recrear periodos históricos con rigor, terminan sacrificando parte de su identidad original para adaptarse a las mecánicas de juego modernas. La búsqueda de equilibrio entre fidelidad histórica y jugabilidad sigue siendo un dilema sin resolver, dejando en evidencia que, pese a su éxito comercial, Assassin’s Creed aún no ha encontrado la fórmula perfecta para conciliar su pasado con su presente.