Hace apenas unos instantes se ha confirmado que la UE ha aprobado la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft. De este modo, el organismo de competencia europeo rompe con su homólogo británico, que prohibió la adquisición hace tan solo unas semanas. Sin embargo, la compra no se ha aprobado sin requisitos, ya que las concesiones exigidas por la UE a Microsoft y Activision Blizzard para aprobar la compra han sido las que han provocado el sí de la Comisión.
Hay que recordar que ya hace unas semanas, Microsoft acordó concesiones respecto a los servicios de juegos en la nube, para los cuales ha estado firmando contratos de 10 años con diferentes compañías que tienen un servicio propio de juego en streaming o que guardan relación con alguno de estos, como por ejemplo es el caso de NVIDIA y su GeForce Now. Sin embargo, las concesiones exigidas por la UE a Microsoft y Activision parecen haber ido más allá.
Las concesiones exigidas por la UE a Microsoft y Activision Blizzard tienen que ver con el juego en la nube
Tal y como podemos leer a través del comunicado emitido por la Comisión de la Unión Europea, el organismo ha exigido a Microsoft que para aprobar la compra de Activision Blizzard se tenían que comprometer, sí o sí, a licenciar automáticamente todos los juegos populares de la compañía a los servicios de juego en la nube de la competencia. Al parecer, es una exigencia que tendrá una aplicación a nivel global, lo que permitirá a millones de jugadores poder jugar a los títulos de Activision desde cualquier dispositivo.
¿Qué quieren decir estas concesiones exigidas por la UE a Microsoft? Pues muy sencillo. En el caso de que la compra se certifique y acabe siendo realizada, los de Redmond tendrán la exigencia de llevar todos los juegos de Activision Blizzard a todos los servicios de juego en la nube que existan en ese momento, sean o no de Microsoft. Es decir, que los nuevos Call of Duty deberán llegar siempre a servicios como GeForce Now o al extinto PS Now, sin hacer diferencia de plataformas ni estando limitados a un número de años.
Por tanto, la Comisión Europea vuelve a demostrar que su mayor preocupación con el trato nunca fue que Sony se viera afectada o no (algo en lo que hacen hincapié en que no ocurriría), sino que el mercado de juegos en la nube no se vea afectado por una adquisición de tal magnitud.