Ha pasado un tiempo desde que los arcades dominaban las estanterías de las tiendas con propuestas muy variadas. En aquellos años en los que prácticamente todos los juegos abordaban la acción de forma directa, fuese en el ámbito que fuese. Años de juegos de conducción trepidantes, con las mejores entregas de Need for Speed, Midnight Club, Test Drive, TOCA Race Driver o GRID. Entre esos juegos destacó Burnout, como un conjunto de juegos donde la prioridad no era tanto ser el primero como divertirse buscando echar de pista a todos los competidores. Algo similar a lo que ocurre en el multijugador de hoy día, pero en aquellos juegos era el objetivo.
Hoy día, las propuestas de conducción se han ido centrando en abarcar la simulación como una de las maneras de acercar ese realismo a los fans. Sin embargo, todos tienen ese pequeño demonio en su interior que solo busca la velocidad. Lejos de abarcar esas propuestas que nos trasladan a carreras offroad, que parecen ser el único resquicio de esperanza para este subgénero, poco a poco parecen querer retomar aquellas sensaciones de antaño. Y Electronic Arts ha apostado por una fórmula conocida. Una fórmula que Criterion Games hizo llegar hace años y que se ha colado, de forma poco fructífera, en la saga Need for Speed.
Need for Speed no es Burnout, y la mejor manera de darse cuenta es atendiendo al relanzamiento de uno de los mejores juegos de esa franquicia, Burnout Paradise. Lu llegada de una versión remasterizada para los hardwares actuales, hará revivir aquellas carreras alocadas y disfrutar de la libertad que hoy día se lleva tanto en este género. Un extenso mapa, carreteras serpenteantes y accidentes espectaculares, son lo que deparará el regreso de Burnout en Burnout Paradise Remastered.
¿Preparados para unos Takedowns?
Un paraíso para disfrutar
Burnout Paradise destacó en su momento por acaparar la esencia de la franquicia y trasladarla a un mundo abierto. Hablamos de esos orígenes en los que este concepto resultaba tremendamente exótico. De hecho, podría decirse que Burnout Paradise fue una gran sorpresa, dado que su estilo parecía que no iba a encajar con este concepto. No fue así, para bien de muchos, pues el extenso y variado mapa de Burnout Paradise escondía diversión sin raudales.
Obviamente nos encontramos en la ciudad del paraíso, Paradise City, donde se nos da la bienvenida a un entorno tan urbano como salvaje. Dividido en varias áreas, Paradise City es un escenario sin igual para lo que Burnout Paradise ofreció y a la que regresaremos en esta nueva versión remasterizada. El primer ámbito es el modo para un jugador, donde simplemente habrá que buscar diferentes carreras y desafíos por este entorno. Comenzaremos con la “L” en nuestro coche, con un carné de novato. El primer objetivo será ir mejorando nuestra reputación y nivel de conductor. Para ello, algo muy sencillo, superar carreras y desafíos repartidos por los semáforos de Paradise City. Con cada subida de nivel, obtendremos coches de recompensa, pero no es el único modo de obtenerlos.
Regresar a Paradise City trae gratos recuerdos
Existen varios tipos de carrera, donde cada uno servirá para priorizar uno u otro objetivo. Obviamente, el modo principal acerca a los usuarios a ese concepto de carrera de toda la vida, donde el primero gana. No obstante, los medios para conseguir esa victoria se alejan, más que nunca, de lo que suele ser habilidad al volante. Siempre es útil, pero no es prioridad en un juego donde muchos buscarán dejar en la cuneta a los rivales. Ese punto confirió en su momento un carácter único a Burnout y sigue siendo, a día de hoy, el representante de este estilo de juego y tipo de competición.
Lejos queda esa necesidad de superar por velocidad a los rivales, siendo una propuesta que es capaz de enganchar más allá de este objetivo. Con el mero hecho de disfrutar de la propuesta, se obtiene una satisfacción que, todavía es más alta, cuando nos enfrentamos a otro tipo de desafío para superar las pruebas. De este modo, podemos encontrar otros desafíos en forma de modo de juego. Es así que encontramos las Carreras de Acrobacias, donde hay que ir superando la puntuación objetivo mostrando estilo al conducir. El modo Furia al Volante, donde la prioridad es realizar Takedowns. Pero no siempre seremos nosotros los dueños del caos, podemos ser el objetivo de otros vehículos, como es el caso del modo Caza y Captura, donde debemos evitar ser impactados. Claro que también habrá desafíos que pondrán a prueba nuestros nervios de acero luchando contra el crono.
Todo esto sirve para ofrecer una gran plataforma de diversión. Un auténtico paraíso de desenfreno y velocidad, al que se le suma la opción de disfrutar con amigos vía multijugador. Competir contra cronos registrados por los amigos es el fundamento principal de un juego que también alberga carreras para hasta 8 jugadores, donde no se puede concretar si interesa más ganar o hacer morder al rival, el volante de un takedown.
El juego sigue ofreciendo intensidad y velocidad por partes iguales
Causando impacto
Burnout Paradise supo adaptarse a la novedad del mapa abierto. Ahora puede parecer algo usual, no obstante, no lo es tanto considerando que se trata de Burnout. Hemos viajado por Estados Unidos, por Australia y por el sur de Francia, incluso algunos recordarán las carreras tunning de Los Angeles. Pero nada se parece a Paradise City. Un entorno de ensueño y locura, donde los más de 130 vehículos que forman parte del catálogo esperan ser gobernados y convertidos en armas contra los rivales.
Diferentes conducciones, según la categoría del coche que llevemos. Evidentemente hay muchos más coches que carnets, y es que son recompensas muy jugosas. Recompensas que podemos obtener al realizar un Takedown a los rivales durante el modo libre. No desestimes el mero hecho de disfrutar de la conducción, pues en cada calle podréis encontrar a alguno de estos rivales.
Paradise City se abre ante nosotros como si fuese casi la primera vez. Claro que para muchos, este entorno les sonará y les traerá gratos recuerdos. Una conducción muy directa, frenética y sencilla, donde la velocidad hace que el peso de la dirección impida los cambios bruscos de dirección. Ahora bien, no intentéis girar de más con un elegante derrape iniciado con el freno de mano, pues la reacción del coche no será para nada la que os podéis esperar. Para determinadas pruebas, donde el estilo de conducción es importante, hacer largas derrapadas, deslizar el coche con estilo en una curva, no será tan sencillo. Más que freno de mano echamos un ancla, de forma que su uso está reservado para momentos muy específicos.
El sistema de iluminación se deja notar como el cambio más llamativo, todo cobra vida
De esa forma, la manera de conducir en Burnout Paradise se centra más en pegar el pedal al fondo y dejarse de remilgos. Ser osado y no medir el peligro será satisfactorio tengamos éxito o no. Convertirse en una especie de obus que va abriéndose camino sobre el asfalto, embistiendo lo que se ponga delante y lanzando por los aires todo tipo de objetos y, como no, vehículos.
Todo esto sucede al son de una banda sonora brutal. Caracterizada por ese himno de los Guns’n Roses que coincide en título con el juego que, en cierto modo anticipa la conducción salvaje del juego. Claro que, para tener un efecto más inmersivo, contamos con otros grandes temazos. Canciones de otros artistas que conforman una gran banda sonora que trae el rock de un pasado que parece algo lejano. Killswitch Engage, Soundgarden, Avril Lavigne, Jane’s Addiction, combinada con música clásica y las típicas sintonías propias de los juegos de persecuciones para poner los pelos de punta durante las carreras. Nuevamente, detalles que evocan a ese pasado donde lo arcade, predominaba y Burnout Paradise sobresalió.
El principal argumento que ofrece esta propuesta es la velocidad, que se traduce en adrenalina pura. Siendo uno de los apartados más destacados, no cabe duda de que la renovación del juego ha tenido en consideración este aspecto. No importa tanto hablar de resolución, incluso hablar de texturas o modelados, si se pierde la velocidad y la intensidad. Resulta obvio encontrarse un producto que funcionó a las mil maravillas y vuelve a causar el mismo impacto.
Las clases de coches obligan a adoptar diferentes estrategias en cada momento
Caos rejuvenecido
Lo primero es lo primero, es un remaster. Lejos de ofrecernos una versión renovada, que seguramente más de uno estará deseando ver, Burnout Paradise Remastered busca renovar el interés por esta licencia. Un interés que deberá pugnar, al menos en Xbox One, con la retrocompatibilidad, la cual, de por sí, ofrece ya algunas mejoras. Pero claro, no se puede encontrar en el juego programado para la generación anterior, las mejoras que se han incluido en esta versión remasterizada.
Una de las grandes prioridades es mantener un rendimiento óptimo para un juego de estas características y, de forma lógica, lo han conseguido. De este modo no nos vamos a perder un ápice de la velocidad de la propuesta original, añadiendo muchos pequeños detalles que renuevan la propuesta. Renovación lógica, dado que Burnout Paradise Remastered prioriza elementos básicos como las texturas para ofrecer un acabado que no desentone. Lejos de estirar las texturas existentes a la nueva resolución, las nuevas texturas ofrecen un acabado muy mejorado.
Hierro retorcido, dolor intenso cuando damos con nuestros huesos contra un muro
Claro que todo esto se nota más cuando hacemos alusión al motor de iluminación, que en esta ocasión ofrece un gran contraste en aspectos como el reflejo o los rayos de luz a través de las estructuras. Las sombras son sombras y el acabado general mejora de forma notable. En líneas generales, se puede observar que todo toma un nuevo tono, sin cambiar la ambientación, que le confirió y sigue otorgándole, un gran carácter.
Un mapa abierto, repleto de detalles y haciendo gala de entornos muy variados. Unas carreteras repletas de obstáculos, saltos y coches, en las que es muy fácil perderse y disfrutar tanto de la velocidad, como de los espectaculares takedowns… bien los ejecutemos, o nos ejecuten. En el fondo, tanto la versión de Xbox One como la de Xbox One X, ofrecen un entorno perfectamente adaptado sin perder un ápice de la esencia, del ya clásico, Burnout Paradise.
Es así como Burnout rejuvenece, se quita esos años de encima y se ofrece tan contundente como era de esperar. Además, y muy importante, sin que el rendimiento se resienta lo más mínimo. Burnout Paradise Remastered permite disfrutar como si fuese un producto nuevo. Evidentemente no lo es, pero para aquellos que no lo hayan disfrutado antes, es la mejor manera de hacerlo.
El sistema de progreso engancha, compite para desbloquear todos los coches de Paradise City
El tiempo no pasa en valde
No cabe duda de que Burnout Paradise es una de las grandes propuestas de la anterior generación. Pero antes de dar una conclusión, es necesario recalcar que este juego tiene ya su tiempo. Hoy día existen nuevas tendencias, marcadas por juegos como The Crew o Forza Horizon, que han abierto el mapa a otra escala. En este ámbito, no se puede negar que Burnout Paradise puede resultar escaso, si bien, nos damos cuenta que en otros muchos aspectos los juegos nuevos no han conseguido superar a los clásicos.
Burnout Paradise Remastered se hace sentir como un flashback. Un sueño de hace tiempo que regresa convertido en realidad. Directo, brutal, apasionante y diverso, tal como cualquier apasionado del género recordará aquel juego que vio la luz en la anterior generación. Ante la posible necesidad de retomar esta licencia con una nueva propuesta, Burnout Paradise Remastered sirve de antesala para dar cuenta de las ganas que la comunidad tiene a este juego. No defrauda, es más, seguramente consiga dar cuenta de que esta licencia ha sido guardada en un recoveco del corazón de muchos fans.
El aspecto renovado permite disfrutar mejor de cada uno de los detalles
No hay un desguace para joyas
Y es precisamente esto lo que hace especial su retorno, poder disfrutar de Burnout rejuvenecido en las consolas actuales. Un juego que demuestra la gran labor que antaño hicieron para hacer llegar propuestas por las que no parece pasar el tiempo. Con tantos lanzamientos, hacerse un hueco entre simuladores de alta gama parece complicado. No obstante, el catálogo de juegos de conducción arcade está bastante desamparado y Burnout Paradise Remastered puede ocupar un sitio de honor. Puede parecer poco meritorio para los proyectos nuevos, que un juego como este entre con tanta fuerza, pero es que realmente, merece la pena.
Si no has jugado a Burnout Paradise, solo hay que atender a los fans de este juego, que ven Burnout Paradise Remastered como una gran oportunidad para recuperar aquellas carreras frenéticas. A falta de una IA que sea competente, las partidas multijugador darán cabida a todo tipo de experiencias que requerirán nervios de acero y reflejos felinos. Su adaptación a los nuevos hardwares ofrece un espectacular que, siendo sinceros, hace requerir un juego totalmente nuevo. No obstante, ante un producto cuya base fue desarrollada para la generación anterior, no cabe duda de que la labor de renovarlo, el resultado es más que satisfactorio.
Se necesita de un nuevo Burnout, donde Paradise City es un buen refugio para la nostalgia
Por su velocidad, por su frenetismo, por lo impactante de la propuesta, por su banda sonora, por sus gráficos renovados. Burnout Paradise es un juego que sigue transmitiendo las mismas sensaciones. Es efectivo, es divertido, es espectacular y esta remasterización le sienta como anillo al dedo.