Lo cierto es que el caso de The Crew abrió una brecha mucho más importante que el que quiten de las tiendas digitales ciertos juegos. El cierre de los servidores dejó inútil este juego, tanto en su versión física como digital, y eso promovió numerosas quejas y plataformas para denunciar la situación. Pero dicho tribunal ha determinado que, al menos en Reino Unido, «no existe ningún requisito legal para que los juegos sigan siendo jugables».
Ya sabemos que, ante este tipo de cuestiones, poco se puede hacer. Aunque lo cierto es que muchos dieron la solución y parecía sencilla, no requerir de conexión para jugar. Tenemos modders que se implicaron los suficiente para anular ese requisito y poder jugarlo online. Pero, si no estas en PC, el cierre de The Crew supone la pérdida de un juego que se ha comprado.
El cierre de The Crew dejó en entredicho los planteamientos de juegos como servicios, mirando a un futuro lejano
La campaña promovida por «Dejen de Matar Juegos» denunciaba que «un número creciente de videojuegos se venden como bienes, pero están diseñados para ser completamente inutilizables para todos tan pronto como termina el soporte». Cierto es que esos juegos comienzan a ser más cada día, ya que fue hace unos años cuando los juegos exclusivamente multijugador comenzaron a prodigar. En algunas ocasiones los juegos mueren solos y los cierres no parecen tener mayor relevancia. Pero en el caso del cierre de The Crew, la cosa pareció diferente.
Con más de 10.000 firmas, consiguieron alcanzar para poder solicitar al gobierno de Reino Unido para investigar el caso. Pero la respuesta que han obtenido seguramente no les complacerá. Según el comunicado, se indica que “los consumidores deben ser conscientes de que no existe ningún requisito en la ley del Reino Unido que obligue a las empresas y proveedores de software a admitir versiones anteriores de sus sistemas operativos, software o productos conectados», y con ello, «puede haber ocasiones en las que las empresas tomen decisiones comerciales basadas en los altos costos de funcionamiento de mantener servidores más antiguos para videojuegos que tienen bases de usuarios en declive».
No se puede llegar a indicar si realmente debe haber un valor residual o puede que esa cifra de «usuarios en declive» puede ser significativa. Lo cierto es que en el caso de The Crew, coincidió que con el anuncio del cierre muchos comenzaron a jugar al juego. Quizás, buscando ser protagonistas de algún modo y desenmascarando una situación que, seguramente, seguirá produciéndose sin remedio. Ahora bien, desde la DCMS, también han querido participar en este debate y asegura que «si se hace creer a los consumidores que un juego seguirá siendo jugable indefinidamente para ciertos sistemas, a pesar del fin del soporte físico, pueden exigir que el juego siga siendo técnicamente factible (por ejemplo, disponible sin conexión) jugar en esas circunstancias”.
Uno de los argumentos empleados, y es un argumento que impide que algunos Forza Motorsport antiguos se vendan a día de hoy, es una cuestión de licencias. Pero eso limitaría seguir vendiendo el producto, no seguir explotándolo. Se asume que la decisión de cierre está vinculada con el mantenimiento de la infraestructura de servidores dedicados, que con la cantidad de usuarios, no sale a cuenta. Cierto que podría relacionarse ambas cosas, ya que podría ser que el juego se siga vendiendo e ingresando dinero suficiente para mantener los servicios.
Sea como fuere, tenemos un claro debate sobre la adecuidad de los juegos como servicio, dado que si ya hay problemas para salvaguardar su calidad cuando la comunidad no respalda una propuesta, que se cierren los servidores pasado un tiempo, lo convierten en un producto de alto riesgo para quien crea que comprándolo podrá usarlo cuando quiera. Se debería buscar una solución que permita que estos juegos, que ya tienen un tiempo, puedan seguir disfrutándose. Y no pensemos que es el primero, ni será el último, de forma que cuanto antes se busque una solución, antes terminará esta cuestión que podría lastrar aún más a los juegos de pago que se ofrecen como servicio.