Hemos ido en busca del tesoro en la nueva aventura del estudio español Mercury Steam y os traemos el análisis de Raiders of the Broken Planet para Xbox One, un juego que abre una gran ventana en el género de los shooter en tercera persona con coberturas para que entre un necesario aire fresco tras años de clausura.
Tras volver a poner la saga Castlevania en el mapa, Mercury Steam empezó a trabajar en algo nuevo. Hubo rumores sobre una nueva alianza con Konami, un nuevo Contra, y otros proyectos, pero el estudio madrileño terminó decantándose por algo completamente nuevo y propio. Raiders of the Broken Planet es 100% obra de Mercury. Acompañadnos para conocer qué tal les ha salido.
Difícil de explicar, fácil de pillar
Lo más complicado del análisis de Raiders of the Broken Planet es, sin duda, explicar en unas pocas líneas el concepto del propio videojuego. Nos encanta etiquetar, catalogarlo todo y archivarlo así en un rincón de muestro archivador. Esto hace más fácil la tarea de, en un momento dado, poder comparar dos o más productos.
Funcionamos así, nos guste o no. Siempre estamos comparando, viendo qué es mejor y catalogando para poder decir si Battleborn es mejor que Overwatch, o viceversa, aunque se parezcan sólo en personajes que tienen habilidades únicas. Mira, Raiders of the Broken Planet podría compararse con Overwatch si tenemos esa vara de medir.
Sin embargo, muchas veces metemos la pata. Y es lo pasa con el juego de Mercury Steam. No, no es Overwatch, pero tampoco es Gears of War. Y, sin embargo, he leído comparaciones con ambos. Con uno porque tiene héroes bien diseñados y diferenciados. Con el otro porque es un shooter en tercera persona con coberturas. Al final no se parece ni a uno ni a otro. Y esa es la gran virtud del juego, lo único que es, una rara avis dentro del catálogo actual.
Básicamente, y en pocas palabras que se irán expandiendo en las próximas líneas, Raiders of the Broken Planet es un shooter táctico, un shooter con coberturas y un brawler. Todo en uno. Pero también es un juego que puede disfrutarse en solitario, en multijugador cooperativo y en competitivo. Y, de nuevo, todo a la vez.
Esta originalidad no se muestra sólo en las mecánicas jugables, sino también en el formato del videojuego. Raiders es un título digital que sólo tiene, ahora mismo, sentido en este formato. Dividido en cuatro campañas que podemos comprar juntas o de manera individual, Raiders of the Broken Planet cuenta una historia que no castiga al jugador si decide comprar sólo dos de las campañas. Cada una tiene una historia propia que desembarca en un punto común. Y de eso vamos a hablar.
De vampiros a indeseables sobrehumanos
Bueno, viene a ser lo mismo. En las obras de ciencia ficción, muchas veces hay un elemento preciado que alguien busca a toda costa. En este caso es el aleph, algo inspirado en la ‘’esencia’’ de Dune que es de vital importancia en el juego tanto a nivel narrativo como jugable. El aleph es el combustible tanto de las naves como de los Raiders y, además, el que permite que estos personajes sean sobrehumanos.
A nivel narrativo funciona bastante bien en una historia que es facilona, pero entretenida, que se limita a ponernos en contexto antes de cada una de las misiones que componen la primera campaña, protagonizada por el Raider Harec. Hay un grupo de Raiders que son los ‘’buenos’’ que deben plantarle cara a los malos, quienes buscan quedarse con todo el aleph.
Las cinemáticas están bien cuidadas y son interesantes, sobre todo, por los vertiginosos cambios de cámara y la fotografía, pero lo que más llama la atención es el propio aleph como elemento conductor de todo el juego y las mecánicas.
Piedra, papel, tijera
Cada uno de los personajes de esta campaña (porque, aunque Harec sea el actor principal, podremos elegir a otros personajes para cumplir las misiones) tienen habilidades únicas. Uno tiene un jetpack, otra puede crear hologramas y otro transportar su cuerpo astral a una superficie vertical para disparar desde ahí. Cada misión es más sencilla si la completamos con el héroe (aunque no me gusta llamarlos así) correspondiente, pero podremos completarlas con cualquiera (aunque nos constará muchísimo en algunas ocasiones).
Lo que es común en todos es la forma de jugar. Por un lado está lo más visual, el shooter en tercera persona. Como si de cualquier otro shooter se tratara, cada personaje tiene su arma predefinida con la que repartir plomo a los enemigos. Además, podremos cubrirnos de manera contextual (sin pulsar ningún botón para ello) en cualquier cobertura que nos encontremos en el mapa. Hasta aquí, todo normal.
Sin embarto, el aleph sirve como munición, es lo que alimenta nuestras armas y, para conseguirlo, tendremos que acabar con los enemigos cuerpo a cuerpo. Aquí entra en juego la faceta brawler. Y es que, para acabar cuerpo a cuerpo con los enemigos podreos pegar normal, agarrar y esquivar, esto último de vital importancia debido a que un agarre del enemigo equivocado, seguramente, acabe con una de nuestras vidas. Y estas son tan valiosas como la propia munición.
Cada Raider tiene tres vidas que, al gastarse, nos darán una última oportunidad. Si aguantamos unos segundos sin morir, volveremos a contar con las tres vidas. Si caemos, tendremos que volver a empezar la misión. Y no será cosa rara, ya que estamos ante un juego bastante complicado tanto en solitario como en multijugador cooperativo para 4 jugadores. Pero lo será menos aún cuando un quinto jugador se una a nuestra partida cooperativa.
Los cabronazos llegan al competitivo
Y es que, por si este batiburrillo de géneros no fuera suficiente, Mercury ha ideado una tercera forma de disfrutar la campaña. En nuestra partida cooperativa para cuatro jugadores se puede colar un quinto, llamado antagonista, cuyo objetivo será, simplemente, fastidiarnos la misión. El antagonista es un quinto jugador que se une a la partida en el último momento y que contará con vidas ilimitadas y un ejército de minioms controlados por la inteligencia artificial.
Aquí será de gran importancia, de nuevo, el aleph. Y es que, aunque da poderes y munición, la sustancia tiene un precio y se llama estrés. Cuando nos movemos, consumimos aleph. Al llegar a un punto de estrés máximo, seremos visibles a través de las paredes. Esto nos hace vulnerables de cara al antagonista, y al propio antagonista, pero también lo podemos usar de manera estratégica.
Si no consumimos aleph, podemos pasar desapercibidos y tender emboscadas tras las coberturas. De nosotros depende. Jugar con el antagonista es, básicamente, para pasarlo bien. Sin embargo, para jugar como tal tenemos que esperar sentados, ya que encontrar partida, ahora mismo, es un suplicio.
Japón, cómics y el Hollywood indie
A nivel audiovisual hay poco que decir que no se haya visto ya. Raiders of the Broken Planet tiene aspecto de gran producción, pese a su naturaleza independiente. Las cinemáticas tienen constantes cambios de cámara, la fotografía está muy cuidada, y el sonido cuenta con voces en inglés, buenos efectos y una música que no consigue destacar.
Eso sí, los amantes de los juegos japoneses estaréis comodísimos con el estilo visual del juego Y es que, las texturas y la propia paleta de colores tiene ese aspecto que podemos ver en títulos como Metal Gear Solid V (de nuevo, las comparaciones), que quedan genial acompañando a un de por sí atractivo apartado visual que podría tomarse como referencia directa del cómic debido a sus cambios de cámara bruscos a modo de nueva viñeta.
El videojuego como servicio
Cómic, precisamente. El modelo que mejor podría definir al juego es el del cómic. Hay cuatro campañas, de momento sólo una, y cada una a un precio de 9,99€. Si las quieres todas, como si fueran grapas, paga cada una de manera individual. Sin embargo, podemos elegir esperar a ver cómo sale el juego completo y pagar el tomo, el Founders Pack.
Y es que, lo que ahora hemos analizado puede que no sea representativo de lo que veamos en unos meses en otros capítulos. El formato digital permite que el estudio se adecue a lo que pide la comunidad, siempre que sean peticiones razonables, por lo que es fácil imaginar un futuro Raiders of the Broken Planet en el que cambien cosas, añadan un multijugador competitivo simétrico o lo que se les ocurra.
Tiene sus cosas, como problemas a la hora de encontrar partida, una dificultad que alejará a ciertos jugadores y poco aliciente realmente para los que jueguen en solitario, pero hay que aplaudir, y fuerte, la valentía del estudio madrileño y, sobre todo, hay que saber reconocerle el intento por innovar. Era fácil pensar que un castillo de naipes así podría desmoronarse, pero el conjunto funciona y, lo más importante, revitaliza el género de los shooters en primera persona al sacar a los jugadores de su zona de confort y obligarlos a pelear a puñetazos por cada bala. Literalmente.