Hace ya bastantes años, durante la época de Xbox 360, los primeros contenidos exclusivamente digitales para videojuegos, bautizados como DLC (siglas de downloadable content, o contenido descargable en español) empezaron a llegar a nuestra vida. Recuerdo especialmente la infame “Horse Armor” de The Elder Scrolls IV: Oblivion, que por el módico precio de 5 euros nos permitía recibir todo tipo de armaduras para nuestros caballos dentro del título. Algo por lo que ahora no pestañearíamos un ojo, siendo esencialmente la norma actual, levantó la crítica de numerosos jugadores extrañados ante lo que presenciaban. ¿Pagar dinero por estas armaduras? ¿Y por qué solo se venden de forma digital? ¿Por qué no estaba incluido en el juego? ¿Por qué querría alguien comprar algo que no está dentro del disco, y que encima resulta tan nimio?
Incluso me viene a la mente encontrarme extrañado ante la logística de la situación. Para los que no lo recordéis —o no estuvierais ahí en el momento— los primeros modelos de Xbox 360 ni siquiera incluían un receptor wifi incorporado, por lo que yo ni siquiera era capaz de conectarla a internet, al no tener el router en la misma habitación para usar un cable de ethernet. Pero lo que es más importante, ¿cómo funcionaba esa transacción? ¿Debía de pagar con tarjeta de crédito? ¿Qué clase de lunático introduciría su tarjeta en internet?
Diecisiete años después —dios mío, han pasado más de tres lustros— y nos encontramos en un momento en el que es imposible concebir el mundo actual sin las transacciones digitales, siendo cada vez más y más común salir a la calle y darnos cuenta de que llevamos meses sin llevar dinero “en metálico” encima. Y es normal, ya que cada vez nos hace menos falta. Cada día se va volviendo más extraño toparnos con un local que no cuente con un datáfono.
Una consecuencia del asentamiento de las transacciones digitales ha sido, sin duda, la llegada de la tecnología Blockchain, la cual no ha dejado de hacer ruido desde hace ya algunos años. Y con ella han llegado también los NFTs, esa cosa que, salvo que hayáis pasado el último par de años encerrados en una cueva —o confinados—, habréis podido ver que posee, por alguna razón, una cantidad tan masiva de fans acérrimos como de detractores dedicados. No obstante, también es mucha la gente que no puede evitar verse rodeada por la discusión y preguntarse qué es exactamente todo este maremoto de Blockchains, Bitcoins, NFTs y, ¿minería? Si estáis tan perdidos como lo estaba yo antes de escribir este artículo, quedaos a leer, porque voy a explicaros qué son los NFT y por qué están de moda.
¿Qué son los NFT y cómo funcionan?
Para poder entender qué es un NFT primero tenemos que conocer, de la manera más superficial al menos, en qué consiste el Blockchain. Se trata de una tecnología —o más bien, un conjunto de ellas— que se encargan de llevar a cabo un registro de operaciones digitales que no depende de intermediarios. Estas no tienen por qué ser únicamente financieras, aunque sin duda se trata de su uso más extendido hasta el momento.
Imaginemos una cadena formada por bloques (blockchain), de manera similar a la red de neuronas de nuestro cerebro, cada bloque está unido al anterior y al posterior de forma inseparable. Cada uno de estos contiene la información de una transacción online a través de una cadena de datos que se une a los bloques posteriores y los predecesores. Cada bloque posterior sirve para verificar la integridad de los anteriores y los que sean añadidos tras él, conformando una cadena que cada vez es más segura y difícil de manipular, ya que cada bloque extra proporciona una mayor verificación al resto de la cadena.
Imaginad un libro de cuentas en el que, cada página del mismo, contiene información que permite verificar que nadie ha metido la mano en las páginas anteriores o posteriores del mismo, cuyas páginas son infinitas y el contable es un programa digital que vive en el propio libro. Esto sería, muy a groso modo y resumidamente, la blockchain, que registra y protege la información de una cantidad masiva de transacciones digitales. De la implementación de esta tecnología surgen dos conceptos muy discutidos en los últimos años, las criptomonedas —o bitcoins— y los NFTs, en los que nos centraremos principalmente.
¿Qué son los NFT?
Los NFT (siglas que refieren a Token No Fungibles) hacen referencia a activos de corte digital que no pueden ser consumidos o sustituidos por ningún otro. Estos pueden ser cualquier tipo de producto digital, desde una imagen, vídeo o canción, hasta incluso un tuit específico. Cualquier cosa que podáis imaginar, que posea un formato digital y que alguien pueda tener un mínimo de interés en poseer, puede ser potencialmente un Token No Fungible. Incluso el conocido actor de voz, Troy Baker, famoso por poner la voz a personajes como Joel de The Last of Us o a Revolver Ocelot en Metal Gear Solid V, intentó asociarse a una empresa para convertir su voz en un NFT. No obstante, este proyecto no fue a muy buen puerto dado que, como comentaremos más adelante, esta tecnología está siendo utilizada por algunos organismos con fines poco legítimos.
¿Cómo funcionan los NFT?
Los NFT utilizan la blockchain para registrar al propietario de un efectivo digital unido al mismo, asignando un número único a cada uno de ellos. De esta manera, se mantiene un registro —de, recordemos, una alta seguridad— del autor y del dueño del NFT, que permiten distinguirlo frente a imitaciones.
¿Por qué compra la gente los NFT?
Hay dos respuestas a esta cuestión, una relativamente breve y sencilla y otra bastante más larga y compleja. Voy a intentar responder a las dos de la mejor manera posible.
Primero la respuesta sencilla: a la gente le gusta poseer y coleccionar cosas de manera exclusiva, especialmente si hablamos de un perfil de persona con más dinero del que sabe cómo gastar. De la misma forma que hay coleccionistas de reliquias, videojuegos antiguos o maquetas de barcos, con los NFTs surge la posibilidad de coleccionar bienes digitales. Sí, nadie impide a otros usuarios hacer una captura de pantalla del arte que has comprado en forma de NFT, pero no es muy distinto de cómo otras personas pueden pagar cifras millonarias por poseer una copia de un cuadro original de Picasso, existiendo millones de fotos o imitaciones por doquier mucho más baratas. La base del concepto es la misma: ser el dueño de la copia original.
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Otro aspecto relevante añadido al del coleccionismo es que a la posesión de estos bienes digitales se les pueden añadir beneficios asociados, aprovechando las características propias que sólo un bien digital puede ofrecer. A modo de ejemplo sencillo, imaginemos que, aquella persona que compró el cuadro original de Picasso, ahora tiene derecho a entrar en un club selecto de poseedores de piezas de arte. Algo por el estilo.
No obstante, este aspecto de los beneficios añadidos de los NFTs es a día de hoy más una promesa de márketing de los interesados en su circulación que algo que se haya traducido en beneficios reales, llegando en ocasiones a elucubraciones que, serían, como poco, imposibles de llevar a cabo. Por poner un ejemplo, Mike Shinoda, integrante de la banda Linkin Park, defendía en Twitter la posibilidad de que un NFT permitiera el uso de una skin de Valorant en otros juegos, como Fortnite, Minecraft o Call of Duty. No hace falta ser desarrollador de videojuegos para darse cuenta de que una skin de un juego no va a funcionar por arte de magia en otro diferente, esta tiene que ser programada en todos esos títulos, los cuales varían significativamente en su motor, estilo artístico y herramientas de desarrollo. ¿Quién se va a encargar de programar todo eso? ¿Qué incentivo tienen los estudios en programar skins que ni siquiera te han vendido ellos mismos? La idea hace aguas rápidamente en cuanto se plantea de forma mínima su viabilidad. Aún con todo, es innegable que el potencial de ofrecer algún tipo de beneficio digital a los poseedores de NFTs está ahí.
Ah! So here’s something people aren’t explaining: NFTs don’t have to be jpgs.
Imagine taking your favorite skin from Valorant, and using it Fortnite. And not paying extra, because you own it. Then using it in CoD, Minecraft, even Twitter, IG.
So many possibilities, no? https://t.co/cJTA6E0z69
— Mike Shinoda (@mikeshinoda) January 8, 2022
En esta primera respuesta, la breve y la “bonita”, se explica el que es probablemente el concepto básico con el que se acunaron los NFTs en un primer momento. No obstante, una vez entramos al terreno de la monetización y la desinformación, el asunto empieza a volverse un poco más complicado.
¿Se puede ganar dinero con los NFT?
Con esto llegamos a la otra explicación. La larga, compleja y la más turbia de todo el concepto de los NFT viene de personas y organizaciones buscando un dinero fácil con métodos de dudosa ética. Compañías como Konami y Ubisoft o personalidades como Willyrex se han subido al carro de los Tokens No Fungibles con algunas propuestas que, como poco, parecen ofrecer poco a los compradores. Por parte de Ubisoft, han incorporado el concepto en Tom Clancy’s Ghost Recon Breakpoint, donde apenas ofrecen un puñado de skins repetidas entre sí con un diferente código numérico para hacerlas “únicas”, con el objetivo de aumentar las ganancias ya obtenidas por las numerosas microtransacciones presentes en sus títulos.
En el caso del Youtuber, nos encontramos con una situación aún más enrevesada, en la que durante meses fue sustituyendo todo el contenido de su canal por contenido hablando y, de forma bastante clara, promocionando los NFTs. Tras ello, y continuando con una machacante publicidad, entró en el negocio de venta de imágenes de gólems convertidos en NFT, en muchas ocasiones por cantidades de dinero astronómicas, los cuales son parte de una empresa de la que, resulta, él es cofundador.
En cuanto vuelva la semana que viene voy a retomar los podcast que entre el Covid (ya se me ha ido la tos!) y la mudanza me fue imposible. Los temas principales que quiero hablar es:
– Importancia de IP en los NFTs
– Metaversos y la tecnolgia que debe acompañar— Willyrex (@WillyrexYT) February 4, 2022
Él no ha sido el primero, ni el último, de los muchos creadores de contenido y empresas que han sido fichados para promocionar y vender NFTs de dudosa utilidad para el usuario, con el único objetivo del que es probablemente el principal uso actual de esta tecnología: la especulación. La pillería está a la orden del día y especialmente en el caso de negocios tan de moda y a la alza como la blockchain. Sí, se podría ganar dinero con los NFTs de forma legítima y convertirlos en un negocio que fuera beneficioso para todas las partes involucradas, lamentablemente, actualmente las partes más interesadas parecen estar trabajando bajo una sombra un tanto sospechosa con el objetivo de conseguir dinero fácil de sus consumidores.
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Veamos por ejemplo Voiceverse, la empresa con la que Troy Baker iba —en pasado— a convertir su voz en NFT a través de un sistema de inteligencia artificial. Según la información compartida desde Eurogamer, la empresa había creado NFTs con voces robadas de otros actores. Otra implementación que ha hecho ruido durante los últimos años, los videojuegos Play To Earn —juega para ganar—, han sido promocionados por muchísimos creadores de contenido en Twitch, incluso en España. Tras ello, muchos como Alejandro Redondo en la Games Tribune Magazine, han analizado el funcionamiento de estos juegos, llegando a la conclusión de que funcionan simplemente como un esquema piramidal basado en la especulación.
¿Dónde comprar los NFT?
Si aún con todo lo que os hemos contado os encontráis con curiosidad sobre dónde podéis comprar NFTs, realmente, dado que un NFT puede ser prácticamente cualquier cosa en formato digital, pueden ser comprados y vendidos por casi cualquier persona interesada. En cualquier caso, sería cuestión de indagar sobre el tipo de NFT concreto que os interesa, y sobre todo, tener claro cuál es el beneficio que buscáis obtener de su compra.
¿Qué son los NFT y por qué están de moda?
Esperamos que esta explicación os haya dejado un poco más claro qué es exactamente la tecnología blockchain y cuál es la razón por la que los NFT han hecho tanto ruido durante este último año. A la hora de la verdad, queda por ver qué desarrollo seguirá esta tecnología, que aun siendo prometedora, ha sido empleada hasta la fecha más como un sistema de negocio piramidal y especulativo que como una revolución en la concepción del mercado de bienes digitales.