La Video Game History Foundation ha dado a conocer la sentencia ejecutada por la Oficina de Derechos de Autor de EE. UU. que finalmente ha desestimado el recurso para la preservación de juegos, asegurando que «los videojuegos preservados serían usados para recreación». El argumento original parecía buscar poner solución a la salida del mercado de tantos juegos, asegurando que alrededor del 87% de todos los juegos lanzados antes de 2010 son «prácticamente inaccesibles» debido a cambios en la tecnología, hábitos de consumo y modelos operativos minoristas.
El comunicado deja constancia la decisión tomada por la DMCA, que ha cedido que no se van a modificar las reglas existentes, con las que se buscaba permitir la preservación de videojuegos en repositorios y archivos en todo el país. Si bien, esto podía ser empleado con fines no lucrativos, el problema ha estado en que se ha vinculado este afán de preservación con motivos no adecuados.
La DMCA ha parado el recurso de la Video Game History Foundation para la preservación de juegos por su consecuencia
Durante los últimos años, la fundación y la Software Preservation Network (SPN) ha ejercido presión con el objetivo de que sea legal que los investigadores tengan acceso digital a los videojuegos almacenados en bibliotecas y grandes archivos. Para ello, buscaron que los protocolos par su acceso requiriesen de un proceso de registro seguro y presencial para que solo las personas autorizadas tuvieran acceso a este material. No obstante, no ha sido suficiente para convencer a las instituciones, donde encontramos a la Entertainment Software Association, o ESA, quienes argumentaron que el hecho de permitir el acceso remoto generalizado a los juegos preservados con mínima supervisión presentaría un riesgo significativo para un mercado importante.
El argumento en cuestión es que existe un «riesgo significativo de que los videojuegos preservados se usaran con fines recreativos». Es decir, que no se han creído el argumento de la SPN asegurando que su objetivo es la investigación. Para justificar su oposición a esta ampliación de la exención, aseguraron que serviría para dar a los grupos de preservación demasiada libertad para decidir cómo ofrecer acceso remoto y que carecía de salvaguardias para limitar el uso a la educación o la investigación.
Además, añaden que eliminar la limitación de las instalaciones también afectaría negativamente al mercado existente de videojuegos antiguos. La sentencia no ha sido del agrado de la Video Game History Foundation, promotores de la iniciativa. Expresaron su su decepción, y criticaron diciendo que la «posición absolutista de la industria del juego, que los propios miembros de la ESA se han negado a apoyar públicamente, obliga a los investigadores a explorar métodos extralegales para acceder a la gran mayoría de los videojuegos fuera de circulación que de otro modo no están disponibles».

Esto no se ha terminado y pese a que ahora se ha obligado a tiendas digitales a ser más explícitas con las cláusulas que todos los usuarios aceptan sin leer, la industria del videojuego sigue en un filo muy fino entre lo que es tácito y lo que no. Desde la asociación aseguran que seguirán luchando por su objetivo de lograr preservar los videojuegos de una forma que pueda revertirse esta situación.