La decisión final de la CMA respecto a la compra de Activision Blizzard no ha dejado indiferente a nadie. Hace apenas unas horas, el organismo regulador de la competencia en Reino Unido ha publicado su informe final, en el que se ha apartado de sus conclusiones previas, bloqueando la compra de Activision Blizzard. La polémica no ha tardado en servirse porque, en dicho informe, la CMA se posiciona directamente en favor de los usuarios de PlayStation, rechazando la compra de Activision Blizzard por el perjuicio que podría ocasionar en los usuarios de Sony. Algo que un organismo que actúa en favor de los intereses generales no puede hacer.
Las repercusiones a la decisión no se han hecho esperar y, tan rápido como ha salido la conclusión final, tanto Activision Blizzard como Microsoft han manifestado su decisión de recurrirla. La propia Activision Blizzard ha ido bastante más lejos, sugiriendo que esta situación podría afectar negativamente al crecimiento de su empresa en Reino Unido, lo que ha dado lugar a sospechas de que incluso podrían trasladar filiales y reducir puestos de trabajo.
La CMA ha bloqueado la compra de Activision Blizzard y Microsoft y Activision piensan recurrir.
Mal momento para la CMA: se le acusa de arbitrariedad y crear riesgos en el mercado:
Aunque no lo parezca, el bloqueo de compra de Activision Blizzard ha generado una situación muy delicada para la CMA, principalmente por la base de su decisión. Según el informe final, la CMA se ha opuesto a la compra debido a la posición tan superior que ocuparía Microsoft en la nube, en caso de que se completara, dentro de 10 años. Es decir, ha basado su decisión en hechos futuribles, que aún no han ocurrido y que quizá no ocurran nunca. Algo que ha desatado las molestias en el mercado y en los operadores económicos, porque la CMA ha fundamentado su decisión en pronósticos, no en realidades, alejándose de la seguridad que se les exige a los organismos de este calibre.
Precisamente por eso, el analista Florian Muller entiende que la CMA se ha colocado en una posición de desconfianza para el mercado. Además, no le hace ningún favor el hecho de haberse separado de forma tan radical de sus conclusiones provisionales, ni tampoco que, hace una semana, miembros de la CMA se mostraran partidarios de la competencia ante Bruselas. El organismo se ha desdicho de sus decisiones iniciales en base a argumentos que, a día de hoy, no tienen sustento. Haciendo, en consecuencia, que Microsoft y Activision Blizzard muy probablemente tengan que prorrogar la duración de su acuerdo inicial, dado que el recurso hará que el proceso pueda alargarse incluso hasta 2024.
Por otro lado, las acusaciones hacia la CMA como organismo “poco fiable” pueden tener repercusiones en relación con las demás empresas tecnológicas y sus eventuales acuerdos. Teniendo en cuenta el bloqueo de Activision Blizzard, nada impide que la CMA bloquee un nuevo acuerdo entre otras dos empresas, ante la posibilidad de que una de ellas ocupe, en algún momento, una posición dominante en el mercado. Algo que, como hemos comentado antes, no favorece la seguridad regulatoria que se exige en un mercado como este.