Uno de los estudios más prolíficos de Microsoft, Skybox Labs, siempre ha trabajado desde la sombra en obras de la talla de Minecraft, Age of Empires II HD o Halo 5: Forge. De hecho, la compañía afincada en Canadá está colaborando con 343 Industries en desarrollar el ambicioso y esperadísimo Halo Infinite. Entre tanto, este estudio de corte independiente ha estado elaborando un título de unas características muy diferentes a las que ha manejado a lo largo de su breve pero intensa trayectoria. El resultado es el videojuego que hoy nos ocupa: Stela. Se trata de una aventura de plataformas en dos dimensiones que recuerda a otros iconos del género como Limbo o Inside y que lo apuesta todo al poderío de su apartado audiovisual.
Juega, aprende, mejora

Los elementos con los que hay que interactuar no tratan de esconderse en Stela.
Stela nos propone una forma de avanzar por todos conocida: el ensayo y error. El mundo del videojuego de Skybox Labs es cruel, inhóspito y, por qué no decirlo, tramposo. El peligro y las más horrendas muertes acechan en cada esquina y nuestra protagonista va a sufrir muchas. Ese y no otro es el objetivo del título. La compañía canadiense responsable del programa quiere que suframos antes de poder avanzar satisfactoriamente. Esta es precisamente la que podríamos llamar “fórmula Limbo” y que ha servido de inspiración a multitud de juegos recientes. No obstante, el estudio sueco Playdead dio su paso adelante definitivo con Inside, un juego que, partiendo de una base similar, era mucho más intuitivo y muchas de las muertes podían evitarse pensando antes de actuar.
Es precisamente en ese aspecto en el que falla Stela. Y es que no existe manera de avanzar en la aventura sin toparnos con la muerte decenas de veces. Morir es el camino para conocer el escenario que nos rodea y buscar otras alternativas u otras formas de alcanzar el objetivo. La que hemos denominado “fórmula Limbo” podía ser atractiva hace una década, pero a día de hoy a la obra de Skybox Labs se le echa en falta algo más de ingenio, una pizca de esa inteligencia que sí presentaba, por ejemplo, Inside y que le llevó a ser escogido como uno de los mejores videojuegos del año 2016 a pesar de contar con la enorme contrapartida de ser un título de corte independiente. Asemejarse a Limbo parece ser la opción escogida con la única intención de alargar un poco un título que no sobrepasa las dos horas de duración.
Stela cuenta con interesantes puzles, acertijos y rompecabezas, aunque la magia o el encanto de muchos de ellos se rompe al darnos de bruces con la decisión creativa tomada por Skybox: todos los elementos con los que se puede (o debe) interactuar brillan, son de color rojo o, a fin de cuentas, se nos muestran explícitamente. No debería haber problema en permitir al jugador explorar un poco y encontrar por sí mismo la resolución a puzles que, por otro lado, no tienen una dificultad demasiado elevada en casi el cien por cien de los casos. Pese a ello, el avance resulta satisfactorio y nos mantiene enganchados a la propuesta. Sin embargo, los elementos que hacen de Stela un juego verdaderamente atractivo son otros.
Un mundo monstruoso

Criaturas misteriosas y bestias terroríficas nos aguardan en este mundo.
Skybox Labs lo ha apostado casi todo al terreno audiovisual y, en ese sentido, podemos afirmar que ha sido un éxito rotundo. A nivel artístico Stela es una obra soberbia que toma como referentes a los juegos anteriormente mencionados. Nuestra protagonista se desplaza horizontalmente en un mundo en ruinas, un yermo gigantesco en el que tenemos que trepar por riscos, lanzarnos por laderas sin saber qué nos aguarda al otro lado, movernos sigilosamente para que los monstruos no nos detecten , sobrevivir en intrincadas y sangrientas trampas e interactuar con diversos elementos del entorno para abrirnos caminos ocultos o espantar a aquella bestia que bloquea nuestra ruta de escape. Todo ello se da cita con un universo perfectamente pensado: siniestro, oscuro, terrorífico por momentos pero, sobre todo, siempre misterioso.
Ese misterio es el que nos impulsa a seguir moviéndonos. Queremos avanzar para conocer qué es lo que está ocurriendo. Lamentablemente Stela opta por la vía de la subexplicación; esto es, quiere mantener tanto la intriga que se olvida de dar alguna respuesta al jugador. Tampoco ayuda a entender la historia que Skybox nos ofrezca un enorme abanico de escenarios que no parecen tener relación narrativa. Caminamos por cuevas, exteriores boscosos, ruinas, monasterios, parajes gélidos y otros tantos lugares que no mencionaremos para no caer en spoilers. La sensación que da es la de estar ante un estudio que quiere demostrar que se mueve bien en todo tipo de áreas artísticas. Skybox quiere generar variedad, pero lo hace a costa de un relato coherente y cohesionado. El resultado final son un conjunto de bellísimos escenarios que nos ofrecen momentos visuales para el recuerdo, pero que no favorecen a la historia de Stela.
El apartado sonoro es el que eleva a Stela a otra categoría. Más allá de los efectos de sonido relativos a aullidos de las bestias con las que nos topamos, las flechas de fuego que llueven sobre nuestra cabeza en un momento determinado de la aventura o el movimiento de la nieve causada por las criaturas subterráneas que en ella habitan, la obra de Skybox Labs cuenta con una banda sonora de un nivel superlativo a cargo de los también compositores de Wandersong o Rogue Legacy. Se trata de una música ambiental mayormente dominada por una peculiar mezcla de instrumentos de cuerda, una percusión muy profunda e incluso sintetizadores que se van haciendo más y más protagonistas a medida que avanzamos en la historia de Stela, que no es otra que la de explorar los confines de un antiguo mundo que parece estar tocando a su fin. Así las cosas, la banda sonora del videojuego recuerda por momentos a otras obras recientes como A Plague Tale: Innocence (en sus secciones de mayor tensión gracias a las cuerdas) u Oxenfree, especialmente en lo relacionado con la música sintetizada y de corte sci-fi.
Conclusiones

Del fuego a la nieve, Stela ofrece una variedad increíble de paisajes.
Puede que videojuegos con el espíritu de Stela nunca lleguen a popularizarse entre el gran público, pero puede que ese también sea parte de su encanto. La obra de Skybox Labs va sobre seguro. Apuesta por hacer suya la fórmula que tan bien ha funcionado a Playdead con juegos como Limbo o Inside, pero existe una evidente pérdida de frescura por el camino. Los codesarrolladores del próximo Halo Infinite han dado vida a una aventura plataformera en dos dimensiones con un toque muy personal. A nivel audiovisual estamos ante una obra de dimensiones mayúsculas. Probablemente estemos ante una de las bandas sonoras más espectaculares de todo el año en la industria del videojuego, mientras que en lo artístico nos encontramos con un juego que ofrece preciosas y variadas estampas, aunque ello no le haga ningún favor a su narrativa.
Es precisamente en todo lo que no debería en lo que falla Stela. Su historia promete mucho y nunca acaba de responder a las expectativas. Ofrece momentos atractivos e incluso emocionantes, pero son más mérito del poderoso acompañamiento sonoro que de la propia experiencia jugable en sí. La inmensa mayoría de los puzles no son excesivamente novedosos o ingeniosos y se basan en la premisa del ensayo y error. En este sentido echamos en falta algo más de frescura que hubiera ayudado a Stela a destacar en un género bastante transitado. Así, el título de Skybox Labs es un videojuego imponente en lo audiovisual, que atrapa por su calidad artística y retiene por su música, pero que no tiene demasiado que aportar a un género que ha dado obras ya consideradas como juegos de culto de la industria del ocio electrónico.