Cuando nuestra esperanza de encontrar un juego de calidad de superhéroes se empieza a quebrar, cuando dudamos de que exista algún estudio de desarrollo que se aventure a sacar un título que no sea una mera justificación de un marketing brutal, cuando comenzamos a ver películas sobresalientes de gente con superpoderes cuya traslación al pad de nuestras consolas es evaluable por debajo de una media de cinco viene Rocksteady, un pequeño estudio lleno de prometedores desarrolladores y nos trae, ante nuestra sorpresa y admiración, la que será durante muchos años la saga del hombre murciélago por excelencia que, al igual que el respetable Nolan en el celuloide, demostrará que se pueden y se deben hacer juegos de una soberbia factura técnica y jugable en consolas de la pasada generación con personajes del sello de DC Comics.
Este RetroAnálisis lo centraremos, en esta ocasión, en la primera incursión de Batman en Xbox 360 de la mano de los londinenses de Rocksteady. Preparad el Batmóvil porque esta noche el caballero oscuro regresa bajo el amparo de las sombras que se ciernen sobre el tétrico manicomio de Gotham.
Una noche en el Manicomio Arkham
Aquellos que sigan las aventuras de Batman sabrán quién es Amadeus Arkham pues bueno, para aquellos que no lo sepan, diremos que es el fundador del psiquiátrico más lúgubre o tétrico que hayamos podido visitar en cualquier cómic. Dentro de sus húmedas paredes mohosas están encerrados las mentes más enfermas que han poblado el universo de DC Comics así que ya podéis haceros una idea.
Una noche lluviosa, un infierno desatado en la penitenciaría de Blackgate y un Joker que sospechosamente deja que Batman le detenga sin ofrecer resistencia alguna son las premisas de las que parte este juego de Arkham Asylum. Sencillo en sus inicios pero complejo conforme se avanza es el argumento de este título que, a priori puede parecer muy plano pero que, tras varias horas de juego, deja al jugador perplejo con un par de giros argumentales inesperados.
Paul Dini, afamado guionista de series como Lost, deja su sello de identidad en un argumento sin fisuras que sabe representar, de forma fiel, el demacrado espíritu que imbuye los distintos entornos (todos ellos con una sabia mezcla entre góticos, oscuros, abstractos y tétricos) y de cuyas identidades nos sentimos impregnados desde el primer minuto. Tan opresiva es la atmósfera que rodea a una ciudad sumida en la decadencia como macabros son los variopintos protagonistas que en ella conviven y que parecen dotar a la urbe del aliento envenenado que necesita para su subsistencia.
Este Arkham Asylum está muy lejos de representar la imagen del cómic homónimo al que hace gala pero su visceral forma con la que representa su todo está a medio camino entre lo moderno y lo abstracto y eso se agradece. Atrae a todo tipo de jugadores sin perder el espíritu ambiguo de algunos cómics del Hombre Murciélago. ¿Quién será el siguiente en caer en las retorcidas pesadillas del Espantapájaros?
Una noche eterna, un asilo ruinoso y un héroe atormentado
De la trama no diremos más para no fastidiar a los pocos que aún queden que no hayan podido saborear las mieles de su intrincada historia. Batman Arkham Asylum se mueve sobre una versión mejorada del tan moldeable y adaptable motor gráfico Unreal Engine 3 demostrando el buen hacer de Rocksteady a la hora de representar el Asilo de Arkham con un lujo de detalles enfermizo que deja clara las firmes intenciones de la desarrolladora en trasladar, de forma más que sobresaliente, la ambientación, escenarios, personajes, escenas generadas con el motor y diseños en general de un título que, desde sus primeros inicios, ha ido aumentando las expectativas de los jugadores conforme se iban desgranando nuevos detalles del proyecto. Pocos títulos cumplen tan a rajatabla sus promesas como lo es este juego de Batman.
Mención aparte tanto para los rebuscados acertijos de Enigma (que nos harán devanarnos los sesos en muchas ocasiones) como para las pesadillas del Espantapájaros con su particular despliegue de medios gráficos con elementos distorsionados, su visceral diseño que nos recuerda a algunas películas de Tim Burton o al siempre añorado título de Alice Madness Returns, su destacado encaje con la trama que rodea a Bruce Wayne/ Batman y la maestría con la que se nos presenta a un villano al que debemos respetar y temer, no por su fuerza, sino por su ingenio e inteligencia.
Todo el título presenta esa particular belleza plástica que el motor gráfico propiedad de Epic sabe dar a sus juegos pero que, en este caso en particular, está más justificado si cabe por estar basado en un universo de cómics. La oscuridad, su frío ambiente, los perfiles tanto de nuestros aliados como de nuestros enemigos, la atmósfera que rodea a nuestro héroe y el retorcido imaginario de los desarrolladores está plasmado con tal maestría que el título que hoy analizamos difiere muy poco de las experiencias vividas por aquellos que han leído durante años los cómics del Caballero Oscuro. La realidad de los cómics hecha videojuego. El arte visual que se expande a otros sentidos. No sólo lees o ves el cómic sino que eres partícipe de uno mucho más grande, eres parte de esa trama y el apartado gráfico ayuda a sumergirte de lleno en el universo creado por Rocksteady y Paul Dini. Enfocando el aspecto jugable podemos decir que el juego se maneja, de forma muy fluida e intuitiva para el jugador, en una perfecta combinación de escaramuzas, ataques y contras que podemos potenciar con puntos de experiencia o emplear estos en mejorar los múltiples accesorios característicos del héroe como los batarangs. Aparte de las zonas de acción también seremos testigos y partícipes de ciertos momentos de investigación en dónde deberemos encontrar a una persona en particular siguiendo un rastro (aunque debemos de reconocer que estas secciones están muy guiadas por el juego y parecen más un complemento forzado para justificar las dotes detectivescas de Batman que un añadido de relevancia en el título).
¿Hoy no suenan las campanas en el viejo campanario? Tic, tac…
Si nos centramos en el apartado sonoro tan sólo podemos decir que el juego goza de un doblaje de matrícula de honor demostrando, una vez más, que si se quiere se puede. Entre los actores de doblaje nos encontraremos con voces tan reconocidas como la de Claudio Serrano quien no sólo dobla a Batman dentro del juego sino que también lo hace para el personaje del celuloide interpretado por Christian Bale en la saga de Nolan. De los protagonistas no hay ni una sola vez que desentone para el personaje al que interpreta como la socarrona voz del Joker o la chirriante voz de Harley Quincel o mejor dicho Quinn.
La banda sonora está muy cerca de lo escuchado en la trilogía cinematográfica de Nolan con temas muy épicos que saben transmitir las sensaciones propicias a cada fragmento del juego: suaves para las zonas abiertas, rítmicos para los combates contra enemigos normales, más orquestal para los bosses y de mayor tensión para las zonas en las que deberemos ocultarnos. Todo el juego es una montaña rusa de sonidos, percepciones y sensaciones que se sincronizan a la perfección con la misma precisión maestra de un experto cirujano.
Sombras tras el Asilo… Batman o el Joker, ¿Quién está más cuerdo?
No todo son alardes para esta sobresaliente aventura dado que también nos encontraremos con algunos problemas que lastran el conjunto final y que podían haberle dado esa matrícula de honor. Los problemas más destacados se resumen en: enemigos que repiten en diseño y doblaje además de contar con frases pre- establecidas que se repiten hasta la saciedad en varios momentos de la aventura; varias texturas borrosas que nos encontraremos en determinados entornos y que parecen que no se cargan en la vida; desincronización labial en determinados momentos; existencia de popping en los entornos abiertos y algo de clipping en los cerrados.
¿Todo esto hace injugable o visualmente hiriente a este Batman Arkham Asylum? Ni de lejos. Existir, pues sí, existen estos fallos pero, os lo podemos asegurar, tendríais que saber de antemano de su existencia para poder daros cuenta de la mayoría de ellos ya que son poco perceptibles una vez te sumerges de lleno en el juego.
También el título es poco rejugable ya que, a no ser que quieras desbloquear todos los archivos o resolver los enigmas esparcidos por el mapeado, poco incentivo adicional tendrás para embarcarte de nuevo en este juego. No hay equipaciones extras, partida plus, ni ningún aliciente que te empuje a volver a recorrer los pasillos del Asilo de Arkham más allá que las ganas que tengas de empezar desde cero.
El entorno por el que nos movemos está muy acotado dejándonos con una falsa sensación de libertad amparada bajo una propuesta jugable carente de misiones secundarias. Todo ello se subsanará a partir de la segunda entrega pero, hay que reconocer, que en esta primera aventura ese concepto está desterrado.
Veredicto de Harvey Dent, ¿cara o cruz?
Rocksteady ha sabido crear lo que otros jamás hubieran podido: han cogido un oscuro universo, se han imbuido de su alma máter y lo han plasmado con tanta exactitud que sumerge al jugador en su esencia misma. Es Batman en estado puro, un mundo tétrico lleno de mentes enfermas que dan sentido y vida, tanto a la existencia del Caballero Oscuro, como a la propia ciudad de Gotham. Todo lo que se respira es la decadencia de una urbe cuya alma está enferma, corrupta además de agotada y dónde el loco parece ser el más cuerdo y el cuerdo se encuentra consumido por los males de su miseria. Sí, Rocksteady ha sabido transmitir este submundo bajo un techo técnico sobresaliente y un doblaje a la altura de las circunstancias. Una jugabilidad que evoluciona con mejoras y actualizaciones de nuestro equipo y unas horas que se pasan sin darnos apenas cuenta.
Todo es brillante salvo por las excepciones que nublan esta soberbia adaptación del universo del Hombre Murciélago: la repetición de enemigos o las texturas borrosas no terminan de empañar esta grandiosa obra aunque sí duele más la carencia de objetivos secundarios o la poca rejugabildad a la que se presta el título una vez finalizado pero en fin, no todo puede ser perfecto, ¿o sí? Tal vez los altos muros de Arkham City consigan lo que este no ha podido.