El desarrollo de videojuegos nunca ha sido más accesible de lo que es ahora. A diferencia de otros medios como el cine o las series de televisión, unas pocas personas con el conocimiento adecuado y la pasión por entrar en este mundillo pueden lanzar a la venta un juego en plataformas digitales, llegando en muchas ocasiones a triunfar y ganar una popularidad entre los jugadores mayor incluso que el de la mayoría de juegos de alto presupuesto.
Algunos ejemplos recientes serían Undertale, desarrollado casi enteramente por una sola persona que incluso actuó de compositor de la banda sonora, tan solo recibiendo ayuda de una diseñadora para los sprites de algunos enemigos. El juego fue un éxito enorme tanto en ventas como en crítica, habiéndose labrado un fandom muy fiel y siendo porteado a todas las consolas actuales desde su salida original en PC.
Hollow Knight también es un gran caso de triunfo entre este tipo de desarrollos, habiendo sido creado principalmente por dos personas y habiéndose convertido en uno de los mejores metroidvania de la historia. Su secuela, sin fecha de salida conocida, es uno de los juegos más esperados actualmente.
Mystic Fate es uno de esos casos, publicado por Jandu Soft, una pequeña distribuidora de indies y desarrollado por Collapse Games, un estudio de a penas siete personas. Además, es importante destacar que se trata de un estudio español, alojándose en Barcelona junto a otros tantos como el nuevo estudio de IO Interactive, desarrolladores de Hitman, o Nomada Studio, desarrolladores de Gris. De esta manera, Barcelona se está convirtiendo poco a poco en una de las principales ciudades Europeas en desarrollo de videojuegos. Por nuestra parte, es una alegría poder hacer un análisis desarrollado por un equipo español.
Una chica y un puñado de monedas
La casi totalidad del alrededor de 3 horas de juego que supone Mystic Fate son invertidas dentro de una mazmorra que recuerda vagamente a algunos templos de sagas como The Legend of Zelda, especialmente de las ediciones en 2D con su clásica vista cenital. La base de su jugabilidad consiste en emplear los poderes telequinéticos de Aris para avanzar hacia las áreas más profundas de la mazmorra. Para ello, deberemos resolver algunos puzzles no muy complejos, combatir con enemigos e incluso superar retos basados en plataformeo.
El juego realiza un gran trabajo en ir introduciendo nuevas mecánicas al jugador de forma gradual mediante la obtención de nuevos objetos que Aris puede controlar mediante su telequinesis. De esta manera, empezaremos nuestro viaje con tan solo una moneda de metal que deberemos emplear de manera ingeniosa para resolver puzzles y vencer en combates contra enemigos.
Posteriormente, conseguiremos una mayor cantidad de monedas, que nos permitirán enfrentarnos a puzzles más complejos y pelear con un mayor número de enemigos a la vez. El sistema de control de monedas es simple, pueden ser lanzadas con el botón RT del mando de Xbox y recogidas con el botón LT, para apuntar se usa el analógico derecho. El rango de lanzamiento y recogida de las mismas es limitado, y si las lanzamos demasiado lejos tendremos que recogerlas manualmente, aproximándonos hasta ellas.
Este sistema tan sencillo es la base de la jugabilidad de todo el juego, y lo más importante resulta bastante entretenido e ingenioso a ratos, ya que proporciona bastantes posibilidades de cara al desarrollo de puzzles. En este caso, considero la simpleza del sistema una virtud del juego. En cuanto al resto de controles, con el analógico izquierdo se desplaza a Aris y con el botón Y se pueden consumir pociones de salud, las cuales se pueden encontrar desperdigadas por el mapa y matando enemigos, hasta un máximo de 3.
No obstante, una gran pega es el sistema de apuntado de monedas, que a veces no es todo lo preciso que debería ser. A menudo, el juego nos requerirá apuntar de forma relativamente precisa a enemigos y mecanismos, ante lo cual he fallado continuamente debido a dificultades para apuntar.
El juego parece carecer de cualquier tipo de ayuda de apuntado, una característica muy útil al desarrollar juegos para ser usados con mando, que además en este caso parece contener una zona muerta nula o demasiado reducida en los analógicos, lo cual empeora la situación. Tan solo he probado el juego con mando en Xbox, pero no puedo evitar sospechar que probablemente el sistema de apuntado sea bastante más preciso con ratón, y que estos problemas se pueden deber a una mala adaptación de los controles a mando.
Posteriormente el juego introduce algunos añadidos a las monedas, entre los que se incluye una espada pesada, a la que Aris se puede lanzar tras clavarla en superficies como paredes. Esta habilidad se usa principalmente para superar desafíos de plataformas. Es en estas situaciones, en las que el juego intenta dejar atrás la simplicidad de las monedas para intentar llegar un paso más allá, cuando he sentido que fallaba en conseguir su objetivo, volviéndose frustrante a menudo.
Una enorme sección del juego está invertida en este tipo de desafíos y la combinación del impreciso apuntado, con secciones de plataformeo e incluso algunas partes en las que se te obliga a tener que hacer todo esto a prisa mientras te atacan enemigos, convierte la simpleza de las secciones anteriores en una auténtica frustración. A eso se le añade la imposibilidad de recuperar la espada si la lanzas a un lugar equivocado que no esté a tu alcance, ya que el botón de recoger las monedas en este caso es el mismo que se usa para lanzarse hacia ella.
Por lo tanto, muy a menudo la única opción es, simplemente, suicidarse y volver a empezar. Esta situación hubiera sido mucho menos frustrante si hubieran añadido un botón específico para recoger la espada a distancia, al igual que las monedas, y otro para lanzarse a ella.
Otro añadido interesante que proporciona el juego en cierto punto son unas dagas, utilizadas para romper madera y sobre todo para eliminar las armaduras y escudos de algunos enemigos. He encontrado el uso de estas armas muy satisfactorio en combate, siendo mi mayor pega que casi no son usadas en el juego, ya que se consiguen casi al final del mismo.
El último punto que quiero mencionar en cuanto a la jugabilidad, sin contar más de la cuenta, es el jefe final del juego. Era difícil esperar que a estas alturas Mystic Fate, habiendo enfocado todo su combate casi como si de puzzles se tratara, de repente se convirtiera en Dark Souls de cara al jefe final, haciéndome pelear con un enemigo enormemente agresivo y con diferentes fases que modifican su forma de atacar. Y sin embargo, ese es el caso.
Durante el tiempo que dediqué en pelear con el jefe final del juego, el cual no fue poco, fui atacado por una lluvia de proyectiles en forma de moneda, con la única opción de colarme entre sus huecos, a la vez que me llegaban más proyectiles de otros enemigos de menor nivel invocados por el jefe y, llegado un punto, a todo esto se unieron una hondonada de meteoritos que empezaron a caer del cielo (probablemente del techo de la mazmorra, teniendo en cuenta la localización).
Tengo sentimientos encontrados respecto a este combate. Por una parte, es de elogiar como un estudio pequeño, en un juego de este estilo, ha dedicado el tiempo de desarrollar un jefe de este estilo, con diferentes fases y patrones de ataque claramente diferenciados. Por otro lado, la jugabilidad claramente no está preparada para un encuentro de este estilo, más propio de un bullet hell, y a menudo me encontré frustrado y preguntándome por qué el jefe no se había tratado más bien de una batalla más parecida a un puzzle, como las otras, que pusiera a prueba todas las herramientas que había ido obteniendo durante el juego.
Y esa última es quizás mi mayor pega, el jefe, que aparece al poco de haber conseguido tus nuevas dagas, ni siquiera requiere usar estos nuevos objetos, si no que puede ser derrotado (probablemente de la forma más eficiente) usando únicamente tus monedas iniciales.
La luna menguante
Mystic Fate hace gala de unos gráficos muy cuidados en Voxel 3D y pixel art. Derrochando encanto y originalidad a raudales, especialmente en el breve tiempo que pasamos fuera de la mazmorra, el juego ha sido un disfrute para los ojos. En mi caso, habiendo jugado en una Xbox Series X, el juego presenta una muy buena nitidez y un rendimiento a 60 imágenes por segundo en todo momento, sin haber notado ningún tipo de bajada en este aspecto.
La última generación de los alquimistas
Aunque la historia de Mystic Fate es bastante simple y se cuenta sobre todo a través de pergaminos distribuidos a lo largo de todo el juego, en forma de coleccionables, me he encontrado a menudo sorprendido con lo interesantes y bien escritos que eran la mayoría de estos. Collapse Games ha desarrollado un trasfondo bastante rico para el mundo de un juego de este tipo, de forma que si bien la historia no es el punto más fuerte del juego (principalmente por la brevedad y simpleza de la misma), es uno de los elementos más interesantes de este indie.
Los diálogos con los personajes del juego, los cuales no son muy abundantes y están recogidos en su mayoría al inicio del juego, antes de aventurarnos en la mazmorra, están muy bien escritos y son en gran parte divertidos y desenfadados. La única pega que tendría en este aspecto es que hubiera echado en falta haber tenido más diálogos durante el resto del juego, lo que es testimonio de lo disfrutables que son mientras duran.
De forma similar a la historia, la música me ha sorprendido de forma muy grata. A pesar de no contar con una gran cantidad de canciones en su banda sonora, la música acompaña muy bien a la acción en el juego, desde unos temas más desenfadados a la hora de resolver puzzles en la mazmorra, hasta otra música más emotiva para acompañar a las tristes historias que leeremos en los pergaminos. No exagero cuando digo que uno de los puntos más fuertes de este juego para mí ha sido su música.
No obstante, quizás el sonido que el equipo ha elegido para los diálogos no es el más adecuado. Pareciera que hayan querido elegir un sonido que imite una voz, como a menudo es el caso en juegos sin doblaje, pero a la hora de la verdad el sonido suena bastante «raro» y molesto, y nada cercano a una voz real.
Análisis de Mystic Fate – Conclusiones
No cabe duda de que se respira un cariño constante en la obra de Collapse Games. Durante sus 3 horas de juego, Mystic Fate desarolla una mazmorra con algunos puzzles y mecánicas muy entretenidos, una trama con un trasfondo sorprendentemente rico para su breve duración y una banda sonora que también resulta de una calidad alta. No obstante, algunos problemas recurrentes en su control con mando y algunas secciones bastante frustrantes empañan parcialmente el buen hacer del resto del juego.
A la hora de la verdad, si sois fans de los puzzles y las mazmorras es difícil no recomendar que probéis Mystic Fate, teniendo en cuenta su bajo precio de menos de 5€. Sobre todo, resulta muy prometedor de cara al recorrido de este estudio, que con algo más de tiempo y experiencia muestra un potencial enorme, observando la originalidad y calidad que derrocha Mystic Fate en todos sus ámbitos.