Hacía tiempo que no me ponía ante una pantalla en blanco para dar rienda suelta a la imaginación. Siempre voy pensando en dar mi opinión por aquí, más allá de noticias y análisis, pero es más sencillo poner un »tuit» de 140 caracteres y echar a volar. Sin embargo, hoy es un día especial, ya que se cumplen 15 años del nacimiento de Xbox, Project Gotham Racing y, por supuesto, Halo y el Jefe Maestro. Antes de hacer un repaso a la saga (habrá algún spoiler), quiero decir una cosa que a lo mejor os da exactamente igual, pero que me siento obligado a decir. Tengo 26 años, pero no tuve una Xbox original y, por lo tanto, no disfruté de Halo en su día.
Sí, no tengo edad para haber disfrutado de la edad de oro de las consolas en todo su apogeo, pero lo que sí tengo es, por suerte, un padre jugón que me metió desde muy pequeño en el mundo de los videojuegos. No me dejaba jugar (porque le fastidiaba las partidas guardadas), pero sí me permitía verle jugar a Command&Conquer, Age of Empires, Terminal Velocity o Dune. Eso sí, cerraba la puerta del despacho para que no le viera jugar a DOOM o Wolfenstein, pero ya me las ingeniaba con el MS-DOS para hacerlos funcionar cuando él no estaba en casa.
Al grano, he tenido la suerte de »nacer» siendo jugón y, aunque yo era un chaval PlayStation (para algunos lo sigo siendo) con su PSX y su PS2, hubo un día en el que el chip empezó a cambiar. Repito, no tuve Xbox, pero sí tuve un amigo cuyos padres se equivocaron de regalo (no quedaban PS2) y le compraron una consola grande, fea y negra con un juego de marines espaciales: Halo. Ya había jugado a Half Life y sabía cómo era un shooter tanto en PC (bien) como en PS2 (horribles), y cuando mi amigo me contó de qué iba Halo… bueno, dije: »vale, vamos a darle una oportunidad a este mando que parece un frigorífico» (no es literal, pero algo así debí pensar). Lo que pasó a continuación, como diría el Twitter de cierto canal privado de noticias, me sorprendió.
Me encontré con un videojuego en el que no conseguía pasar de la primera pantalla. No era por el mando, sino por los enemigos. Era todo muy avanzado, gráficamente sí, se notaba una mejora, pero me daban exactamente igual los gráficos en aquella época, quería jugar y… joder, los malos eran muy listos. Jugamos… no sé, toda la tarde, y cuando llegué a mi casa le pedí a mi padre una Xbox con el »jalo». Me dijo, literalmente, que sí, que me iba a comprar una para cada día de la semana y, tras dar la tabarra unos días, me cansé y me resigné a jugar en casa de mi colega.
Una saga adelantada a su época
Halo llegó el 15 de noviembre del 2001 (a España llegó unos meses más tarde, coincidiendo con el lanzamiento europeo de Xbox) y se convirtió no solo en un juego que se asocia a una marca (como Gears of War en algunos territorios) sino en un título que creó tendencia. Los gráficos eran muy buenos para la época, el sonido era alucinante, la historia era interesante y el universo fascinante. Tenía un »yo que sé» que lo hacía especial ya que, aunque todo se había visto en el cine y otros videojuegos y no era más que un personaje sin alma pegando tiros a diestro y siniestro, la presencia de un personaje como Cortana, la jugabilidad que cambia radicalmente desde el combate más táctico (por así llamarlo) hasta el más desenfrenado cuando aparece el Flood y, sobre todo, la inteligencia artificial de los enemigos, son elementos que siguen haciendo de Halo un juego que se disfruta muy bien hoy en día.
Tras Halo 1 llegó el 2 (con importantes mejoras a nivel de narrativa, la posibilidad de controlar armas a dos manos, dos personajes jugables y mayor profundidad que el primer juego), pero el punto culminante, para mi, es Halo 3. Con Halo 3 no solo hice grandísimos amigos en TodoXbox360 (que luego derivó a SomosXbox), sino que empecé a sentir que tenía la necesidad de contar lo que pasaba en el mundo de los videojuegos. Me gustaba mucho Halo por aquella época, pero con el 3 sentía el impulso de escribir un hilo en plan »¿pero habéis visto este tráiler?», así como comentar todas las novedades del juego de Bungie y satisfacerme (ese punto infantil ya pasó) cuando veía que Halo 3 era el más jugado en Xbox Live (cuando Microsoft aún daba cifras de… cualquier cosa).
El primer tráiler de Halo 3 fue épico, pero este lo llevé en un pen drive a todos sitios y, en cuanto pillaba un PC, lo ponía para enseñárselo a quien estuviese en la habitación.
Gracias a Halo 3, un juego que considero perfecto tras haberlo rejugado mil veces tanto en Xbox 360 como en Xbox One gracias a la Master Chief Collection, hoy estoy escribiendo esto. Me picó el gusanillo de compartir información sobre videojuegos y, además sentí la necesidad de jugar online, algo que, reconozco, había hecho pocas veces en PC hasta el 2007 (Counter Strike, Age of Empires, C&C en Lan y poco más). El online de Halo 3 era… sublime. O eras bueno o no lo eras, no había medias tintas. En un Call of Duty, Titanfall o incluso los Halo de 343 te puedes hinchar a matar aun siendo un paquete. En Halo 3 no, era muy justo: si dedicabas tiempo, matabas.
Luego llegó ODST y… sí, no le di demasiado en su momento. ¿El motivo? No estaba el Jefe Maestro. Y es que, aunque fuese un robot sin sentimientos (hasta Halo 4 con Cortana), no jugar con el Jefe era raro. Sí, pura sugestión, porque el soldado saltaba un poco menos, pero ya está, por lo demás podía pasar por el Jefe. Sin embargo, saber que no era así, provocó que algunos jugadores (entre los que me incluyo) no prestaran demasiada atención al juego. Luego vino Reach que, aunque la campaña no estaba mal, muchos jugamos por inercia hasta que llegó el final en el que descubrimos que John estaba en el planeta, al igual que Cortana, y, seguramente, nos lo volvimos a pasar del tirón, pero esa vez con más cariño sabiendo que Noble 6 (o B312) estaba haciendo algo grande.
Tras Reach llegó Halo 4 (que no me gustó) y un Halo 5 que, aunque no es de mis preferidos, sí disfruté bastante, pese a estar, para mi, por detrás de todos los Halo de Bungie. También hemos tenido algún que otro spin-off, como Halo Wars, los videojuegos de Windows Phone y Steam (Spartan Assault) y muy pronto recibiremos Halo Wars 2 (juego que ya hemos podido jugar). Sin embargo, aunque, para mi, se ha perdido lo que hacía grande la saga Halo, siempre es emocionante tratar con un nuevo videojuego de la franquicia. A lo mejor la culpa la tengo yo al considerar que, tras el 3, la saga ha ido a menos (al contrario de Gears of War, que considero que va a más), pero siempre me emocionaré con el anuncio de un nuevo Halo y, por descontado, seguiré comprando los juegos y lo que me llame la atención (como los libros).
Me he ido desencantando con la saga a lo largo de los años, pero a lo mejor es que mis exigencias a la misma son demasiado elevadas y son fruto de los recuerdos que tengo de juegos como Halo 3 más que otra cosa. ¿Son malos juegos? Ni de lejos y, aunque el cambio de Cortana me parezca absurdo y no me guste la nueva jugabilidad, admito que la saga que ahora maneja 343 sigue siendo muy grande.
Gracias por los servicios prestados, John
Esto, que os parecerá una tontería, porque todos tendréis historias similares e, incluso, mil veces mejores, es muy importante, porque con Halo empecé a ir más a menudo a casa de ese colega que tenía la Xbox original y, gracias a esa saga que descubrí por error, hoy tengo la suerte de poder escribir tanto aquí como en HobbyConsolas. Solo quería compartir una afición con todo aquel que quisiera leerme, y Halo es el artífice de todo eso.
Y, lo más importante, más allá de estas historietas y las vivencias de cada uno, está el sentimiento de compartir un día especial entre los fans de cualquier cosa. El N7 Day fue especial para un buen número de jugones, pero ahora toca que los fans de Halo se regodeen. Puede que amigos que no jueguen a videojuegos y familiares no lo entiendan, y tampoco es un día de fiesta, pero joder, a quien le guste Halo seguro que hoy mira sus ediciones coleccionista o se echa una partida a Halo 3 y exclama un »tío, por eso me encantan los videojuegos».
Gracias por haber llegado hasta este punto y gracias a Bungie por haber creado la saga. Y, también gracias a Halo, aunque no soy el fan más acérrimo ni el que colecciona todo el merchan, he podido ir al museo que 343 industries tiene en sus oficinas algo que, lo creáis o no, fue un momento muy especial para mí y me tomé como eso, un regalo más que una visita profesional. Gracias.