Desde 2013 las aventuras gráficas narrativas han dado un salto de popularidad enorme, llegando a muchos más jugadores y presentando diversos escenarios ficticios donde cada persona al control del protagonista puede decidir explorar ciertas rutas y vivir el resultado de sus acciones. Este género ha ido evolucionando hasta traer joyas como Detroit: Become Human o Twelve Minutes, y ahora llega Nobody Wants to Die, la nueva propuesta de Plaion a la cual le estaremos haciendo un análisis detallado a continuación.
Este nuevo título presenta un ambiente poco explorado en los videojuegos, combinando la estética cyberpunk llena de carteles neón y con lo refinado de la moda sesentera que dominaba las calles de las clases más altas. Dicho escenario es el sitio ideal para envolver al jugador en una historia de misterio y suspenso en el que cada decisión cuenta, llevando al protagonista por diversos caminos en los que descubrirá la verdad de diversas realidades que se esconden en las sombras de la ciudad y también dentro de lo más profundo de su mente.
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James Karra, 120 años. Oficial de policía
La historia de Nobody Wants to Die inicia de forma poco común, reviviendo una memoria del protagonista que le atormenta desde hace años, la muerte de su amada. Si bien parece una alucinación, no es cualquier tipo de alucinación, pues en este mundo los más pudientes pueden optar por adquirir una nueva «cascara» para extender su estadía en el mundo terrenal, y seguir viviendo de todas las bondades de una Nueva York destruida por la corrupción política y el crimen organizado. Como es de suponer, las alucinaciones de James Karra, el policía al que tomaremos como avatar, se deben en gran parte a la baja sincronización de la conciencia con su nuevo cuerpo.
Para James este no es su primer cambio de cuerpo, pues tiene 120 año de los cuales un centenar lo ha gastado trabajando para el cuerpo policial de la ciudad. Aunque un reciente accidente de tren fue el motivo de su traspaso de conciencia a otro cuerpo, y es este tipo de acciones controladas por los altos cargos del gobierno lo que ha deteriorado a la ciudad y a sus habitantes. Pues la fiesta de colores y carteles neón son solo un intento de despistar a los civiles de lo que realmente ocurre, induciéndolos y obligándoles a mantener su cuerpo lo más saludable posible para luego servir como cascara de cualquier millonario.
Si bien todo este asunto de la clase adinerada se sale de las manos de James, eso no le impide verse envuelto en un caso de asesino serial que está detrás del grupo político encargado de las leyes de regulación y prestaciones de cuerpos. Es así como nuestro protagonista descubre que, además de ser asesinados, el aparato que mantiene la conciencia de estos «monstruos de la sociedad» también está siendo robado o destruido.
Este pequeño detalle pone al departamento en contra de Karra al no poder cumplir las órdenes de recuperar la conciencia de ciertas víctimas, convirtiéndolo así en un estorbo dentro de los planes del gobierno, pero ir en contra de los organismos de la ley no le importa a James tras descubrir que el asesino del caso podría darle la respuesta que necesita al respecto de la muerte de su fallecida esposa.
La escena del crimen tiene todas las respuestas, solo halla el «cuándo»
Nobody Wants to Die se diferencia de otros juegos de misterio e investigación por la combinación de tecnología avanzada en un escenario visualmente clásico, por lo que todos los detalles futuristas y más arraigados a la ciencia ficción suelen ser una sorpresa al jugar. El detalle está en la habilidad del protagonista, James, para reconstruir la escena del crimen al retroceder en el tiempo ciertas secciones de espacio del escenario. Esta mecánica permite hallar pistas que pudieron ser destruidas o afectadas durante la perpetración de la víctima.
Aunque tener esta habilidad suena a que todos los casos serán fáciles de resolver, lo cierto es que cuenta con algunas limitaciones que impiden conocer la apariencia del asesino, pues se juega con el ADN encontrado en la escena. Por suerte, como buen detective, James Karra cuenta con un kit de herramientas indispensable para el seguimiento del caso y la captura de pistas y pruebas incriminatorias.

Este las herramientas que dispone el jugador para darle solución a cada escena del crimen contamos con el artilugio de tiempo que reconstruye la escena del crimen en diversos intervalos según las pistas halladas en el lugar. Aunque, para conseguir dichas pistas se emplearán algunos dispositivos más usuales, tales como la linterna de luz ultravioleta útil para detectar manchas de sangre o huellas dactilares; así como un escáner de rayos X que funciona similar a la visión de detective vista en la saga Batman: Arkham.
Tampoco puedo dejar pasar otra sección importante del gameplay, y es que, a lo largo de la reconstrucción de la escena, James recolectará pistas y objetos que podrá usar en su apartamento para hilar los eventos del crimen con el caso del asesino en serie de la ciudad que ha estado acechando a los peces gordos de Nueva York quienes buscan reducir aún más la edad mínima para prestar su cuerpo como cascaras.
Este entretiempo entre cada capítulo de escena del crimen dedicado a hallar la prueba determinante para continuar con el caso es un poco aburrido y sin relevancia, pues al final tendrás que hallar la respuesta que quiere el juego intentando combinar varias pruebas hasta llegar a la respuesta final, por lo que no caben equivocaciones aquí (lo que veo como una oportunidad desperdiciada de ampliar los múltiples finales que ya tiene el juego).
El futuro luce conocido y al mismo tiempo ignoto
Es usual que el sentimiento de inmersión en este tipo de aventuras sea uno de los factores más primordiales para tener un buen disfrute de la experiencia de juego. Viviendo las aventuras de James en primera persona, podemos apreciar cada cuadro de imagen que rodea al personaje en una amalgama de estructuras arquitectónicas que le dan forma a esta versión de Nueva York en la que se combinan elementos de Night City de Cyberpunk 2077 con Rapture de Bioshock. Este escenario sin duda es cautivador en este tipo de historias, pero para nada un lugar ideal en el cual vivir.
Al mismo tiempo, un buen escenario no puede estar falto de buena música, y como era de esperar, la banda sonora de Nobody Wants to Die tiene un aire a los 60’s muy distinguible. Aunque no es uno de los puntos más destacables del título en cuanto a lo técnico se refiere. Aunque si de lo técnico hablamos, persiguiendo unos gráficos fotorrealistas dignos de una cinta cinematográfica, este título de Plaion nos sorprende con cada frame que fluye en nuestra pantalla, deleitando con sombras, reflejos y todo tipo de colores que nos mantienen observando el panorama durante un buen rato.
El valor de la inmortalidad
A lo largo del recorrido que nos ofrece Nobody Wants to Die conoceremos algunas razones de personas que recurrieron al traslado de conciencia a otro cuerpo, en la mayoría de los casos se tratara de millonarios que viven para y por los negocios, acumulando millones y millones por deporte. Pero otros, simplemente desean desaparecer de su vida pasada, y darle un nuevo inicio desde una perspectiva distinta. No obstante, si todos pueden vivir para siempre, ¿cuál es el valor de la vida?
Esta cuestión ronda por la mente de James cada vez que debe revivir el pasado y recordar a Rachel, su esposa. Todos pueden vivir un día más si tienen el dinero suficiente, pero Rachel no corría con la misma suerte. Entonces ¿por qué James si pudo vivir?, son incógnitas que podrás darle una respuesta y significado mientras tomas las decisiones que guiarán a este detective hasta su destino.
Análisis de Nobody Wants to Die – Conclusiones
Nobody Wats to Die presenta una aventura gráfica corta pero emocionante, con múltiples finales según las decisiones y conclusiones tomadas a lo largo de la resolución de caso principal. Si bien es una experiencia agradable y entretenida las primeras dos veces que debemos reconstruir la escena del crimen siguiendo pistas y acatando ordenes de la asistente que nos acompaña desde el principio del juego, gran parte del título se siente como un juego sobre raíles en el que mayormente juegas en modo «automático«.
Debido a esto, terminas desconectando rápidamente de lo que estás haciendo, pasando por alto detalles del crimen y de la historia que son importantes para entender el curso de la narrativa. A la larga, se siente que no estás comprendiendo los giros que da la historia, sintiéndote abrumado y con ganas de terminar el juego lo antes posible para completar los huecos del caso que deseas descubrir. A pesar de que Nobody Wants to Die tiene el potencial para ser un título que cambie por completo el género, jugó a lo seguro resultando en una aventura que no está mal, pero que pudo ser mucho mejor a la hora de mantener al jugador interesado.