En un frenesí de violencia, muerte, destrucción armas de mano, espadas y heavy metal encontramos Valfaris, un juego único en su estilo y propuesta. Este juego independiente es el sucesor espiritual de Slain, un desagradable título de Andrew Gilmour, que nos presenta más o menos lo que vimos en el juego de 2016 pero mejorado al máximo. Valfaris es un juego antiguo con todo lo que ello representa, tenemos un estilo pixel art, una historia superficial y que va al grano sin remolonear, dificultad endiablada y violencia sin límites. Si queréis saber qué nos ha parecido este peculiar juego, seguid leyendo nuestro análisis de Valfaris para Xbox One.
Therion es el protagonista de Valfaris, un machote de larga melena y musculoso que bien podría ser el guitarrista de cualquier banda de heavy metal de los 80, incluso nos recuerda -con cierta distancia- al genial protagonista de Brutal Legend. En el inicio del juego se nos introduce un poco su trama, Therion vuelve con su nave espacial a un planeta Valfaris para matar a su padre, ¿por qué? pues porqué sí. Ya os avisamos, no os vais a encontrar con una trama apasionante, sino con excusas para avanzar y mutilar a más enemigos. Tampoco es que le haga falta, Valfaris triunfa donde lo debe hacer, en su jugabilidad.
Prepárate para morir
Podría decir lo de que Valfaris es el Dark Souls de los juegos 2D de disparos en lateral, sería el recurso fácil pero creo que serviría para haceros una idea de lo que os vais a encontrar. El caso es que no me gustaría ser tan simple y os quiero contar un poco más de lo que propone este juego. Valfaris es un juego en 2D donde nos moveremos en los 4 ejes tradicionales y aunque en ciertas fases tiene algo de verticalidad, el juego es un side-scroll tradicional que consiste en disparar y rajar a todo lo que se nos ponga por delante, porque Valfaris también es un planeta, y de lo más hostil si me permitís.
La mecánica del juego es simple y se basa en 4-5 botones a parte del movimiento. Con A saltamos, con B disparamos una arma especial, con X nuestra arma básica y con Y damos un espadazo, por otro lado con LT utilizamos nuestro escudo. Con esa configuración tan solo nos queda esquivar los ataques y acertar con nuestros golpes.
A lo largo de la aventura nos encontraremos con multitud de enemigos y diferentes patrones que debemos aprender si no queremos morir a la primera, mientras que los enemigos básicos solo nos asustarán si aparecen en grandes multitudes, los jefes son un desafío único al que debemos sumar un curioso sistema de subida de nivel y guardado.
Si comparamos Valfaris con otros juegos soulslike vemos que donde más difieren es en la mejora del personaje. Mientras en los juegos que copian el estilo souls nos prestan ciertos puntos de guardado donde debemos utilizar los puntos de habilidad (o sus diferentes sinónimos artísticos) para mejorar nuestros atributos, en Valfaris recogemos una especie de gemas que nos mejoran al instante la salud y la energía de nuestro escudo/arma. El problema es que esas gemas también sirven para guardar y si lo queremos hacer, deberemos depositarlas en un recipiente, haciendo que perdamos la mejora de salud y energía. Por lo que debemos priorizar si queremos empezar desde el principio de todo el nivel, pero con mejores atributos, o volver al último punto de control pero con los mismos puntos que cuando empezamos el juego.
Esta tesitura es interesante, ya que si morimos sin haber utilizado esas gemas para guardar, volveremos al inicio del nivel. Lo que supone volver a acabar con todos los enemigos, incluidos los jefes. Durante el nivel hay varios de esos cristales y cuando llegamos a un tope las mejoras se quedan con nosotros para siempre. Por ejemplo, si recabamos 4 cristales a la vez, todas sus mejoras ya estarán ahí durante todo el juego, por lo que si encontramos un quinto, podemos utilizarlo para guardar, sin miedo a perder todo lo que ha aumentado nuestra salud y energía hasta el momento. Quizás sobre el papel es una mecánica confusa, pero el juego la plantea de manera orgánica y comprensible y creo que se convierte en algo único.
Una orgía de metal y muerte
Valfaris es un juego al que siempre acompañan canciones de puro heavy metal, que mezcladas con la incesante violencia que ofrece el título hace que nos sintamos en una orgía de metal y muerte con diseño pixel art. Ver como un enemigo se parte por la mitad por culpa de un espadazo es gratificante, al igual que reventar a una alimaña del bosque con nuestra escopeta. Todos los enemigos tienen animaciones diferentes según como mueren y es peculiar ver como un juego con este diseño tan limitado ofrece detalles tan gore.
El heavy metal es uno de los hilos conductores, ya que las canciones irán cambiando según el nivel y su fase, destacando los temas contra los jefes así como aquellos momentos en los que encontramos nuevas armas, donde nuestro protagonista se desmelena -literalmente- y nos hace una demostración de headbangin’ magistral.
Valfaris no es un juego indie tranquilito con el que pasar una noche de sofá y manta, Valfaris es un juego que te da ganas de beberte un barril de cerveza a morro, eructarlo y luego gritar cualquier obscenidad a la vida mientras suena de fondo Slayer e invocas al demonio para que te de consejos sobre cómo acabar con ese maldito jefe que lleva dos horas jodiéndote la vida.
Porque sí, Valfaris es un juego donde vas a morir como un condenado. No os imagináis mi cara cuando me dieron un logro de 1G por mi primera muerte, algo así como cuando me dieron 9G por otro logro al morir 50 veces (creo que no pasó ni media hora entre uno y otro). Si sois muy habilidosos podéis terminar este juego en algo menos de dos horas, pero creo que es algo que escapa al 90% de los mortales, así que lo normal es que os lleve entre 5 y 8 horas.
Bienvenido al infierno
Valfaris no es un título bonito de ver, es feo, bruto y peculiar por su paleta de colores, pero agradezco que su estilo sea pixel art, ya que no me imagino recorrer esos niveles que parecen transmitir olor a podrido con tan solo mirarlos en un estilo realista o con mayor calidad. El caso es que a un juego que nos transporta a años atrás y tira de un estilo «fácil» con las tecnologías que existen hoy en día, lo que le pedimos es que al menos rinda bien y Valfaris por desgracia no lo hace.
No sé qué sucede con Unity y Xbox o con Unity y las consolas en general, pero diría que jamás he jugado a un juego creado con este motor que no me haya provocado bajones incomprensibles de FPS. Da igual que sea una Xbox One normal, una X, una S, es indiferente, tendréis siempre esos tirones. Valfaris por norma general abusa del número de personajes en pantalla, salpicaduras de sangre, desmembraciones y demás, pero eso no debería ser motivo para presenciar tales caídas de frames.
Por lo demás, estamos ante un juego con un diseño gráfico cuidado, con cada nivel teniendo un aspecto único y reconocible, con una variedad de enemigos apabullante y con jefes de nivel muy bien pensados. En el apartado sonoro tenemos al segundo protagonista del juego más allá de Therion, ya que las melodías nos acompañan en todo momento.
Análisis de Valfaris – Xbox One
Valfaris es un juego peculiar y que no es para todos, más que nada por un estilo gráfico y una brutalidad casi sin precedentes. Por otro lado tenemos un diseño de niveles inteligente, aunque no le habría venido mal un poco más de verticalidad en los escenarios. La trama es simple y funciona como excusa para seguir avanzando, mientras donde triunfa es en la jugabilidad, la banda sonora y el diseño.
Tenemos ante nosotros un desafío único en el que moriremos multitud de veces y en el que tendremos que debatirnos si aseguramos todo lo que hemos avanzado o decidimos mejorar nuestras estadísticas para ser todavía más poderosos. Valfaris es un título único y que si te atrapa seguramente te deje un muy buen sabor de boca, lástima de su apartado técnico.