Con el inicio del milenio, IO Interactive se sacó de la manga una historia en la que unos científicos elaboraron un experimento con el fin de crear sicarios perfectos. Unos sicarios que eran creaciones con una composición genética que les confería ciertas ventajas y virtudes, pues su labor, iba a ser ingrata. Y es que dentro de la agencia buscaban la perfección en uno de los trabajos más comprometidos de sus acciones, pues el carácter humano provocaba muchos conflictos. En su origen, el primer título, Hitman: Codename 47, no explicó todo lo que rodeaba a este misterioso personaje, que se convirtió en un emblema, con su traje impoluto, su corbata roja, su calva y su tatuaje en la nuca.
Con el paso de los años, la saga logró evolucionar en su última entrega, Hitman: Absolution, en la que nos daban cuenta de un argumento mucho más guionizado y humanizaba, en gran medida, la figura del Agente 47. El regreso del sicario más conocido de los videojuegos lo hace de una forma inesperada, como un juego fragmentado, que se distribuirá por episodios, dando cuenta de varios escenarios que nos trasladan por las ciudades más representativas del globo. No obstante, en este primer episodio, que se trata de una especie de prólogo, nos ubica en la sofisticada capital francesa, París.
Pero este modelo de distribución no es lo más sorprendente que ofrece IO Interactive en esta nueva propuesta, es el concepto en el que han trabajado para llevar a cabo una experiencia totalmente renovada para la licencia. Hitman había sido considerado un juego que apostaba por la libertad de acción, con un fuerte componente estratégico, donde evadir las miradas de los vigilantes, pasar inadvertidos, camuflarse o disfrazarse, ser directo o crear distracciones, ser preciso, ser letal. Hitman se presenta como algo nuevo, una experiencia que pretende involucrar a los jugadores en algo más completo y complicado.
Nadie está a salvo
IO Interactive parece haber seguido los mismos principios que sus compañeros de Crytal Dynamics, obviando prácticamente todo lo acontecido en títulos anteriores, tomando la base original del juego. Una historia que se centra en la captación del Agente 47, 20 años después de lo acontecido en el hospital rumano, que da pie al origen y presentación del personaje original, pero que evade cualquier relación argumental con el anterior título, Hitman Absolution. En un primer instante, el prólogo nos lleva a las instalaciones del ICA, donde procede las misiones de entrenamiento y el test que la organización realiza para comprobar la efectividad del Agente 47.
Una vez superada esta prueba, el tiempo pasará, dando cuenta de las actividades del sicario y llevándonos a la era actual, donde deberemos atender la petición del contrato remitido para la eliminación de dos personas que estuvieron involucradas en el conflicto de Crimea, facilitando el acceso a una organización terrorista para llevar a cabo sus maléficos planes. Conocida como misión Showstopper, nuestros objetivos están relacionados con una organización criminal, IAGO, donde encontramos el oligarca Viktor Novikov y a su pareja, Dalia Margolis, que serán los objetivos marcados por la agencia.
Estos objetivos se encuentran en este palacio parisino con la intención de vender ciertos secretos extraídos en sus acciones en Crimea al mejor postor, y nuestro cliente, el MI6, quiere evitar a toda costa que esa información pueda caer en malas manos. Ejecutar a ambos es el primer paso, aunque en el fondo, la trama será más compleja, cuando vea la luz el siguiente episodio. Y este aspecto es el que puede resultar más comprometedor para Hitman, pues no es una licencia que haya acostumbrado a dosificar sus contenidos de este modo. Como una serie de televisión, tras completar la misión principal, Showstopper, nos dejará con las ganas de seguir conociendo qué trama pretende explotar, pero no podrá ser hasta que vea la luz el siguiente capítulo, que tendrá lugar en Italia.
Sin llegar a ser un elemento disuasorio, porque en el fondo el nuevo Hitman se presenta como una alternativa a las bases típicas de sus anteriores títulos, no deja de ser algo que puede confundir, en gran medida, a los fans más veteranos. Y es que la división del título en capítulos, que irán saliendo con el paso de los meses, no permiten que la historia central trascienda en absoluto y toda la actividad se diluye en sus cuantiosas opciones adicionales. Y es que lo que propone Hitman es muy amplio, pues esto es una especie de introducción a una basta experiencia dentro del universo Hitman, donde la libertad y la variedad de acciones, nos disponen una plataforma en la que nos podemos convertir en el maestro de los asesinos.
Belleza letal
Aunque no podemos negar que el título no está completo, lo que está disponible es lo que cuenta y en todo momento el juego luce de forma espectacular. Aunque encontramos ciertas cinemáticas que tienen una presencia sobresaliente, muchas de las secuencias se mueven por el motor de juego, Glacier. Y el resultado no desmerece en absoluto, con gran cantidad de matices, incluso en los rasgos faciales, que hacen que los personajes presenten cobren vida, antes de exponerse a la muerte.
Incluso el propio Agente 47 es cláramente reconocible, aunque representado de una forma algo más estilizada y menos agresiva. No obstante, la personalidad inocua de este asesino se mantiene, otorgando ese caracter propio de un personaje que solo sabe hacer una cosa, matar. Pero cuando observamos el entorno, es cuando nos damos cuenta de que la calidad visual del juego roza lo sublime, sobre todo, por la gran cantidad de detalles que se incluyen en los escenarios. Puede que el primer entorno no sea el mejor ejemplo, pero el enorme museo donde transcurre la primera misión, da cuenta de la cantidad de matices que han sido capaces de incluir en este juego.
Puede que en el prólogo, los límites sean más evidentes, pero en el fondo, estos entornos, tanto en el entrenamiento como en la prueba final, se busca aprender las mecánicas del juego, así como la gran variedad de posibilidades ofrecidas, atendiendo sobre todo a la lista de desafíos presentada. De este modo, retomamos las actividades del Agente 47, entre las que se pueden encontrar los disfraces, convirtiéndose en un Mortadelo menos simpático y más letal. Pero lejos de que el impresionante aspecto sea de chiste, podemos asegurar que con todo lo que se ve en pantalla, el rendimiento es muy consistente y las animaciones, constantes y diversas, aportan una riqueza visual sobresaliente.
Un escenario imponente, El palacio de las Tulerías, en el corazón de Paris, donde transcurre un pase de moda en el que transcurre la acción que nos llevará por la primera misión, Showstopper, que nos lleva por una misión que parece olvidar los últimos títulos, pero no se olvida del origen de la saga, en el incidente ocurrido en el hospital rumano donde se crearon los agentes. Ese palacio es un escenario que goza de una gran cantidad de detalles, matices que forman parte de un diseño que solo puede definirse con una palabra, detallado. Pero cuidar los detalles no tiene porqué ser sinónimo de calidad, pero en este caso, lo es. Tanto por las texturas como por una iluminación muy interesante, las construcciones son un espectáculo para la vista. Y es que un escenario como es un palacio francés, recargado de ribetes y repleto de obras de arte, transformado en una pasarela de moda, con sus stands, andamios y efectos de luces varios.
Recorrer con total libertad este escenario, es casi como dar un paseo por un museo de arte francés, que en realidad sería. La cantidad de objetos que podemos observar es exagerada, desde su oscuro sótano, hasta la zona VIP, donde el mármol y las paredes decoradas hasta la exageración son representadas con gran minuciosidad. Puede que encontremos algunos objetos cuyo diseño no ha sido igualmente tratado, como pueden ser determinados equipamientos, estructuras o los vehículos que hay en el parking. De hecho, se puede encontrar dientes de sierra, teniendo en cuenta algún defecto gráfico común en la mayoría de juegos, así como una aparente monotonía en las animaciones de tanta y tanta gente que presenta cada escenario.
No obstante, estos detalles no deslucen un trabajo sobresaliente, que se encumbra observando a las personas que forman parte de este festín que se convertirá en nuestro patio de recreo asesino. El comportamiento de nuestras víctimas en potencia es muy realista, aunque su comportamiento pueda estar scriptado. Observar a guardias de diferente rango haciendo la ronda, a los magnates y adinerados moviéndose de un lado a otro y personal vario para que todo el evento vaya como la seda, operarios, camareros, cocineros y personal del museo. En cierto modo, su presencia es algo necesario, pero la cantidad de personal, y con ello, la cantidad de objetivos que podemos elegir, es cuantiosa.
Afinando los sentidos
De hecho, dejando a un lado como se ve, podemos asegurar que el juego ofrece un espectáculo para unos sentidos que deben afinarse con el fin de llevar a cabo nuestras acciones. Aspectos como el sonido, son importantes para dar cuenta de la situación, siendo un elemento que se ha trabajado de forma correcta, aunque puede que haya quienes vean en la falta de doblaje, una carencia. De hecho, es importante que durante la exploración, atendamos a las conversaciones que alcanzan nuestros oídos, pues pueden revelar pistas sobre acontecimientos que sucederán durante el transcurso de la misión, abriendo nuevas opciones para ejecutarla.
El juego ofrece unos subtítulos lo suficientemente claros como para no perder la atención en el entorno, aunque no siempre será fácil aguantar la posición para revelar la pista que nos permita abordar a nuestro objetivo de un modo alternativo. Pero la realidad es que este factor añade realismo a la propuesta, como si fuese más dinámico de lo que realmente es, donde el oportunismo juega una baza lógica a nuestro favor, o pueden convertirse en un factor que determine nuestro fracaso, si buscamos la manera de mejorar nuestras aptitudes en busca de superar determinados desafíos propuestos para cada misión.
Pero puede que, dentro de la dinámica expuesta a partir de ese comportamiento scriptado, se desvelen ramificaciones en la programación por nuestras acciones, como es por ejemplo, que se eche en falta a alguien que debería estar en un puesto concreto. Resulta realmente asombroso como las conversaciones pueden cambiarse cuando, por ejemplo, el objetivo entra en su habitación y en ella, deba haber un guardia de seguridad que se encuentra en un armario en estado inconsciente. Es así como comprobamos que Hitman goza de una minuciosidad al detalle que, ya no solo por el apartado gráfico, lleva consigo muchas más implicaciones en un entorno muy amplio con muchos NPC y opciones de acción.
Una sombra asesina
Los fans de Hitman conocen bien los protocolos a seguir en cada misión, donde lo principal, es mimetizarse con el entorno y pasar inadvertido. Ser invisibles a los guardias y llevar a cabo la misión que nos han encomendado. Para ello, aprovecharemos el entorno, como es habitual, y para ello, nos aparecerán múltiples indicadores en pantalla que nos permitirán saber que botón pulsar en todo momento. Estos indicadores van acompañados del botón que debemos pulsar para ejecutar una acción determinada, permitiendo observar así, la gran variedad de opciones que se nos presentan.
Centrándonos en el control, ser un asesino que se infiltra en una instalación con el propósito de eliminar a ciertos objetivos, nos invita a dejar de lado el trote y ser más elegantes. Un paso firme, que no permita levantar sospechas sobre comportamientos no esperados, pero que también incluye las coberturas para esconderse de personajes que sospecharán de nuestra presencia. Debemos tener en cuenta, que no se puede acceder de cualquier modo a cualquier lado, requiriendo del disfraz, de generar distracciones o de aprovechar la oscuridad y los objetos que permitan escondernos. En gran medida se requiere de cierta precisión, pero sobre todo, coordinación de movimientos y acciones.
Pero puede que la precisión sea exagerada para determinadas situaciones, sobre todo, cuando hacemos coincidir, por algún motivo, dos acciones que se ejecutan con el mismo botón. Una incidencia que puede ser bastante molesta, más si la situación es límite. No obstante, con la debida planificación, puede superarse, al igual que algunas imprecisiones, sobre todo, con el sistema de coberturas. La movilidad es adecuada, ya precisión de los movimientos son dignos de un maestro asesino y la cantidad de opciones, también, hasta el punto de que si somos sorprendidos, antes de desenfundar el arma y liarse a tiros, podemos simular nuestra detección y reducir a aquel que nos quiere detener. Estos combates son sencillos, una combinación de botones vía QTE, para posteriormente, noquear a nuestro rival.
Pero también está la opción de disparar, no siendo la principal virtud del Agente 47 cuando las fuerzas de seguridad son cuantiosas. Pero ahí está la opción y salvo por una falta de precisión en el sistema de apuntado, y una falta de coordinación con el sistema de coberturas, resultará muy complicado. Parece evidente que IO Interactive ha dispuesto esta opción, como un último recurso, que debemos evitar por todos los medios. ¿Cómo evitar ser detectados? En un primer paso, no siendo vistos y moviéndose cautelosamente, consiguiendo la vestimenta adecuada para poder avanzar por el escenario, aunque no siempre será fácil, pues las sospechas de aquellos que saben quien trabaja de que, nos pueden romper la tapadera.
Todo esto resulta fácil de entender cuando se usa el instinto, una visión que permite al Agente 47 ver el escenario como a través de una máquina de rayos X, donde no sólo distinguiremos al objetivo del resto de personas, también nos indicará quienes podrían sospechar de nosotros si nos ven. Del mismo modo, podemos ver los objetos que pueden tener algún interés, aunque de normal, se resaltan con un brillo que también nos arroja pistas sobre su posible uso.
Es así como se presenta cada misión, un gran escenario, muchas personas y diferentes roles, muchas opciones de avanzar, aunque encontrar el momento adecuado es más complicado de lo que parece. Un título que recupera el gusto por un tipo diferente de infiltración, no todo es esconderse en las sombras, pues estas pueden vigilarse. Ante la letalidad del Agente 47, no hay manera de defenderse.
Libertad para matar
Uno de los principales factores que ha cambiado en Hitman, es el planteamiento general que presenta. Y es que en esta ocasión, la libertad de acción es mucho mayor de lo que cabría esperar, pese a que en los anteriores también se permitiese al jugador decidir que camino seguir. En esta ocasión, se abre un escenario mucho más amplio, donde seremos nosotros quienes elijamos qué contratos realizar y cómo realizarlos. El mapa está totalmente abierto ante nuestros ojos, y en él se encuentran los objetivos, expuestos en diferentes ubicaciones, en las que se presentan diversas formas de llevar a cabo nuestro trabajo.
De hecho, explorar el escenario y analizar las posibilidades que nos presenta es interesante, ya que desde IO Interactive señalan que ofrece muchas más posibilidades, es decir, que la libertad de acción es muy superior a la que cabría esperarse de esta licencia. Ya hemos concretado que los mapas son muy bastos y ofrecen un sinfín de posibilidades, tanto para camuflarnos, como para llevar a cabo nuestras acciones aprovechando las circunstancias del entorno. Un entorno que esconde muchas posibilidades, aunque los fundamentos se mantengan.
Observar el entorno nos da la oportunidad de comprender muchas cosas, no solo por la presencia de retos para llevar a cabo ciertas actividades dentro del mapa, también por atender a ciertos protocolos que nos permitirán pasar inadvertidos o abrir las defensas. Existen muchos objetos que pueden ser de ayuda, informaciones que descubrir, objetos que manipular y crear distracciones, crear huecos en esa defensa y mostrar una nueva concepción de cuantas alternativas se presentan a la hora de hacer frente a nuestro objetivo.
Ahora no es tanto observar a los guardias de seguridad o algún empleado con el que poder disfrazarnos. También es observar el entorno para crear distracciones, no solo haciendo uso del lanzamiento de la moneda, pero esas distracciones pueden servir también como trampas mortales, permitiendo ejecutar a alguien cuando no estamos siquiera en el lugar. Y es que Hitman ha evolucionado en gran medida, ofreciendo opciones que permiten alternar entre un asesino poco refinado y un maestro asesino.
La libertad de acción es muy importante en Hitman, aunque no será tan fácil llevar a cabo un plan maestro, son muchos los aspectos que condicionan nuestras posibilidades de llevar a cabo un macabro plan y no recurrir al cable de piano o a la pistola con silenciador. Y es que podemos tretar a nuestro objetivo, que se expone inconsciente a su ejecución, pero también, podemos hacer que parezca un accidente, dadas las trampas incluidas en el entorno. Es tremendamente variado y por eso, IO Interactive ha presentado una manera de incentivar al jugador a nuevos retos, los desafíos, con los que conseguir la maestría en el arte del asesinato.
El maestro asesino
Y es que Hitman es como una plataforma que, dado su carácter episódico, no deja de ofrecer posibilidades. A la historia central, que se une con un argumento, encontramos muchas posibilidades de explotar el concepto postulado por esta licencia, implicando para ello, diferentes modos de juego, como son los contratos. Estos pueden convertirse en una baza muy interesante para alargar la vida de estos episodios, y con ello, del juego completo. Y es que IO Interactive pretende actualizar contenidos de forma períodica, implicando para ello nuevos objetivos, escenarios y misiones, pero también contaremos con la participación de los usuarios, que podrán crear contratos en forma de desafíos.
Esos desafíos son la base, y el principal motor de diversidad, dentro de la experiencia de juego. Y es que completar cada escenario no es completar la misión y ya, sino que ofrecen una diversidad muy elevada de retos que debemos cumplir, sirviendo de escaparate de la gran libertad de acción de la que disponemos. Cuando llevamos a cabo una misión, debemos considerar muchos aspectos, condicionantes que en el caso de la misión vinculada a la historia son más amplios, pero que si hacemos referencia a otros modos de juego, pueden complicarnos mucho la vida. Podríamos poner como ejemplo, eliminar a dos objetivos de una sola tacada, coincidiendo con un determinado hecho que acontece en el momento adecuado, o exigir llevar a cabo un plan para hacer más pública la ejecución, pese a que pueda suponer un problema para nosotros.
Ya no es cuestión de intentar hacer la misión perfecta, sin ser detectados, sin ser identificados, sin que encuentren cuerpos, estamos matizando que en base a muchas otras variables, tanto por los desafíos varios en cada misión, tanto por aquellos que se requieren para superar las misiones dentro del modo Intensificación, harán que nos devanemos los sesos. Nadie pone en duda que Hitman es un juego para pacientes, para mentes perversas, pero a veces, nos ahorran tener que pensar como eliminar, exigiendo hacerlo de un determinado modo para conseguir superar el reto. En cierto modo, esto puede extrapolarse a los contratos, los cuales, podemos personalizar para compartirlos con la comunidad de asesinos que juega a este nuevo Hitman.
Observamos que la diversidad que ofrece Hitman si emplea la variedad de opciones que postulaban desde IO Interactive, sobre todo, porque completar todos los desafíos, sobre todo los relativos a las ejecuciones, pueden llevarnos a repetir la misma escena muchas veces. A partir de aprendernos las rutinas, intentaremos mejorar nuestro registro, por un lado, y cumplir con estos variados desafíos, incrementando de forma notable la duración de lo que es, un mero capítulo de este juego. Podemos achacar que parece breve, puede que para los menos pacientes estas opciones adicionales no sean más que rizar el rizo o buscar una vuelta de tuerca donde no la hay, pero no podemos negar que la iniciativa es más que interesante y que para los apasionados del Agente 47, será un incentivo mayúsculo.
De hecho, Hitman no es un juego que parezca, vaya a caducar por dividirse en capítulos. Y es que desde IO Interactive aseguran que irán añadiendo contratos, objetivos y opciones dentro de los diversos modos de juego, incluyendo, el citado Intensificación y otro modo de juego, Objetivos escurridizos, donde se dispondrán objetivos temporales que debemos atender en una fórmula que pretende prolongar y dinamizar la experiencia de juego. De hecho, en este modo de juego el objetivo no está resaltado y debemos de buscar las pistas requeridas para encontrarlo y llevar a cabo el plan de asesinarlo.
Como podemos observar, la propuesta no se basa únicamente en seguir una línea argumental que nos traslade por misiones principales, ni encontrar en diversas ramificaciones de la misma, objetivos secundarios. Hitman puede resultar una propuesta muy interesante, pues parece más la bandeja de entrada de un sicario que debe buscarse la vida y ganarse la reputación obteniendo contratos, ejecutando objetivos y recaudando experiencia para poder acceder a nuevas opciones para plantear sus crímenes. Una estructura que saciará las ansias asesinas de los fans del Agente 47.
Un sicario renovado
El Agente 47 ha regresado con un título nuevo, en todos los sentidos. No solo es un modo de seguir conociendo la historia de uno de los asesinos emblemáticos de los videojuegos, pues la historia, parece circunstancial ante un planteamiento muy ambicioso y diverso. Hitman se expone como un producto que llegará por capítulos, pero que cada uno de ellos, abre las fronteras de cómo llevar a cabo las tareas encomendadas por la agencia. Un sicario letal y sin compasión, un entorno repleto de opciones para que cada cual, elija qué camino seguir.
Su llegada a las consolas de nueva generación tiene varias bases que hacen que el producto pueda ser tremendamente atractivo, como es su apartado gráfico, realmente espectacular, aunque haya matices que no están elaborados de forma tan brillante como otros. Esto no afecta, en general, a un producto que está muy cuidado y que resulta muy espectacular, pudiendo tomar la referencia de las últimas aventuras de Lara Croft, salvo que no se ha abusado tanto de la oclusión ambiental, simplemente, porque no era necesario. Claro que, podríamos pensar, que el juego resulta espectacular porque el trabajo de desarrollo se ha limitado a un entorno concreto, un mapa que, pese a ser mucho más grande de los que habitualmente usa Hitman, no es un mapa extremadamente grande, en comparación a muchos juegos con los que compite.
Claro que Hitman siempre ha sido un título que nos introducía en la piel del Agente 47, siendo los primeros títulos un mero escaparate de misiones varias donde debíamos actuar como profesionales. Tras Hitman Absolution, la posible inclusión de un argumento, consagró la licencia en un producto que exponía a los jugadores a algo más personal, donde conocíamos mejor a un agente que pese a sus orígenes, era humano. Regresamos a la época en la que el aséptico asesino carece de esa personalidad más humana, siendo la máquina de matar despiadada y sin sentimientos, diseñada para ser así.
La historia narrada parece un mero artificio para dar una alternativa a lo que se expone como una plataforma para la creación de contenidos y a una experiencia de asesinato más compleja, donde no importa tanto como hilar las misiones en una historia, como entrar a escena y dar rienda suelta a la imaginación. Muchas personas se exponen al Agente 47, los cuales pueden convertirse en objetivos que marcar y disponer en misiones personalizadas con retos añadidos para comprobar de qué pasta estamos hechos, tanto nosotros, como la comunidad que también podrá jugar a los retos creados por cualquiera.
El regreso de Hitman es diferente, aunque no deja de ser interesante formar parte de una iniciativa que cuenta con los usuarios, cuenta con la comunidad y la implicación de ellos para exprimir cada opción y convertirse en aquel que es capaz de ejecutar a todos y cada uno de sus objetivos. Podría decirse, que la competencia de Hitman puede verse amenazada por un producto de gran calidad, que explota un concepto muy interesante y renovado, cuya principal carencia puede ser que esta magnífica experiencia se ve coartada a estas alturas por la llegada del título dividido en capítulos, algo que, en cierto modo, parece limitar la narración central de una historia que puede ser interesante y limitar la cantidad de opciones que dependen de estos contenidos, pero que solo lo sabremos cuando el juego esté completo y la desarrollemos de forma ininterrumpida.