Durante años, la competencia entre Xbox y PlayStation ha definido a la industria del gaming y a la guerra de marcas por parte de los usuarios en diversos ámbitos sociales. La clásica rivalidad de consolas, los exclusivos como armas y la batalla por vender más hardware han sido el pan de cada día. Pero hoy, en 2025, la situación es completamente distinta. Xbox ya no ve a PlayStation como un competidor directo, sino como una vía más para expandir su negocio.
Esta es mi opinión personal, y puede que no la compartas, pero bajo este nuevo escenario, yo sí creo que los jugadores salimos ganando. Y te lo expongo a continuación.
Game Pass está cambiando las reglas del juego
Desde el momento en que Xbox apostó por Game Pass y la nube, quedó claro que su estrategia iba más allá de vender consolas. Mientras Sony sigue con su modelo tradicional de juegos a 80 euros, Microsoft está ofreciendo una biblioteca brutal por una suscripción mensual. Para muchos jugadores, la pregunta ya no es «¿PlayStation o Xbox?», sino «¿Tiene sentido pagar 80 euros por juego cuando puedo jugar todo en Game Pass?». Y si cada vez más títulos de Xbox llegan a PS5, la decisión para los usuarios de Sony se vuelve aún más complicada.
Si alguien con una PlayStation se da cuenta de que pasa más tiempo jugando títulos de Xbox que exclusivos de Sony, es lógico que termine pensando en cambiarse de plataforma. Ahí es donde Xbox está ganando: atrae jugadores sin necesidad de venderles una consola.
PlayStation como socio, no como rival
Hace unos años, la idea de ver Gears of War, DOOM o Indiana Jones en PlayStation habría sido una idea loca. Pero aquí estamos, viendo cómo Microsoft lanza más y más títulos en la consola de Sony. ¿Por qué este movimiento? Muy simple: Xbox ya no está en el negocio de vender hardware, sino en el negocio de vender juegos y servicios. En lugar de limitar sus franquicias a su ecosistema, han entendido que pueden hacer más dinero llevando sus juegos a otras plataformas.
Así, PlayStation ya no es un enemigo. Es un socio con una base de usuarios gigantesca dispuesta a pagar por sus juegos. Microsoft está jugando una partida distinta, donde su objetivo ya no es vender más consolas que Sony, sino ganar dinero de todos los jugadores, sin importar dónde jueguen.
Steam y la más que posible portátil de Xbox
Uno de los rumores que más me intriga es la posibilidad de que Xbox permita usar Steam en sus consolas. Si Xbox integrara Steam en su ecosistema, permitiría a los jugadores acceder a su biblioteca sin depender de una Xbox Store. Esto suena atractivo, pero también puede suponer una pérdida de ingresos para Microsoft. Por eso, aunque la idea es revolucionaria, no parece viable a corto plazo.
Lo que sí parece más realista es una portátil de Xbox. Si lanzan un dispositivo centrado en Game Pass y xCloud, a un precio competitivo, podría ser una opción brutal para quienes quieren jugar en cualquier lugar sin gastar una fortuna en un PC portátil. El problema es que Microsoft llega tarde a un mercado dominado por dispositivos como Steam Deck, ASUS ROG Ally y otras. Si su portátil cuesta más de 300-350 euros, va a ser difícil que tenga éxito, porque hay demasiadas alternativas en el mercado.
Xbox ya ha ganado la nueva generación
Al final, lo que está haciendo Xbox es convertirse en aquello de «el Netflix de los videojuegos». No les interesa que compres una consola, sino que juegues a sus títulos en cualquier dispositivo y pagues por su servicio. Mientras Sony sigue apostando por vender juegos a precio completo, Microsoft está rompiendo barreras y expandiendo su ecosistema.
Para nosotros, los jugadores, esto significa más opciones, menos barreras y más formas de jugar sin gastar tanto dinero. La próxima generación no será una guerra de consolas.
Será una guerra de servicios. Y ahí, Xbox lleva la delantera.