Cuando se planteó una realidad alternativa donde los coreanos ejercían la labor de los nazis para conquistar el mundo, nos dimos cuenta de que THQ exponía el rival de Wolfenstein, supliendo a soldados de pelo amarillo, por gente con la piel del mismo color. Allá por la pasada generación, Homefront surgió como un planteamiento osado, interesante incluso, cuando hacíamos frente a la invasión directa de los coreanos. Un título que no cuajó, pues pese a su trepidante acción, su campaña era extremadamente breve y su multijugador, no funcionaba para nada bien. Entre los shooters, hacer frente a las grandes franquicias requiere de un producto que destaque por todos lados, o al menos, por alguno de ellos. Homefront no lo consiguió.
En cierto modo, la sorpresa llegó cuando se presentó Homefront: The Revolution, un título que nadie esperaba ver, pero que al darse a conocer, levantó mucha curiosidad. No se si esta curiosidad era morbosa, pues ante la incredulidad de que esta noticia fuese posible, el planteamiento que se expuso era asombrosamente interesante. Un país ocupado por fuerzas coreanas, donde la resistencia se une para combatirla usando tácticas de guerrilla. Si la idea resulta atractiva y todo, pero tenemos un antecedente, el escepticismo asoma.
En cierto modo, el escepticismo está justificado, pues Homefront: The Revolution no tomó una buena herencia, más coincidió con la bancarrota de THQ y el cierre de Kaos Studios, quienes concibieron este proyecto y lo desarrollaron inicialmente. Una vez pasada la licencia a las manos de Deep Silver y Dambuster Studios, con la colaboración de Crytek UK, que desde un principio se interesó por el título para usar CryEngine. Se puede ver que Homefront no ha sido una licencia que haya tenido fortuna en sus desarrollos, con falta de estabilidad, el producto no evoluciona normalmente y por eso, se ha hecho esperar por demasiado tiempo.
Un primer paso esperanzador para su llegada es la fase de beta que ha sido expuesta estas últimas semanas, con el fin de escuchar a los usuarios que han entrado a formar parte de esta experiencia, con el fin de corregir los errores y mejorar los aspectos que puedan hacer que Homefront: The Revolution se haga realidad, a priori, en mayo de 2016. ¿Qué podemos contaros de este juego?¿Sucumbirá Estados Unidos a la la ocupación coreana?
Organizando una resistencia
Personalizar armas y organizar emboscadas, la idea es atractiva
Homefront: The Revolution es un título que busca explotar conceptos diferentes, lo hemos dicho, y en cierto modo estos conceptos combinarían la acción de los shooteres con un sistema de progresión y crafteo propio de los MMO. De hecho, se puede observar de forma evidente en el menú de jugador, donde crearemos nuestro personaje, que puede ser personalizado con bastante diversidad de opciones, aunque suponemos que habrá más en la versión final del juego.
Con una serie de árboles para las skills, o habilidades, se observar que el patrón usado busca que los jugadores evolucionen sin hacer uso de clases específicas. No obstante, encontramos que no hay una explicación para intentar incentivar el interés por una rama u otra, encontrándonos un tanto perdidos a la hora de decidir cuál es el siguiente paso a seguir. Una opción que ofrece cierta diversidad, pero que no parece estar enfocada debidamente, pues al final, la decisión de ejecutar un tipo de soldado u otro parece más consecuencia del planteamiento organizado de un grupo de jugadores que elegirán su equipamiento, no sus habilidades. Un desorden importante, donde encontramos habilidades que deben ser comunes para todos, como es la mayor resistencia al daño, la velocidad, la construcción de objetos en el campo de batalla. Al final, da la sensación de que hay que subir de nivel y obtener todos y cada uno de los elementos clasificados en diferentes niveles y que accederemos en base al número de habilidades seleccionadas en cada árbol.
De modo que, más que por personalizar un soldado por sus habilidades, confiriéndole una especialización, lo que determinará nuestra función en el campo de batalla será nuestro equipamiento. Aquí, se ofrece un número limitado de armas, a expensas de poder incluir más en el futuro, donde encontramos los típicos fusiles, subfusiles, ametralladoras y demás parafernalia bélica, acompañados de tres armas secundarias y elementos varios que, tras conseguir los planos, podremos construir. Puede que sean estos últimos los más interesantes, pues a las típicas granadas, o cócteles molotov, encontramos otros instrumentos de guerrilla más interesantes, como granadas de hackeo o coches de radiocontrol.
En este aspecto, se puede observar que la beta no ofrece una gran diversidad y de ser todo lo que ofrece, será la escasez lo que defina este juego. Claro que, somos la resistencia, los medios deberían ser escasos, cuando lo que puede resultar interesante es poder personalizar las armas disponibles en un amplio abanico de opciones, algo que, por mucho que lo intentamos, con la experiencia que la paciencia de un jugador, en una beta como esta, puede obtener, no llega a descubrir todo ese potencial oculto que debería suponerse. Pero depender de las suposiciones o deseos, es demasiado para lo que Homefront: The Revolution, ha mostrado en esta beta.
Acciones de guerrilla
Pero Homefront: The Revolution no debe verse como un producto al uso, o al menos, es lo que se puede comprender de su planteamiento. Lejos de poder aludir a la falta de contenidos o diversidad, que en otros juegos tampoco es mayor y han visto la luz con un éxito inusual, a la espera de que el juego se complete con DLCs, lo que trasciende de este título es su planteamiento. No hablamos de entrar en el escenario cual soldado en busca de los enemigos para desgastarlos directamente, es un juego cuyo planteamiento incide en el concepto de someter a ese orden a las acciones típicas de la guerra de guerrillas.
Organización, difícil encontrar en partidas aleatorias
Un escenario repleto de escondites, coberturas y posibilidades de emboscada para esas patrullas que buscan los resquicios de la resistencia. Un planteamiento que busca que el jugador no se vea expuesto, en el que hay que andar con mil ojos y agachado, buscando el objetivo sin ser detectado. Esta propuesta resulta inusual para una experiencia exclusivamente multijugador, si bien, se ha comprobado en otros títulos como Far Cry 4, exponiendo hasta 2 jugadores. En las misiones propuestas en la beta, la coordinación de hasta 4 soldados puede dar mejores resultados, pero claro, con lo caro que está poder coordinar nada con usuarios que allí donde ven enemigo, ejecuta un disparo. En cierto modo, eso viene bien para otros compañeros que se beneficien de la distracción, aunque lo normal, es que aparezca una unidad motorizada y la distracción para los enemigos sea un problema para el grupo de la resistencia al tener que socorrerle.
No obstante, dejando este inconveniente que llega desde el bando de jugadores, la realidad es que el potencial de este concepto es increíble. Un planteamiento en firme, muy interesante, donde elementos como el crafteo surgen por sorpresa, permitiendo rastrear para la obtención de recursos necesarios para la construcción de objetos que puedan ser útiles en el momento de la batalla. De hecho, podemos observar que a la hora de recopilar munición, si bien tenemos algunos puestos para el reabastecimiento, cuando intentamos sacar munición de los soldados, estos no dan muchas balas. Se puede comprobar que la confrontación directa no es para nada rentable, pero no hay nadie que lo haya explicado, hasta que te encuentras sin munición.
En este aspecto, Homefront: The Revolution mantiene gran interés para aquellos que no buscan un shooter convencional, uno de esos que simplemente ofrecen lo mismo una y otra vez. Cierto es que esta fórmula funciona, pues ahí están sus ventas, pero hay muchos usuarios que no discrepan del formato de acción en primera persona, siempre y cuando les ofrezcan nuevas aventuras, historias con tramas interesantes, o propuestas cooperativas en las que la estrategia prime sobre la acción. Este título ofrece una perspectiva diferente, si bien hemos visto, que le falta profundidad y opciones. Siendo una beta, podemos pasar por alto ciertas carencias, pero de no corregirse, será un desperdicio.
Un mundo en ruinas…
En un primer instante observamos que el planteamiento de Homefront: The Revolution no es como el de los demás shooters multijugador. No hay multitud de mapas donde los soldados combaten divididos en equipos para ver quién mata más o quien lleva la bandera. Es un título que ofrece un mundo abierto para dar cabida a misiones de la resistencia, donde se deben tener en cuenta muchos aspectos que rompen por completo la presunta propuesta repleta de acción que se busca en este género. Si bien, el planteamiento ha sido visto en otros shooters, pero en forma de campañas con historia, en esta ocasión el entorno es solo un mero escenario para llevar a cabo acciones de sabotaje que permitan hacer crecer la posición de la resistencia frente a la ocupación extranjera.
Se pueden encontrar motos, para moverse con más rapidez.
La representación del mapa, presuntamente se trata de alguna ciudad de la costa este, pretende insinuar que la ocupación coreana es total. Su representación es catastrofista, pues realmente nos muestra una ciudad, o un entorno, totalmente en ruinas. Sin conocer el trasfondo argumental de lo que Homefront: The Revolution hará llegar, resulta complicado meterse en el papel, pero la realidad es que el escenario mostrado parece más un escenario consecuencia de una gran catástrofe, carente de toda vida que no sea la de la lucha que se sucederá en esta ubicación. De este modo, todo ese planteamiento donde hay ciudadanos sometidos, queda en un segundo plano, o en otra localización, resultando un tanto increible que la resistencia está pugnando por controlar un montón de escombros.
También es cierto que no es más que una fase de beta que expone unas pocas misiones en un entorno concreto, sin saber, hasta qué punto este se expandirá. Sus dimensiones son más que aceptables para una propuesta multijugador, incluyendo, el acceso a prácticamente todas las casas, aportando así, un componente estratégico a la acción que se propone. El escenario goza de un aspecto que busca un realismo visual en base al uso de efectos visuales que, sin poder interpretar si son el toque que se busca, ofrece un resultado cuestionable. Si bien ese efecto hiperrealista que podría equipararse al usado en Need for Speed, enmascara la carencia en el detalle de la mayoría de construcciones, ofrece en ocasiones un acabado resultón, hasta que nos acercamos más y observamos que todo está “manga por hombro”.
Tal como sucede en el juego de conducción, este efecto granulado que busca engañar al ojo, esconde tras de sí elementos bastante planos, aunque pueda parecer que las texturas están bien diseñadas. Podríamos intentar justificar que el resultado de la optimización no da para más, pero cuando descubrimos elementos como el césped, el diseño de los vehículos abandonados… son demasiados los elementos como para citarlos todos y lo peor de todo, es que este efecto visual, aparentemente espectacular, no resulta nada efectivo. De hecho, aunque no haya sufrido en mis carnes el efecto de las bajadas de frames, otros sí que han argumentado su existencia.
Al fin y al cabo, no importa observar como el escenario ofrece columnas de vapor o edificios ardiendo al fondo, esa diversidad, no sirve sino para dar cuenta de que el juego tiene todavía pasos que dar para estar acabado.
… para una ruina de juego
Metidos en vereda, lo que se corresponde al escenario no parece ser el mayor de los problemas a los que nos enfrentamos en Homefront: The Revolution. No cabe duda de que el tema de los escenarios no resulta tan grave a la larga, pues el principal problema es que este escenario, con gran cantidad de detalles y una extensión bastante interesante para lo que propone el juego, es un elemento que está separado de la acción que en él transcurre. Y es que podemos observar que los soldados planean, más que corren, y pese a que desde nuestra perspectiva no tenemos constancia de nuestros movimientos, en muchas ocasiones da la sensación de que vamos en patinete.
Considerando que es un juego multijugador, que estamos en una fase de beta que podría estar testando el rendimiento de la experiencia de juego en base a los servidores, puede que muchos de estos efectos sean consecuencia de lag, pues no es la primera vez que observamos soldados que vuelan y se teletransportan. No gusta en ningún caso, no podemos excusar a Homefront: The Revolution de estar en condiciones de presentar un juego completo, pero no parece del todo razón para exclusivizar este problema. De todas formas, dadas las circunstancias, podríamos estar convencidos de que no serán nuestras pisadas las que alerten a los soldados que no nos ven, de hecho, casi se cumple, pues mientras tengamos una cobertura, lo normal es que no nos vean.
Nos deslizaremos tras las líneas enemigas, pues andar requiere pisar el suelo
Aquí es donde destapamos una de las principales carencias de Homefront: The Revolution. Hemos comprobado que armas, soldados, enemigos y escenario se corresponden con planos de existencia separados que no se ensamblan en lo visual. Sin embargo, cuando procedemos a flanquear ocultos a un enemigo, solo con aparecer en una línea de visión imaginaria, somos alertados por el típico indicador que hemos visto en Far Cry, que se va llenando hasta que somos localizados. Ahora bien, se puede dar el caso de estar cubiertos, que una patrulla pase por nuestro lado, hasta el punto de poder ponerle la zancadilla, y no vernos, así como las veces que estamos cubiertos y nos ve alguien que está muy lejos.
No obstante, se puede comprobar que cuando el medidor se llena, si nos quedamos quietos estamos perdidos, pues la IA se mueve de un modo inteligente, buscando flanquearnos mientras nos retienen con fuego de cobertura. Esto sucede, sobre todo, si hay un vehículo montado, sin embargo, con la vorágine de la batalla y soldados aliados desperdigados sin orden ni concierto, permiten con mucha facilidad que la IA no se centre en un soldado y escapar sea fácil. Es decir, que lo que parecía iba a ser un conato de IA inteligente, se convierte en un despropósito de estupidez mayúscula.
La atención de la IA a un objetivo es nula
Ahora bien, esto es lo que se supone, pues en otras ocasiones, en batalla directa, el comportamiento de la IA es errático. Da la sensación de que no saben guardar una cobertura, de que rápidamente pierden la paciencia y se olvidan de que están en un duelo de disparos con nosotros, destapándose y siendo un blanco fácil. Ese movimiento errático, como si estuviesen en una tienda de saldo buscando la ganga del día, arruina una experiencia que, en el mejor de los casos, estando solos, podemos observar como el comportamiento de la IA en zonas abiertas vislumbran algún tipo de protocolo de actuación. Sin embargo, ni por el número, mayor en nivel de dificultad elevado, ni por la contundencia de sus vehículos montados, supone un trauma.
En el fondo, no es difícil sentirse traumatizados por como Homefront: The Revolution plantea su IA, la cual, difícilmente puede haber conquistado Estados Unidos con ese comportamiento. Si cabe, con ese desorden, sería lógico pensar que se pueden disparar entre ellos, así al menos, nos reiremos de lo absurdo de estos combates. Claro está, que la IA puede verse expuesto a un grupo de rebeldes muy bien organizados, pero con lo difícil que está jugar con amigos, dado que es una beta que ha agotado la paciencia de muchos en muy poco tiempo y no precisamente por lo irregular de la IA, sino porque la ejecución de la acción desvela un problema mayor, posiblemente, el que termina con la paciencia de verdad.
Homefront sinónimo de imprecisión
A la hora de llevar a cabo la acción, no serán pocas las veces que nos veamos frustrados por una escasa puntería. Podría intentar justificarse, dado que hemos jugado a la beta en Xbox One, que Homefront: The Revolution no emplea los típicos sistemas de autoapuntado que suelen ofrecer todos los shooters multijugador. Cierto que esto no es más que una opción, pero en muchos casos la tolerancia al error en esos juegos depara sensaciones de eficacia que en esta ocasión desaparecen.
La realidad, es que no vamos a aludir a que Homefront: The Revolution, no ha implementado este sistema de ayuda, más bien, que su motor gráfico depara un resultado poco efectivo e impreciso. Disparar directamente a un enemigo, que no nos ha visto y que nos concede un disparo limpio no siempre lleva a acierto. De hecho, un disparo en la cabeza puede no ser letal, aunque se asume que es porque de algún modo no le hemos dado. Considerando la necesidad de ahorrar munición, esto es un problema. No sabremos realmente si el enemigo está donde vemos que está, de modo que en ocasiones, aguardamos en exceso para asegurar un tiro, o gastamos demasiada munición porque el ojo nos engaña, bueno, más bien el juego.
Ahora bien, podría ser el sistema de control, que ofrece, de primeras, una dureza poco más que intolerable. Ahora bien, sin que pueda argumentar nada a favor o en contra de este aspecto, dado que es una beta y el control puede configurarse, la dureza puede rebajarse y ofrecer un resultado más dinámico, que no efectivo, pues la imprecisión es algo innato en este control. De este modo, tanto para el movimiento como para la acción, dista mucho de ser un juego que ofrezca las sensaciones que debe. De hecho, el que sea un juego donde moverse por coberturas sin ser detectado es tan importante, lo que tenemos es que la falta de consistencia en las animaciones, la falta de interacción con el entorno y la falta de precisión, deparen un producto que se sufre, más que disfruta.
Ganarán los coreanos
Es complicado hacer frente a una beta que exponga sus problemas, considerando que en todo momento tenemos un mensaje que indica que el juego no está terminado. Claro que viendo el resultado es evidente que no lo está, aunque haya antecedentes de juegos que han visto la luz con problemas similares, incluso mayores. Homefront: The Revolution tiene demasiado trabajo por delante para hacernos creer que su fecha de lanzamiento anunciada se pueda cumplir, si bien podríamos esperar que este producto ofrecido sea una versión previa a lo que ellos manejan para estar tan seguros de lanzarlo en mayo.
Más que un movimiento de resistencia, exige un montón de paciencia
Puede que el menor de los problemas sea el acabado visual, no obstante, todo lo referente a las animaciones y los cambios de color de elementos que aparecen en pantalla, pese a estar en dimensiones diferentes, deba subsanarse o corregirse de algún modo. El principal factor que no convence de Homefront: The Revolution, es su jugabilidad, imprecisa, inefectiva, obsoleta, que recuerda a shooters de hace 10 años, más que a un producto nuevo y fresco. Todo ese concepto que pretende ensalzar nuevos valores a la hora de afrontar las misiones, se ignora cuando nos enfrentamos a una tortura que nos hará desear que nos metan en una celda para sacarnos información. Porque luchar en la calle resulta frustrante, bien porque no estamos bien acompañados, bien porque no damos ni a una señal de Stop desde un metro con una escopeta, bien porque no resulta dinámico en la acción propuesta, por su IA, porque nos damos cuenta de que ese producto revolucionario no son más que fuegos de artificio sobre un papel.
Pese a que me ilusionaba un proyecto diferente, un shooter multijugador que mezclaba lo más atractivo de los últimos Far Cry, con una experiencia multijugador para compartir con hasta 4 amigos, su ejecución muestra una torpeza inusitada. Es una beta, no podemos concretar demasiados datos sobre como se planteará una posible historia que relacione misiones, ni cómo afectarían, de hacerlo, a un progreso en la resistencia. Esta beta es escasa en explicaciones, pero suficiente para albergar poca esperanza para un producto que pretende ver la luz en mayo. Pobre en planteamiento, ineficaz en su ejecución, incompresible en su acción, la resistencia va a tener muchos problemas si pretende reunir a gran cantidad de soldados.
El futuro de Estados Unidos en Homefront: The Revolution parece obvio, ganarán los coreanos.