Parece que Microsoft quiere que todos actualicemos a Windows 10 antes de que finalice el plazo de actualización gratuita (que recordemos, termina en el mes de julio), y poco a poco va «matando» al resto de versiones del sistema operativo para que actualizar se convierta en una necesidad. Quizá por eso desde Redmond nos anuncian que Microsoft solo dará soporte a los procesadores en Windows 10, excluyendo las actualizaciones para 7 y 8 tanto a los nuevos procesadores que se lancen al mercado próximamente como aquellos que Microsoft considera demasiado viejos.
El plazo finalizará concretamente el 17 de julio de 2017, por lo que tenemos tiempo de forma para preparar la actualización. A partir de ese día, Microsoft informa que solo habrá actualizaciones si «no arriesgan la eficiencia o compatibilidad». Esta medida afectará, como leemos en Xataka, a un buen número de procesadores, entre los que se encuentran los viejos Skylate de Intel, los futuros Kaby Lake, el Snapdraon 820 de Qualcomm y los Bristol Ridge de AMD.
Con esto, se simplifica de forma significativa la gestión y compatibilidad de la última versión del sistema operativo de Microsoft, aunque puede suponer un problema para aquellos usuarios que no quieran o no puedan actualizar a Windows 10, si cuentan con alguno de estos procesadores. No obstante la compatibilidad y el rendimiento de Windows 10 han demostrado ser excelentes, y pocas personas deberían encontrar un impedimento actualizar su equipo.