Algunos organismos de competencia están realizando investigaciones realmente profundas sobre la conveniencia o no de la compra de que Microsoft adquiera a los padres de Call of Duty y Diablo, entre otros. No obstante, parece que hay otros que lo tienen mucho más claro. Y es que hemos podido saber que Japón acepta la compra de Activision Blizzard en tiempo récord, al contrario de lo visto en la FTC, CMA o CE.
En el comunicado oficial en el que el organismo confirmaba la aceptación de la compra (a través de @PostUp_bbb), la JFTC ha confirmado que el tiempo de investigación sobre la posible existencia de monopolio por la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft ha sido realmente reducido, necesitando únicamente unas pocas semanas para poder concluir que no se trata de algo perjudicial para la industria.
Japón acepta la compra de Activision Blizzard en tiempo récord
En el comunicado que podéis leer justo encima de estas líneas podéis observar que la JFTC ha aprobado la operación de forma prácticamente inmediata. Tal y como se señala en el escrito, el organismo inició la fase de investigación (también conocida como la fase 1) el 10 de marzo de 2023; y ha emitido sus conclusiones finales al respecto hoy mismo, 28 de marzo de 2023.
En tan solo 18 días, Japón ha aceptado la compra de Activision Blizzard, lo que vendría a demostrar que se trata de un trato realmente beneficioso para los usuarios y el resto de compañías, ya que favorecerá aun más la competencia de un mercado que está liderado por Tencent y PlayStation. De modo que Microsoft recibe luz verde de otro de los organismos clave dentro de la operación, especialmente debido a que Sony es la principal opositora a este trato.
Aunque muchos dudaban de que Japón aprobase el trato, especialmente una vez vistas las concesiones que la JFTC permite a Sony dentro de sus frontera, finalmente la decisión del organismo de competencia japonés ha fallado de una forma similar a la de otros muchos países, dando luz verde a la compra de Activision Blizzard. Esto vuelve a incentivar la idea de que la operación será aprobada más pronto que tarde, especialmente después de que tanto CE como CMA parezcan haber llegado a la conclusión de que no afecta negativamente a la industria.