Desde hace varias generaciones Omega Force ha hecho de la saga Dinasty Warriors un referente dentro del género hack’n slash. La propia franquicia ha deparado grandes sagas vinculadas al género de juegos musou. Esto ha deparado gran cantidad de juegos repartidos en múltiples subsagas como Samurai Warriors o Warriors Orochi. En todo ellos, el eje central de la propuesta eran las batallas y personajes de la novela Romance de los Tres Reinos, que expone una trama de conflictos en la antigua China.
De este modo, la nueva propuesta ofrece un contexto de sobra conocido. Los típicos personajes regresan con fuerza para dar cabida a nuevas batallas representadas en los conflictos de esta novela. Cao Cao, Lu Bu, Liu Bei, Sun Quan, Dong Zhuo y compañía regresan para dar vida a una propuesta que intenta resarcirse de las continuas críticas ante la falta de evolución. Dynasty Warriors 9 es una de las referencias de un género que aboga por la acción desproporcionada y frenética en combates multitudinarios. Una fórmula que ha permitido a Omega Force explotar otras propuestas, vinculadas al anime, como es Arslan: The Warriors of Legend o Ataque a los Titanes.
Pero Omega Force ha tratado de cambiar el formato de Dynasty Warriors en este nuevo juego. Dynasty Warriors 9 pretende salirse de los típicos capítulos que exponían combates que permitían, tras su consecución, desbloquear nuevas misiones, personajes y habilidades. La principal premisa de Dynasty Warriors 9 es abarcar un mundo abierto, convertir la propuesta en un sandbox y dar cabida a una nueva forma de afrontar la aventura. Legendarios guerreros que ahora, encarnamos para algo más que machacar botones y aplastar enemigos.
Regresan los iconos de Dynasty Warriors en una propuesta muy diferente
Evolución revolucionaria
Dynasty Warriors 9 ya no es ese juego donde las batallas se distribuyen en capítulos de un menú y se va avanzando paulatinamente desbloqueando más y más. Omega Force ha hecho un gran esfuerzo por intentar concebir algo diferente, convirtiendo Dynasty Warriors 9 en un sandbox. No es la primera vez que vemos esta combinación, aunque los usuarios de Xbox One deberán esperar a la llegada de Black Desert Online para comprobarlo. Es así como los usuario podrán adentrarse de una forma diferente en las típicas historias de Dynasty Warriors, exponiendo una gran campaña principal dividida en capítulos.
Una vez comenzamos, descubrimos que la propuesta dista mucho de comenzar con la batalla, sino que nos narra la historia tal como otros juegos de este género han hecho. Exponen la base y posteriormente cada usuario decide que rumbo tomar. Resulta evidente que la prioridad es completar las diferentes misiones principales y secundarias que se ofrecen, pero hay un mundo más allá de esta linealidad. Un mundo que abre para descubrir un extenso mapa que recrea la antigua China. Lejos de dividir la jugabilidad en episodios que se relevan con menús, ahora todo está disponible en este mapa, que se encuentra saturado de marcadores que nos indican que opciones tenemos a la hora de elegir el siguiente paso.
Abrir el mapa esconde un sinfín de posibilidades, explorar, recolectar y craftear son un claro ejemplo
Un sinfín de posibilidades
Hasta ahora, la evolución de Dynasty Warriors en sus últimos títulos había abarcado diversas opciones de evolución de personaje. De este modo, se iba subiendo de nivel y obteniendo más habilidades, se iban equipando nuevas armas, cada vez más poderosas, y se conseguía progresar en un ámbito poco ambicioso, pero tremendamente divertido. Si tomamos esa base y cambiamos la fórmula, ahora tenemos un mundo por descubrir. Lejos de ser un escenario abierto en el que simplemente tenemos que viajar y luchar, Dynasty Warriors 9 pretende que nos sumerjamos hasta el punto de sumergirnos en la vida de estos personajes más allá del campo de batalla.
Es así como con el transcurso de las misiones y la continua exploración que se obliga a realizar, se irán descubriendo múltiples posibilidades. Los combates serán, para Dynasty Warriors 9, el centro de la experiencia, pero ahora se han ofrecido muchas otras maneras de progresar. La exploración permite, no solo visitar lugares emblemáticos de la geografía china, sino también recoger todo tipo de recursos. Recursos que pueden ser vegetales, minerales o bien hacer uso de la pericia en la caza y pesca. Con todo esto, se abre una nueva opción, el crafting.
Existe una gran cantidad de elementos que podemos crear, desde armas, accesorios, comida, medicinas… todo ello requerirá de unos materiales de construcción que debemos recolectar o comprar previamente. Conseguir los pergaminos, que generalmente se obsequian con la consecución de misiones, nos permite crear nuevos objetos.
Podremos entablar relación con otros generales, que nos visiten a casa y nos ofrezcan obsequios interesantes
Es así que a la evolución típica de los atributos de personaje al subir de nivel, se abren nuevas opciones para el equipamiento. Estas opciones incluyen mejoras para armas y para el propio personaje, dotando de nuevas características a los ataques o proporcionando determinadas ventajas para los combates que se avecinan. Pero antes de entrar en batalla, hay que exponer otras opciones interesantes, como es la de poder comprar un refugio. Bueno, más bien es un chamizo que podremos decorar. También se pueden realizar actividades como caza mayor para obtener recompensas especiales. Incluso adquirir por trueque objetos épicos, gracias a estas actividades secundarias o misiones aparentemente poco trascendentes.
Ahora, será cada usuario quien se implique en algo más que un juego de acción “machacabotones”. Dynasty Warriors 9 ofrece un buen número de opciones diferentes, que pueden resultar muy interesantes, para abarcar de forma muy distinta una historia de sobra conocida.
Muchas opciones que aderezan un juego que se centra en su acción desproporcionada
Acción a raudales
Y es que en el fondo Dynasty Warriors 9 debe ser un hack’n slash de acción pura y dura, donde los poderosos héroes deben rendir cuentas de sus enemigos. Su estilo de juego siempre ha sido un referente en el género, donde las combinaciones de botones deparaban ingentes combos que levantaban por los aires a todos los enemigos que se acercasen. La propuesta no ha cambiado sus fundamentos. Pero a la hora de ofrecer las mecánicas básicas, se hace notar que algo ha cambiado.
Las típicas batallas en escenarios cerrados se han sustituido por diferentes enfrentamientos ubicados a lo largo y ancho del mapa. En cierto modo, existe un componente estratégico en esta propuesta. Abrir el mapa abre frentes dinámicos, como dinámicos son estos combates. Según transcurra el tiempo y nos implicamos en alguno de los frentes, se abrirán nuevas líneas de enfrentamiento. Ante una ofensiva general, saber donde se ubican nuestros aliados y contra qué enemigos se enfrentan resultará especialmente llamativo.
Aunque cueste más, se pueden encadenar combos infinitos. Pierde espectacularidad, se hace más desafiante
Según vamos acercándonos a los objetivos, iremos arrastrando nuestra influencia, expandiendo nuestro territorio. No obstante, no podemos ser ubicuos y en determinados momentos deberemos atender el repliegue de nuestras tropas en otra ubicación. Según el grado de dificultad elegido, esto puede llegar un tema que obligará a meditar bien el siguiente paso, sin embargo parece que no tiene mayor trascendencia y no resulta complicado hacer que nuestras tropas avancen. Conquistar bases implica que las fuerzas aliadas sean más numerosas en el territorio. Al final, avanzar es un mero pasatiempos que ayuda a ambientar la situación y dar pie a la consecución de las misiones de la campaña.
Hasta la fecha, todos los personajes lucían gran cantidad de combinaciones de botones que permitían concatenar golpes fuertes y débiles, llevando a cabo infinitos combos que permitían llenar la barra de musou y ejecutar alguno de varios golpes definitivos. Dynasty Warriors 9, por algún motivo, ha rebajado bastante este listón, cambiando algunas de las mecánicas básicas. Siguen existiendo esos tres elementos, el golpe normal, el fuerte y la habilidad especial. No obstante, los combos se han visto ridículamente reducidos a una mínima expresión.
Los generales y capitanes serán más complicados de eliminar, haciendo requerir las habilidades especiales para romper la guardia
A las ejecuciones normales, se añaden otras acciones más concretas, que buscan romper las defensas de los generales y enemigos más fuertes. Estas acciones pueden cargarse, ofreciendo un mayor impacto y, ejecutando otros golpes después, añadiendo vigor a estos ataques. De esta forma, la combinación se hace más técnica, requiriendo de saber en que momento se ejecutan los golpes básicos y cuando se hace uso de estas 4 habilidades especiales. Aturdir, levantar, embestir y la habilidad específica de cada personaje, sirven para que posteriormente se ejecuten las típicas combinaciones. No obstante, no existe esa gran diversidad de golpes que había en sus antecesores o no se alcanza con la misma facilidad.
Incluso el ataque musou se ha cambiado por una concatenación de golpes, manteniendo el botón cuando se llena la barra, para terminar con una explosión de poder. La espectacularidad de estas habilidades no resulta tan exagerada como en ediciones anteriores, dando un toque más humano a los protagonistas, dentro de lo que esta licencia permite. En cierto modo, los combates no dejan de estar llenos de golpes y combos, pero la sensación es que se ha rebajado el grado de majestuosidad y poder de los protagonistas. ¿Esto implica un aumento de la dificultad?¿Reduce su atractivo?
Más de 83 caracteres, con los que abordar la campaña desde diferentes perspectivas
Diversidad ambigua
Resulta evidente que hay un pequeño conflicto entre la propuesta original, el fundamento de los hack’n slash, un mapa abierto y diversidad de opciones. Después de ver que la complejidad y fluidez del combate no se acerca a lo que acostumbra la licencia, lo que lo causa es el ofrecer otras opciones.
Hemos comprobado que, al convertirse en un sandbox, podremos llevar a cabo múltiples misiones, donde incluso hay actividades relativamente lucrativas. Entre las opciones que dispone el juego, se encuentra la opción de sigilo. Pulsando un botón, el personaje pasa a estar en cuclillas, andar despacio y no dejarse ver. Resulta difícil si no hay ningún elemento detrás del cual esconderse, pero es suficiente para no ser detectados. Esto resulta un tanto extraño en algunas misiones en las que debemos infiltrarnos, ya que tampoco parece que la capacidad de los enemigos sea demasiado exigente.
Agacharse, mantenerse oculto, permitirá cazar peligrosas presas con ataques potenciados
Resulta especialmente llamativo este aspecto de no ser detectados, ya que, bien para la caza, bien para asestar golpes con mayor daño, resulta bastante útil. Pero su aplicación es extraña, carente de significado y ejecutada con bastante torpeza. Solo con agacharnos, bajando el tono de la música para que el enemigo no la oiga, parece suficiente para que, incluso en la línea de visión, no nos vean. Ahora bien, si hacemos alguna acción, los individuos harán saltar la alarma, mostrándose asustados con un símbolo de admiración sobre sus cabezas.
Eso es todo, la alarma se queda ahí, ya que la IA del juego tampoco ofrece demasiada profundidad. Es común, durante los combates, que los enemigos se reúnan para recibir los golpes, más que para atacarnos. Casi son algunos animales los únicos capaces de derrotarnos. Ahí es donde los líderes de escuadrón o los diferentes jefes ponen algo más de resistencia, defendiéndose ante los impactos. Una defensa que, para el propio jugador, ya no existe. Resulta ambiguo ver que pueden detener los golpes, pero nosotros no, siendo una opción que antes si existía.
Subiendo el nivel de la IA a una dificultad mayor, generalmente se asume un incremento de su resistencia, más que una capacidad de ser rivales. No se puede hacer que cientos de soldados ataquen al unísono, tampoco es plan que ataquen sin dar opciones de poder eliminarlos, pero un punto intermedio estaría mejor.
Pescar, cazar, recibir a los aliados en el chamizo, muchas opciones que resultan ambiguas por su falta de profundidad
Es evidente que ampliar los horizontes y ofrecer más opciones a lo largo de la campaña es agradable. Recolectar objetos como si fuésemos Sonic recogiendo anillos resulta un tanto chocante, pero tampoco es plan perder mucho más tiempo recolectando objetos. Ya pulsamos muchos botones durante el combate, descansemos el pulgar. Claro que, tomar un descanso e intentar fabricar cosas llevará mucho más tiempo del que pensamos. Hay que tener muy en cuenta las recetas, ya que no resulta sencillo encontrar los recursos para hacer, siquiera, una misera sopa.
Tener que dedicar tanto tiempo a tareas que, presuntamente, serían básicas, resulta nuevamente ambiguo. Se comprende que cueste encontrar materiales para armas, accesorios o gemas legendarias, pero no para fabricar una serie de comidas básicas. La caza, la pesca y el crafting, son opciones interesantes, socializarse con los comandantes aliados tras comprar un chamizo vulgar, son opciones que al faltar algo de profundidad, no llegan a captar del todo la atención. Están ahí, se agradece, pero su vínculo con la experiencia resulta tan casual que deja a simple vista los límites que ha supuesto su integración. Están muy bien, pero no lo suficiente.
Atalayas y rocas de guía servirán para ir desbloqueando zonas y puntos de viaje rápido
Límites a simple vista
Hablando de atractivo, vamos a centrarnos en otro aspecto que bien requería una renovación. El apartado técnico de los últimos juegos seguía exponiendo un acabado irregular, sobre todo, por los escenarios. Habiendo logrado una evolución bastante aceptable a nivel de animaciones, sobre todo en número, los modelados de los personajes alcanzaron cotas bastante interesantes.
El hito técnico de Dynasty Warriors 9 reside, principalmente, en su enorme mapa. Un mapa que traslada a los jugadores a un entorno vivo y dinámico. Un extenso mapa que recrea China en torno a los caudalosos Río Yangtze y Rio Amarillo. De esta manera, podemos explorar esta extensión de área tan grande y visitar muchos de los populares biomas que lo caracterizan. Este aspecto es lo más destacado, donde se pueden comprobar la existencia de gran cantidad de elementos representativos en el paisaje, es así como descubrimos grandes extensiones boscosas, desiertos, zonas de montaña y la gran ribera del rio. Además, diseminados por el mapa encontraremos un buen número de asentamientos, aldeas, fortalezas y grandes urbes. Incluso podemos encontrar lugares icónicos, como es la Gran Muralla China, ubicada al norte del mapa.
Gran cantidad de elementos, un mapa abierto, una región dinámica y viva
El aspecto general del juego resulta ambiguo. No se puede negar el gran mérito que tiene recrear todos estos elementos, pero en algunas ocasiones, da la sensación de que la pantalla está vacía. No se trata de hacer mención del acusado popping que hace aparecer muchos elementos de golpe a cierta distancia, es que hay partes en las que el suelo es totalmente plano y vacío. Tanto a nivel de estructuras del escenario, como de soldados, personajes, animales y demás objetos coleccionables, el juego peca de estar un tanto obsoleto, de ser un tanto irregular.
No es cuestión de ver que el mismo chino aparece muchas veces, porque es comprensible que no hayan hecho mil modelados, incluso con los animales. Su presencia en el escenario no parece ser demasiado armónica, dando la sensación de que se ponen por poner y además no saben donde están. Es así, incluso a la hora de movernos, que los típicos conflictos con el escenario abierto dejan momentos peculiares, incluso graciosos, pero que denotan una clara falta de optimización. Enemigos chocando con objetos, que se caen de las altas murallas, animales que no saben para donde van… y todo ello, sin dar una sensación de ser parte del escenario, sino algo que está un palmo por encima del mismo. No resulta fácil dar una sensación consistente, el resultado recuerda a los sandbox que surgieron generaciones atrás.
Merece la pena reconocer el hito de abrir el mapa a tal dimensión, pero a veces el acabado resulta contradictorio
Pero en el fondo, pese al cambio del mapa, cuando entramos en batalla todo vuelve a ser familiar. Nos encontramos el mismo modelado de personajes, el mismo modelado de edificios, el mismo acabado torpe y simple. Todo resulta demasiado familiar, incluso hay ocasiones en las que la carga de texturas ofrece un resultado por debajo de las expectativas menos exigentes. Ante esta evidente falta de evolución en los modelados, hay que atender a un posible motivo para no hacerlo. El rendimiento. Son muchos soldados los que pueden llegar a aparecer, con muchos elementos en pantalla, provocando lo que era obvio que iba a suceder. El frame rate perece en muchas ocasiones, aunque no tantas como las que podríamos esperar, incluso, en momentos muy puntuales.
No se puede saber con certeza por que hay ocasiones en las que baja la tasa de frames, aunque es evidente que se intenta controlar este aspecto subiendo la cámara y no mostrando tanto escenario.Además, el uso de algunas habilidades lleva a cabo pequeñas ralentizaciones del movimiento. Un hecho que se hace a posta para mostrar las cuidadas animaciones del combate.
En líneas generales, reconociendo el mérito de crear semejante mapa, no podemos negar que el acabado gráfico no mejora gran cosa. Podría resultar efectivo haber incluido nuevas opciones y haber cambiado todo, basándose en el aspecto obsoleto que tenían las anteriores entregas. Nuevamente nos quedamos con las ganas de ver mejoras que hagan que Dynasty Warriors resulte visualmente más espectacular. Tienen todavía mucho que hacer en este aspecto.
Un poco plano en detalles, pero hasta las vestimentas se manchan de barro si nos revolcamos
Tan extenso como su mapa
Dynasty Warriors 9 es una propuesta muy llamativa, compleja y profunda. Goza de una intención evidente por prosperar y evolucionar, intentando captar nuevos seguidores. Para ello, el planteamiento se asienta en una buena explicación que expone todas las opciones disponibles. Una ambientación poderosa, que puede ser disfrutada en japonés, gracias a unos subtítulos traducidos al español.
La interfaz de usuario, en general, resulta muy aclarativa, pero del mismo modo, tanta información en pantalla satura. No solo por ser mucho texto y tener que mostrar demasiadas cosas, sino que es mostrada de forma bastante tosca. Del mismo modo, la propuesta en si es algo burda, sobre todo, si miramos otros juegos que coleccionan modos de juego sin parar. Dynasty Warriors 9 se limita a un solo modo de juego, dividido en capítulos a través de la gran historia que narra la novela. No hay más, ni implicación multijugador, ni modos rápidos.
Estas campañas son realmente extensas, incluso dirigiéndose a las misiones principales sin mirar a otro lado. Horas de juego, infinidad de combates y muchas actividades. A priori, puede ser interesante abarcar cada historia de forma lineal, ya que a lo largo de los capítulos se van desbloqueando personajes con los que posteriormente rejugar esa misma aventura desde otra perspectiva. No obstante, puede disfrutarse de la experiencia completa, buscando en cada rincón por recursos, completando todas las misiones y obteniendo el mayor potencial de cada personaje. Si atendemos a esta opción, la longevidad del título es prácticamente infinita.
Decide tu camino, decide tu evolución, decide como pasar el tiempo libre… son muchas horas de juego por cada personaje.
Algo nuevo, algo viejo y mucho por mejorar
El cambio que han hecho llegar a Dynasty Warriors 9 es realmente apabullante, haciendo que el juego sea prácticamente irreconocible. Aunque proponer esta aventura como un sandbox resulte atractivo, de primeras, el jugador se va a encontrat totalmente desubicado. Se hace muy extraño no esperar esa pantalla de final de batalla y avanzar a la siguiente. Resulta muy extraño dar continuidad a las acciones para largas combinaciones de golpes y que se quede todo en algo muy lejano a los fuegos de artificio a los que acostumbraba.
Incluso, resulta muy extraño tener que explorar, descubrir, recolectar, craftear… Claro que a todo esto uno puede hacerse rápidamente y según el grado de implicación que busque, encontrar una aventura mucho más vasta y profunda. Ahora bien, ¿Es lo que se esperaba? Es aquí donde podríamos achacar a Dynasty Warriors 9 una falta clara de optimización, dado que podemos recurrir al citado Black Desert Online para establecer una comparación directa. El MMO de acción que llegará a Xbox One ofrece un mapa de dimensiones descomunales al que no le falta detalle y ofrece mucha diversidad. De hecho, Black Desert Online ha hecho esperar más de Dynasty Warriors 9, porque ofrece una experiencia similar, aunque orientada al multijugador.
Recrear la misma historia desde una perspectiva más realista, añade valor a la narrativa
Tomando esa referencia, aunque no tenemos datos sobre su rendimiento en consola, no cabe duda de que Omega Force ha hecho algo mal. Quizás, ha pecado de lo que muchos juegos están pecando últimamente, precipitarse. Los cambios introducidos en Dynasty Warriors 9 son muy importantes, demasiado quizás. La propuesta es realmente llamativa, sobre todo por su planteamiento, que podría resultar mucho más atractiva si se tomasen en consideración aspectos tácticos o estratégicos de la subsaga Empires.
Pero al final, estos cambios se han ofrecido en la saga principal, como una clara intención de querer ofrecer algo nuevo. La renovación es interesante, pero ante las carencias técnicas, queda una sensación de haber necesitado más tiempo para todo. Tiempo para ofrecer un apartado técnico más actual, equilibrado y consistente en su rendimiento. Más tiempo para ofrecer una jugabilidad más cercana a sus predecesores, más dinámica, más variada, más espectacular. Más tiempo para afianzar esas opciones secundarias que enriquecen la aventura, más tiempo para ofrecer opciones que impliquen al jugador más activamente en el transcurso de la historia, con decisiones y consecuencias, por ejemplo.
Tan lejos… tan cerca… Dynasty Warriors 9 muestra su ambición… podía haber sido más de lo mismo o podía haber sido mejor
Dynasty Warriors 9 es una propuesta realmente ambiciosa. Una apuesta muy valiente, atractiva y resultona. Claro que hacer una apuesta tan sorprendente e impactante, con una licencia clásica tan representativa, hubiera requerido de más tiempo para aprovecharla en condiciones. Los fans podrán disfrutarlo, pues no deja de ser algo que evoca al pasado y se disfruta igualmente, pero la sensación de confusión y de tener el objetivo al alcance, sin poder alcanzarlo, resulta frustrante.