Un mundo fantástico es el escenario para Zenith, el juego desarrollado por Infinigon, que nos traslada al mundo de Fulgon para dar cuenta de una historia que será protagonista de una combinación de aventura gráfica y ActionRPG. Una combinación interesante que sirve para dar cabida a una historia con momentos de acción, pero cuya personalidad se va forjando con un elemento que pocos juegos han usado en este tipo de ambientaciones, el humor.
De este modo se presenta Argus Windell, un mago que ayuda al emperador a conseguir un artefacto antiguo que describen los escritos de la religión que siguen. Un mundo en guerra, donde elfos, orcos y humanos guerreros y magos, comparten de una forma poco amistosa, pero la obtención de ese artefacto hace que se llegue a una calma absoluta. Una paz duradera que hace que los diferentes héroes que consiguieron acceder tengan nuevos roles, donde nuestro carismático protagonista se convierte en un todopoderoso… pocionero.
Argus Windell es un personaje atípico, un poderoso mago que cuya mejor arma es el sarcasmo
Es así como durante siete años Argus se dedica a timar y beber, aguantando resacas y evitando ser reconocido con el gran arcanólogo que consiguió recuperar el estandarte de los dioses. Pero una misteriosa guerrera de pelo azul aparece en su aldea y comienza una nueva aventura al descubrirse una nueva puerta sellada por la magia. Aunque Argus no parece demasiado emocionado por regresar a la acción, porque es muy vago, las hilarantes circunstancias harán que se vea envuelto en una historia repleta de acción, magia, enemigos peculiares, conversaciones hilarantes y mucho… mucho humor.
Sarcasmo mágico
La historia de Fulgon está llena de incógnitas, pues nada más comenzar el mundo estaba sumido en una gran guerra que mantenía a las diferentes razas enfrentadas. Al retomar la historia, 7 años después, todo parece en calma aunque las intenciones de esa joven de pelo azul van a desencadenar una nueva catástrofe. Una catástrofe que sacará a la luz los motivos por los que Argus, el arcanólogo vago que es protagonista de Zenith, decició ocultarse en el anonimato.
El famoso cetro es un poderoso artefacto de la Era del Mito, cuando los dioses caminaban por el mundo y un maligno ser, el Heraldo, construyó dicho artefacto. Con el, se abrían portales por doquier, creando el caos en busca de una genocidio global. Un hecho que resulta un tanto típico, pues el tópico alimenta un argumento que nos deparará nuevas aventuras heroicas. Un concepto básico, pero que Zenith lleva con un estilo muy especial, el que define su peculiar sentido del humor. Es así como los pícaros en esta ambientación no son sigilosos, sino mordaces, donde cada cual busca trampear al contrario haciendo uso literal de la palabra. Nada parece lo que es, de forma que los tópicos relacionados con este panorama de fantasía y ciencia ficción, son usados con dobles sentidos para hacer esbozar una sonrisa al jugador.
Son numerosas las referencias a películas y videojuegos que se convierten en humor.
Claro que no solo vamos a divertirnos con algunas hilarantes situaciones. Zenith es un juego atípico, y es que combinando esa aventura con el género actionRPG, se consigue un peculiar equilibrio que junto a ese particular sentido del humor, hacen que el juego goce de gran carisma. Llegarán momentos en los que la sonrisa se torna en carcajada, donde se pueden observar muchas referencias tanto a videojuegos como películas de todas las épocas. Fácil es encontrar referencias a juegos como Final Fantasy VII o a The Witcher en personajes y conversaciones, incluso a películas como El Padrino, El Señor de los Anillos o a Indiana Jones y el Arca de la Alianza.
Gran parte de la esencia de Zenith reside en este humor, ya que confiere gran fuerza al producto y permite al jugador indagar en cada uno de los elementos que pueden deparar informaciones sorprendentes. Pero esa capacidad de asombrar, no se relaciona tanto con una trama rebuscada, sino con la capacidad de hacer reír al jugador mientras sostiene el mando en busca de más argumentos, esos que nos llevan a intentar salvar el mundo hoy, y conocer esos años oscuros entre la primera secuencia y la misión actual.
Ese Claude me resulta familiar…
Aventura, puzzles, humor…
Zenith es un juego que aborda varios estilos en una misma propuesta. Principalmente, el juego se presenta como una aventura gráfica donde explorar e interactuar nos irá dando información para resolver pequeños enigmas y puzzles y seguir avanzando. Es un sistema que, dadas las circunstancias humorísticas del título, gozará de gran atención por parte del usuario. Atender a todos los elementos en pantalla y buscar pistas, resulta de vital importancia para ir conociendo muchos elementos de esta aventura.
Incluso, se puede sentir que, dadas las circunstancias, el peculiar sentido del humor que ambienta el juego, permite que el jugador se interese por el más mínimo resquicio o pista. Incluimos en este apartado los NPC que forman parte de un escenario, sin que ofrezcan pistas demasiado interesantes, solo diálogos estúpidos. Pero es que la gracia del juego reside en ver hasta qué punto se ha realizado un juego completo en este aspecto.
Buscaremos a la desesperada cualquier NPC que nos de coba para reirnos
En todo momento nos exponemos a cualquier sorpresa, ya no solo en el ámbito de esas secuencias que nos obligan a ir pulsando el botón para ir pasando los textos, en castellano. También por observar animaciones o descubrir referencias a películas y juegos. El centro de la historia, lo que es obligado seguir, ofrece gran cantidad de momentos hilarantes, pero lejos de ser lo único, podemos encontrar muchas más gracias que, incluso, serán parte fundamental de la resolución de puzzles.
Como aventura gráfica Zenith se porta muy bien. Resulta interesante, tanto por descubrir la trama como por pasar un rato con una sonrisa en el rostro, dar cuenta de tópicos y referencias que sirven para resolver puzzles que no parecerán demasiado complejos. De hecho, para aquellos duchos en la materia, muchos resultan irrisorios precisamente por lo típicos que son. Pero por otro lado, lo que puede parecer lo más interesante, la acción, dadas las limitaciones, no resultará tan atractivo.
…y algo de acción con rol
Y es que bien podríamos esperar que Zenith abordase esta acción como un juego de rol por turnos, para el que incluso, la fase de exploración a través del mapamundi resulta una referencia que podría insinuar que fue concebido de ese modo. Incluso podríamos echar en falta que no se haya tomado esta decisión, dado que el uso de un atípico héroe implicado con la magia, parece menos apropiado para entrar a combatir con una dinámica más propia de los hack’n slash. Pero la imprecisión del control y unas mecánicas extremadamente simples, harán que esta acción resulte algo menos satisfactoria, saliéndose de la ambietanción global que se había conseguido con la parte de la aventura.
Nunca es mal momento para dar unos cuantos golpes, pero resulta complicado sentir la acción en el personaje. Principalmente, porque la combinación de golpes y la ineficacia de la habilidad de esquivar, o protegerse, hacen que los enemigos que aparezcan siempre tiendan a darnos algún que otro golpe. Es así que se recurrirá constantemente a la curación, que no es una habilidad que Argus posea, recurriendo a pociones que no se podrán usar de continuo, sino que hay que esperar como si fuesen habilidades para volver a usar.
Combinaremos equipamiento para potenciar alguno de los tres elementos, así como repartiremos puntos de habilidad
Usando la magia derivada de los elementos, tierra, fuego y hielo, combinaremos las habilidades con los golpes, que combinados pueden dar algún combo. De hecho, en cuanto a los ataques, describimos el ataque cuerpo a cuerpo, el ataque a distancia o el ataque en área alrededor del protagonista que desplaza a los enemigos. Incluso, dentro de las mecánicas de acción, se puede comprobar que en su afán por hacer que el jugador vibre con la intensidad de la misma, hay determinados boses que, usando esos tópicos, debemos derrotar ante sus programados y repetitivos ataques masivos. Poco original, pero puede que alguno nos depare alguna sorpresa interesante.
Pero la interacción durante el combate es inexistente, apenas podemos notar como los impactos pueden retrasar el ataque de los enemigos. Salvo el ataque en área, los demás golpes restan vida, pero no interrumpen ataques. La IA de los enemigos es bastante lerda, sin embargo, más inútil resulta la compañía de aliados que apenas dan un golpe al aire. Cuando pensamos en la opción de combinar ataques o emplear estrategias, nos damos cuenta de que solo hay que intentar aplicar técnicas de combate arcade, esas de rodar lejos, liberar alguna magia y, si acaso, algún golpe cuando el enemigo se acerca demasiado.
Hay que considerar que es un juego de rol, algo que se nota en la posibilidad de evolucionar el personaje, potenciar sus habilidades, o incluso, equiparlo con diferentes prendas que incluso mejoran la capacidad llamada sarcasmo. No es que tenga demasiado efecto o uso, pero es una nueva muestra de que este juego tiene un sentido del humor bastante peculiar. Hay que equipar con cuidado esas prendas, dado que pese a que intuimos que tienen un nivel superior, pueden potenciar el efecto elemental que no usamos y, de ese modo, perdemos eficacia de ataque.
Puzzles, diálogos y algún que otro mamporro, una oferta diversa y amplia
Ni con magia
Y es así como entramos en otro apartado que, por desgracia, también resulta poco eficaz. El diseño del juego puede ser curioso, de hecho, es el fundamento de esa parte de humor gráfico que representa Zenith. Pero tal como ocurre con la acción del juego, el apartado técnico, sobre todo en lo visual, ofrece un resultado poco espectacular. Por un lado, por el uso de una cámara fija que nos muestra un escenario muy estático y poco efectista.
La ausencia de efectos visuales o animaciones que dan vida al escenario se pueden resumir en un diseño algo cargado, pero que no tiene esa calidad que se puede esperar de un producto que usa este tipo de cámaras. Se puede observar que el modelado de los personajes ha intentado cuidarse, no obstante, la falta de animaciones hace que los personajes sean muy estáticos en pantalla, con animaciones alternadas, como si hubiera que pedir la vez para poder moverse. Que no se haya empleado una cámara móvil, permite que la carga de trabajo para el hardware sea menor, pudiendo llegar a cotas muy superiores de las que Zenith ofrece. No solo eso, la cámara fija, que puede ser un elemento perjudicial por la perspectiva y objetos que se interponen, tampoco salva que en ocasiones la tasa de frames caiga, aunque sin ralentizar, hace que todo se mueva de forma abrupta y entrecortada.
¿Pero que Demonios? Bueno, o es un demonio o un mojón con cuernos.
Incluso, podemos intuir que los efectos de iluminación son confeccionados con juegos de texturas que intentan emular la existencia del mismo. Los efectos visuales son inexistentes y el diseño peca de ser bastante plano en su realización. Pero la realidad es que, por otro lado, debemos considerar ese estilo desenfadado del título, un estilo que confiere cierto carácter a un juego que no hace alarde alguno, pero que busca su propia impronta. Resulta evidente que lo que queda es un juego técnicamente pobre, donde las animaciones son robóticas y muy sencillas y que no suelen coincidir, algo propio de las aventuras gráficas, pero que limitan la parte de la acción afectando, sobre todo, a la jugabilidad por falta de precisión.
Esa apariencia tosca, falta de articulación y estática en muchas ocasiones, es representativa de las aventuras gráficas, lo que no es excusa para intentar ser más detallistas. El problema puede regresar a la parte en la que la acción forma parte de la jugabilidad, donde todos estos clichés de las aventuras gráficas pueden deparar un resultado poco óptimo para esa fase. Escasas animaciones, pocas combinaciones, poco fluido y, como consecuencia, poco preciso. Claro que no todo es como se ve, también cómo se escucha. Es aquí donde también se han hecho notar, pero no por algo bueno, sino por abusar de un tono exagerado en la música. Podéis pensar que eso se puede cambiar en el menú de configuración, pero no es así, dado que en las opciones solo deja elegir el idioma del texto. Al menos está en castellano.
La fase de exploración recuerda a los jRPGs, aportando más libertad a una aventura lineal
Pero el resultado final es un juego cuyos efectos sonoros se ven, generalmente, ahogados por una banda sonora peculiar, bien hilada con el estilo de juego, pero estridente en la mayoría de casos. Un mundo fantástico que suena a fanfarria balcánica, con algún tema rockero que evoca a satán. Más tópicos, que en un volumen adecuado, serían agradables y fundamentales en una aventura que combina el humor, con el drama y con la heroicidad fantástica de un mundo con magos, orcos, elfos y dragones.
Humor mágico
Pero así es Zenith, un juego que, por muchos motivos, no ha tenido como prioridad deslumbrar en lo técnico, siquiera en los aspectos jugables aplicados a la acción. Un aspecto que bien podría ser un error de apreciación, dado que bien podría ser un juego de rol por turnos, pero que aporta ese punto de acción llevadero. El principal argumento de Zenith es su aventura, en la que encontramos personajes muy carismáticos, y en la que esbozaremos continuamente una sonrisa, algo que pocos juegos son capaces de hacer.
La emoción por descubrir la aventura en torno a Argus, conocer otros personajes como es Alana, Krigh, Brekka, Mordecai, la pandilla emo de los peinados extravagantes, al Heraldo. Enfrentarse a golems, dragones, orcos, setas con mala baba o a las arañas comehombres cantarinas. Un juego que derrocha desparpajo, por su humor, pero que también es capaz de emocionar por la épica aventura que nos hace llegar, de aquella manera. Sin alardes técnicos de ningún tipo, Zenith es un juego que fundamenta su experiencia en la narrativa, gracias a una original propuesta que puede enganchar, por bastantes horas, por su carisma.
Si buscas diversión, Zenith te proporcionará carcajadas sinfín
Zenith ofrece otra manera de concebir las epopeyas, con un toque de humor, algo que se complementa a las mil maravillas, que sorprenderá a muchos y que dejará marcados a otros. Diálogos modernos en una aventura clásica, típica, donde los tópicos son objeto de mofa y el jugador solo podrá reír y disfrutar.