Parece que Sony estaría intentando obstaculizar el crecimiento de Game Pass utilizando una nueva figura de mercado: pagar a algunos desarrolladores por «derechos de bloqueo» para evitar que añadan contenidos a Xbox Game Pass. El mes pasado, Sony comunicó al organismo regulador brasileño CADE, que está investigando la adquisición, que ésta podría influir en los jugadores para que se pasaran de PlayStation a Xbox.
En ese momento, argumentó: que Call of Duty es tan popular que influye en la elección de los usuarios de la consola, y su comunidad de usuarios fieles está lo suficientemente arraigada como para que, aunque un competidor tuviera el presupuesto para desarrollar un producto similar, no pudiera rivalizar con él. Microsoft se tomó el trabajo de responder a esto, desmintiendo las afirmaciones, y además añadiendo una novedad más: que Sony estaría intentando obstaculizar el crecimiento de Game Pass.
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Sony estaría intentando obstaculizar el crecimiento de Game Pass
En un documento de 27 páginas relacionado con la adquisición, Microsoft ha respondido al CADE desmintiendo las afirmaciones de Sony. En el informe, Microsoft señalaba que Sony está aislada en este entendimiento, pues ninguna otra desarrolladora comparte esa visión, además de que incluso se contradice en su respuesta a la carta. Microsoft afirmó que Sony no quiere que los juegos de Call of Duty ayuden a crecimiento de Xbox Game Pass porque no quiere competir con el servicio de suscripción de Microsoft.
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Según ha dicho Microsoft como respuesta, el problema radica en que Sony no quiere que los atractivos servicios de suscripción amenacen su dominio en el mercado de la distribución digital de juegos de consola. Y las cosas llegan a mayores si resulta que Sony estaría intentando obstaculizar el crecimiento de Game Pass. Todo el informe apunta que Sony se niega a cambiar de modelo de negocios, o a ampliarlo, y se siente amenazado por este nuevo mercado que está consolidando Microsoft.
Microsoft también afirmó que la concertación de acuerdos de exclusividad ha sido el núcleo de la estrategia de Sony para fortalecer su posición en la industria de los juegos, y que además de tener sus propias exclusivas de primera mano también tiene acuerdos de exclusividad con editores de terceros en los que incluye que su contenido no puede ayudar al crecimiento de Xbox Game Pass.