No son muchos los videojuegos que pasan al Olimpo del medio y se convierten en iconos, incluso referentes entre los fans y también en fuente de inspiración para otros estudios. System Shock, no obstante, es uno de ellos. Puede que el público más joven no lo haya jugado o que incluso nunca haya escuchado hablar de él, pero si te decimos que se trata del precursor de BioShock probablemente la cosa cambie.
Durante años, la compañía estadounidense Nightdive Studios ha estado trabajando en un remake de la obra original de Looking Glass Studios. Por algún tiempo pareció que el proyecto no llegaría a buen puerto, pero no solo lo ha hecho, sino que lo ha logrado con buena nota. El remake de System Shock aterrizó en PC el año pasado y ahora lo hace en consolas, incluyendo Xbox, que es donde lo hemos podido jugar y analizar. En ese sentido, ahora te invitamos a que nos acompañes en nuestro análisis de System Shock para que descubras cómo es esta revisión y modernización de todo un clásico.
Un clásico de vuelta
Para comprender la dimensión de lo que es System Shock basta con echar un vistazo a algunas de las personas que estuvieron involucradas en su desarrollo original en Looking Glass Studios: Ken Levine (BioShock), Harvey Smith (Dishonored, Prey) o Emil Pagliarulo (Fallout 3, Skyrim), entre otros. Aunque resulte increíble, System Shock cumplirá este 2024 la friolera de treinta años. Nació como juego de PC y consiguió hacerse un hueco en el corazón de miles de jugadores, que cuando llegó BioShock ya sabían de dónde venía la inspiración.
System Shock nos sitúa en un futuro más o menos cercano, dentro de unas décadas y nos permite encarnar a un o una hacker que está en una misión hasta que le capturan y le presionan para tomar una decisión: quedar aprisionado o desactivar los códigos éticos de una inteligencia artificial llamada SHODAN. Al cumplirlo le inyectan algo y despierta tiempo después, cuando la estación espacial en la que se encuentra está infestada de criaturas mutadas y robots a cargo de la maligna IA.
Bajo esta premisa empieza nuestra andadura en la estación Citadel, donde comenzaremos a percibir por todas partes un cierto aroma a BioShock (que obviamente fue el propio System Shock quien lo inspiró por primera vez) gracias a la visión modernizada de la que Nightdive Studios ha impregnado toda la obra. Sin embargo, y como explicaremos a continuación, a pesar de la renovación de la fórmula jugable System Shock sigue siendo ese título duro y de corte retro para quienes así lo quieran.
Moderno… hasta cierto punto
La mejor prueba de ello es que System Shock cuenta con cuatro apartados diferentes en los que seleccionar una dificultad: combate, misión, cíber y puzle, que determinan la dificultad de los enemigos (y su cantidad), de los indicadores de misión, del hackeo y de los acertijos, respectivamente. En el nivel intermedio, el recomendado, el juego es difícil ya de por sí. Los enemigos son letales, aparecen con frecuencia y SHODAN vigila nuestros movimientos para complicarnos la tarea. El más influyente de todos, no obstante, es el que hace referencia a la desaparición de la ruta hacia el objetivo, tal y como era en el original.
Quienes lo deseen pueden optar por una dificultad de misión más baja, lo que habilitará la posibilidad de activar la ruta a seguir hasta el siguiente objetivo. Y es que uno de los puntos más complejos de System Shock es precisamente el moverte por el mapa a ciegas, más allá de ir descubriendo las estancias de la estación espacial. La gracia y lo más fiel a la obra original es jugarlo de este modo, pero no cabe duda de que cuando el progreso depende de encontrar un objeto en particular o completar una serie de acciones específicas se te puede atragantar, sobre todo si no estás acostumbrado a este tipo de propuestas más clásicas.
El juego explica pocas cosas. Una vez se nos suelta en la Citadel quedamos a merced de nuestra sed de experimentación. Por doquier encontramos objetos que pueden o no tener utilidad. Algunos de ellos especifican entre paréntesis que son basura, por lo que su mayor uso es despiezarlos para obtener chatarra. Los objetos clave como armas, curaciones o llaves no tienen ningún halo especial. Debes investigar con tino los escenarios para no pasar por alto nada que pueda ser imprescindible en el devenir de la aventura. No lo decimos como algo bueno ni malo, sino como una simple descripción del funcionamiento del juego y para que seas consciente de cómo está planteado.
Los objetos con los que interactuamos tienen otra complejidad añadida: la gestión del inventario. El inventario funciona parecido a como lo hacía en los primeros Resident Evil, con espacios limitados, con la posibilidad de jugar con su orientación para hacer hueco y con la dificultad de tener que prescindir de algunos si queremos hacer hueco a otros. Sin duda es un factor clave a la hora de movernos por los escenarios. Aprender qué objetos son verdaderamente útiles y cuáles no es fundamental para progresar adecuadamente.
Un remozado a la altura
Puede que cuando empieces una partida en este remake de System Shock no quedes impresionado por su apartado gráfico. No luce como un juego de ultimísima generación, pero tampoco es su objetivo. Realmente sí es impresionante cómo se ve, pues el juego original tiene ni más ni menos que treinta años y a día de hoy se siente muy anticuado. Más allá de la modernización de la fórmula jugable, Nightdive ha dado vida a un estilo gráfico y artístico de lo más acertado. Los entornos y los modelados de los personajes se ven estupendamente, si bien no con la estética más realista que hayamos visto nunca. Esa era la intención.
Además, en ciertos elementos e ítems de los escenarios encontramos modelados pixel art. La mezcla, que a priori puede parecer extraña, le sienta como un guante a la propuesta y también le sirve para ofrecer ese contraste entre la modernización que se le presume a un remake y el gusto por cuidar a un clásico tan celebrado como System Shock.
A nivel sonoro, el juego cuenta con voces en inglés y subtítulos en múltiples idiomas, incluyendo el castellano. Nuestro protagonista es mudo, pero el elenco de secundarios cuentan con voces a un buen nivel, destacando, por supuesto, a la temible inteligencia artificial SHODAN, que infunde esa sensación de temor y tenebrosidad a cada frase.
Conclusiones
Tener de vuelta clásicos de renombre siempre es una noticia a celebrar, y más todavía si el resultado es tan bueno como el de System Shock. La obra de Nightdive Studios tiene todo lo necesario para un buen remake: un mejoradísimo apartado visual y jugable, fidelidad al título original y multitud de opciones de personalización para facilitar la aventura o, por el contrario, optar por incrementar al máximo el desafío.
Con treinta años ya a sus espaldas, muchos nuevos jugadores no han disfrutado nunca de System Shock y no cabe ninguna duda de que esta es la mejor forma de hacerlo si no quieres enfrentarte a un juego tan anticuado como es el original a día de hoy. Conocer a SHODAN, perderte por los laberínticos mapas de la Citadel y descubrir cada uno de los secretos que te aguardan en la obra que inspiró BioShock y que popularizó un género tan querido como el immersive sim (Deus Ex, Thief, Prey, Dishonored) son motivos más que suficientes.