La escena independiente casi siempre es la responsable de traernos las ideas más frescas y los temas menos convencionales en la industria del videojuego. Hoy tenemos precisamente ante nosotros un representante de este campo. Y es que en nuestro análisis de Milky Way Prince – The Vampire Star para Xbox Series X hemos podido experimentar algo distinto a lo habitual. Relaciones tóxicas, salud mental, homosexualidad y otros temas tienen cabida en esta peculiar novela visual de la mano del polivalente artista italiano Lorenzo Redaelli de la que te hablamos en profundidad en el día de hoy. ¿Qué nos ha parecido? ¿Es recomendable para todo tipo de públicos? Acompáñanos para conocer la respuesta a esta y otras preguntas.
Novela visual y personal
Milky Way Prince – The Vampire Star parece contener todos los elementos de una obra muy personal, casi autobiográfica de su autor. La cercanía y la verosimilitud con la que se nos presenta a los dos protagonistas, Nuki y Sune, hablan sobre la historia que podría estar detrás del propio Redaelli, pero con la que muchos otros también pueden sentirse identificados. El título editado por Santa Ragione nos mete de lleno, en primera persona, en la relaciones entre dos chicos jóvenes durante un verano. Y lo hace con todas las aristas y connotaciones que pueden existir en las relaciones actuales: toxicidad, dependencia, falta de autoestima e incluso profundiza en problemas de salud mental tan extendidos entre la juventud actual.
El propio juego, al iniciarlo por primera vez, nos advierte de representaciones gráficas y explícitas de algunos de estos comportamientos. En ese sentido, es difícil encasillar a Milky Way Prince – The Vampire Star en un solo apartado o género, pero vamos a tratar de delimitarlo para que sepas exactamente a qué te estás enfrentando si decides acceder a su propuesta. Indudablemente estamos ante una novela visual en primera persona, pues encarnamos a Nuki y lo vemos todo a través de sus ojos (su habitación, los lugares por los que nos movemos, al propio Sune). También contiene elementos de point and click, pues podemos interactuar con diferentes elementos del entorno. Y, finalmente, todo ello se combina con toma de decisiones, muchos diálogos fantásticamente escritos y localizados al castellano y toques de ciencia ficción, metáforas e incluso terror psicológico.
En Milky Way Prince, esos elementos de terror flotan en el ambiente desde el primer hasta el último segundo. Redaelli quiere darnos a entender a no mucho tardar que algo no marcha como debería, de ahí la magnífica representación de una relación tóxica. Una tensión que va in crescendo y que puede culminar de varias maneras en función de las decisiones que hayamos tomado en el camino.
Simbolismo y estética
La obra del italiano Lorenzo Redaelli, que dirige, guioniza y musicaliza el juego, está repleta de simbología y metáforas. En ocasiones es difícil de descodificar, pero puede que precisamente esa sea la intención del autor. Las relaciones humanas también lo son. La estética de Milky Way Prince – The Vampire Star tiene evidentes referentes en el anime japonés. Apuesta por la representación minimalista de los entornos, pero los diseños de los personajes son muy cercanos a los que vemos en mangas y animación nipona. Ambos elementos casan bien, aunque es cierto que la estética de los personajes, muy cuidada, está bastante por encima del resto del conjunto.
Algo similar ocurre con el apartado sonoro, fundamental en una novela visual en la que no tenemos nada más a nuestro alcance que lo que vemos, leemos y escuchamos. La banda sonora está mayoritariamente compuesta por temas interpretados a piano, también con un enfoque muy minimalista y poco presente. Es en los sonidos ambientales donde hemos encontrado los mayores problemas. Muchos de ellos parecen sacados de una base de datos no muy profesional. Se repiten en bucle, están demasiado altos con respecto al resto de elementos y, en definitiva, se acaban haciendo molestos. Puede ser premeditado, pero en ese caso tal vez debería discutirse la necesidad de su presencia dado el desagrado que produce en un jugador que está disfrutando de la experiencia con auriculares.
Conclusiones
Milky Way Prince – The Vampire Star es una gran novela visual. Está bien escrita y sus personajes son creíbles y muy interesantes. Cualquiera puede sentirse identificado con muchos de los temas que se tratan, pero el título también tiene problemas que no podemos obviar. Los sonoros son los más evidentes, pero el formato de narrativa repetitiva (iniciando cada día en el mismo lugar) lastran su ritmo incluso a pesar de que no es un juego para nada largo. Nosotros lo hemos completado en unas dos horas, con posibilidades de rejugabilidad bastante interesantes. Si te gustan las novelas visuales y los temas poco convencionales, este juego es para ti. Si este género no te atrae, cabe señalar que tiene más elementos jugables que la mayoría, aunque sigue siendo una visual novel. Milky Way Prince parece seguir la estela de otras obras como Doki Doki Literature Club! en cuanto a atmósfera y temáticas, pero lejos de su nivel de brillantez. Pese a todo, es una destacable primera incursión en los videojuegos para el polifacético Lorenzo Redaelli.