A lo largo de estas semanas, sumidas en el caos de la convergencia de Xbox One y Windows 10, Phil Spencer parece haber arrojado luz sobre los planes de Microsoft para un futuro relativamente cercano. No solo es cuestión de mirar en el establecimiento de una comunidad bajo el sello de Xbox, también lo es como se quiere gestionar ahora la experiencia multijugador, con el Cross Network, y como se están planteando el futuro de las consolas, enfocando el fin de los relevos generacionales, cuando se habla de abrir los hardwares para su optimización.
Claro que podríamos estar relacionando este aspecto de la optimización con el mejor aprovechamiento de los recursos, pero tanto Playstation 4 como Xbox One, vieron la luz con una insignia de estar en desventaja frente al mercado de PC. Esta desventaja es la que está sumiendo en confusas informaciones que deparan rumores de todo tipo, siendo el más cercano el que hace referencia a la posible llegada de una nueva plataforma de Sony, que habría sido bautizada como PS4K. Por ahora, nada confirmado en el frente, pero podría implicar a Microsoft en el caso de que se confirmase. Ahora bien, los rumores surgidos con Playstation pueden estar muy relacionados con su presión por implicarse en las nuevas tendencias, como es el caso de la Realidad Virtual, para lo que ya cuentan con un dispositivo que, cual intermediario, aumentaría la potencia de Playstation 4 para poder ejecutar con solvencia los juegos en este formato, dadas las condiciones exigentes que requiere la explotación de la misma.
Sin que Microsoft se haya vinculado a la revolución de la Realidad Virtual, las sensaciones que está dejando esta generación distan mucho de lo que debería ser prioritario. Ante juegos innovadores, propuestas titánicas y un gran catálogo de juegos alternativos, todo parece deslucirse por la necesidad de que estas propuestas se vean ajustadas a unos parámetros que no parecen relacionarse con la calidad de juego. Más por la resolución que por el rendimiento, el framerrate, la generación actual ha pasado por convertirse en el foco de todas las discusiones que enfrentan a la comunidad por aspectos meramente técnicos, sin darse cuenta, que ambas plataformas están años luz de ser competitivas en este aspecto frente a la fuerza de los PC, y su Master Race. Pero lejos de ser algo que pueda obviarse, parece implicar a las empresas que se encuentran encerradas en un laberinto del que no van a poder salir tan fácilmente.
Cuando quedan varias semanas para que llegue el E3, las especulaciones no cesan, y si bien en el caso de Sony implican supuestas filtraciones de un nuevo modelo, desde Microsoft parecen preocuparse por su UWP, Universal Windows Platform, especulando con como podría ser un futuro en su plataforma, sin que parezcan deseosos de anunciar absolutamente nada inminente, ni consolas modulares, ni versiones potenciadas a medio camino de una nueva generación. Pero en realidad, todo esto parece quedar en un segundo plano por la presión ejercida por la comunidad, o por los medios, que están precipitando la llegada de hardwares más potentes tanto para Sony como para Microsoft. Sin que se sepa si sucumbirán, serán semanas tensas hasta que la situación se calme.
Pero, ¿Que posibilidades se pueden ofrecer dadas las circunstancias?
Una plataforma diferentes hardwares
Una de las primeras opciones que podría aparecer, algo que podría ser extraído de las insinuaciones de Microsoft respecto a una futura adaptación de las consolas a un nuevo modelo de mercado, es generar una plataforma que conste de diferentes hardwares. Claro que, dadas las circunstancias, esta posibilidad podría acercarse si las insinuaciones de Microsoft, sobre aplicar mejoras de hardware, obligasen a la compañía a responder a un lanzamiento en la competencia.
Pero lo que parece que interesa a Microsoft, es que ese futuro el lanzamiento de un nuevo hardware no suponga un corte en la comunidad, separando aquellos que dan el salto a la nueva generación de los que no lo hacen. Un concepto aparentemente revolucionario, si bien no quiere decir que no se haya hecho antes.
Cada día es más evidente que los comúnmente conocidos como PCs, están dentro de la industria de los videojuegos. Que se extraigan de la guerra de consolas establecida entre Xbox y Playstation, en la que surge como invitada Nintendo, no quiere decir que no estén ahí. El conato de explotar un concepto que se acerca a las consolas, las futuras Steam Machines, no parece ser del agrado de una comunidad acostumbrada a reglar personalmente sus hardwares para obtener un rendimiento ajustado a unas especificaciones. Un mercado que es acusado de gastar demasiado dinero, de tener que conocer bien como funciona las configuraciones de ordenadores para tener una implicación más directa e irregular en el rendimiento de los juegos. Ahí surgieron las Steam Machines, hardwares concretos, en los que con un sistema operativo basado en Linux, se puede acceder a la biblioteca de juegos que los usuarios tengan de Steam.
Claro que hay muchos problemas con la llegada de las Steam Machines, no dejan de ser PCs corrientes, configurados y producidos por especialistas en ordenadores para jugar, que han decidido dar cobertura a esta iniciativa que bautiza sus configuraciones bajo el sello de Steam y las Steam Machines. Pero lejos de ser algo exclusivo, el sistema operativo que incluye, SteamOs, puede ser instalado en cualquier ordenador, de modo que, no deja de ser lo mismo, incluso, algo más lioso. No solo no funcionan todos los juegos, el SteamOS no tiene las librerías adecuadas para hacer valer del mismo modo que Windows 10, los juegos más nuevos, dado el creciente uso de DX12. Con esto, no resolvemos el plan de Microsoft, pero si ayudamos a consensuar que pretenden llevar a cabo.
Actualmente, el trabajo de Microsoft por crear esa UWP, está llevando a muchas polémicas, pero por otro lado está dejando bien definida una intención de crear algo muy basto e interesante. Una gran comunidad, que ya estaría vinculada a ese concepto de diferentes hardwares para una misma plataforma. La introducción de esta es lo que más polémica suscita, ya que desde la perspectiva tradicional, parece estar afectando negativamente a Xbox One, dado que la aportación desde PC al catálogo es inexistente. Lejos de precipitarnos, debemos considerar el potencial que esta UWP puede tener en un futuro, sustentado por Windows 10, avalado por DirectX 12 y generando un amplio abanico de posibilidades que permita a los usuarios disfrutar, allá donde quieran, de su afición por los juegos, con la única diferencia, de hacerlo en hardwares más o menos potentes para reproducir juegos a diferentes calidades, donde lo único que debe preocupar, es el rendimiento.
La generación del downgrade
En el fondo, pensar en que un hardware se queda obsoleto es algo que se extrae de los datos y las estadísticas, los constantes rendimientos que se ponen a prueba con el fin de ver que versión corre mejor. Una guerra que pese a que Microsoft ganaba en balde en las anteriores generaciones, actualmente, cuando está en desventaja, cobra mayor fuerza y ha dejado un poco desairada a la actual máquina de Microsoft. Pero no es por esto por lo que Microsoft parece tener ya planes de futuro, ambas consolas están años luz de los rendimientos que la comunidad observa y la aparición de una palabra, como es downgrade, es un término que perdurará tras ser acuñado por estas consolas.
Nadie puede creer cuando se presenta un juego, que el producto que van a disfrutar en consola se parezca lo más mínimo. Watchdogs, The Division, The Witcher 3, Battlefield 4… la lista de juegos que son presentados a bombo y platillo con espectaculares demostraciones técnicas, que son “downgradeados” en la versión para consola es interminable. Es lo que hay, en lo que Xbox 360 y Playstation 3 resistieron como la generación más longeva, la guerra entre fabricantes de GPUs hizo que los rendimientos y las tecnologías en los PC se disparasen, hasta el punto de ser insuperables por una generación de consolas que vio la luz a posteriori.
Todas estas polémicas no estarían tan de moda si el rendimiento de los juegos estuviera debidamente controlado. Podemos observar como diferentes motores gráficos ofrecen diferentes requisitos técnicos y aunque tanto Playstation 4 como Xbox One cuentan con una GPU de AMD, las diferencias son variables según con que juego. Es de este modo como podemos comprobar que mientras unos juegos varían en detalles escasos, el rendimiento de otros deja en evidencia una optimización impropia de un producto que se cobra al mismo precio. No es cuestión de culpar a quien configuró el hardware, sino del afán de intentar no trabajar debidamente en la optimización de recursos, que en ambos casos, parece estar muy condicionada por el “que dirán” tras presentar el juego con una calidad visual muy superior y mostrar gameplays de PC donde todo “tira que da gusto”.
A perro flaco…
Lo más interesante de todo es que cuando parecía que estos aspectos técnicos pasaban desapercibidos, las nuevas tendencias parecen haber acelerado el proceso y devuelto a la actualidad la extraña priorización del apartado técnico en los videojuegos de esta generación. Con un final de año donde los jugadores disfrutaban de The Witcher 3: Wild Hunt por su narrativa y calidad de juego, se perdían en la Commonwealth de Fallout 4, se enzarzan en escaramuzas con Halo o disfrutan de las aventuras de Lara, la presentación definitiva de los diferentes modelos de dispositivos para la Realidad Virtual ha traido de vuelta la necesidad de hablar de hardwares y rendimientos.
De hecho, la suspicacia podría hacer referencia a cierta precipitación de Sony cara a la galería, cuando aseguraban que Playstation 4 era capaz de hacer funcionar la Realidad Virtual. Tiempos aquellos en los que Oculus parecía acercarse a las consolas, pero que en seguida rechazó, al insinuar la falta de potencia que nadie podía ver. Son las Playstation VR las que han hecho gala de una posibilidad para el futuro, requiriendo, para su correcto funcionamiento, de accesorios que deben sustentarse para poder rendir adecuadamente. Sin entrar a valorar cuánto de cierto había en las palabras del presidente de Sony cuando presentó por primera vez las Playstation VR, su producto final consta de un hardware adicional que permitirá ejecutar los juegos apoyándose en Playstation 4.
Nuevamente se abrieron las puertas a las especulaciones sobre el relevo de la generación actual, algo que, sin ser para nada necesario, responde a la imperiosa necesidad surgida para la reproducción de juegos bajo unos estándares técnicos que solo dios sabe quien ha establecido como requisito obligado. Es así como la llegada de nuevos hardwares crean nuevas tendencias, las consolas intergeneracionales y los dispositivos modulares.
Alternativa Modular, enchufa si quieres
De aquí que una de las opciones que podría disponerse para alargar la vida de esta generación, tal como habría hecho Sony para poder incluir la experiencia de la Realidad Virtual, podría bien usarse para dar ese punto extra en el rendimiento de las consolas actuales. Es una opción, aunque Phil Spencer se haya mostrado contrario a su aplicación en Xbox One, podemos intuir que todo puede variar dependiendo de lo que haga la competencia, en la que, con todos los respetos, podríamos inmiscuir la futura llegada de la nueva consola de Nintendo.
Pero lo más gracioso de todo, es que no fue hace mucho cuando AMD presentó su nueva propuesta, un hardware externo, AMD XConnect. AMD ha presentado un accesorio que consta de determinadas piezas que confieren potencia extra al dispositivo que conectemos, siempre hablando de ordenadores, claro. Es de este modo como con un ordenador poco potente o un portátil de uso cotidiano, se puede disfrutar de los juegos como si tuviesemos un equipo para ello. Este dispositivo, equivalente al hardware que Sony ha dispuesto para sus gafas de Realidad Virtual, podría ser un apaño interesante si se de da un uso correcto, explicando así la postura que parece intentar Microsoft, pero de diferente manera.
Imaginemos, por un momento, que Microsoft se plantease una nueva consola, esa Xbox One.5, aunque ahora mismo parece que no quieren desvelar plan alguno, la presión ha llevado incluso a pensar que esa Xbox One.5 pudiera ser algo futuro, siendo desmentido de forma inminente.. Una consola más potente, pero dentro de ese concepto de consola intergeneracional que tanto está dando que hablar. Obviamente, para todos aquellos usuarios que confiaron en la marca es un problema, pues deberían pagar otra vez por un hardware nuevo. Bien podemos esperar un plan renove, pero también podría hacerse uso de este concepto, incluso sin lanzar una consola nueva (aunque esto pueda realizarse para evitar mamotretos en las mesas). De este modo, se podría equiparar, para quienes lo deseen, porque siempre queda la opción de jugar a menor calidad o resolución, con el modelo actual.
Si podemos importar la potencia de un hardware externo para mejorar el rendimiento de un dispositivo de juego, conseguirían alargar la vida de una generación por bastante tiempo, incluso, sin fin. Imaginemos por un momento poder acoplar a nuestra consola uno de estos dispositivos, con el que mejorar significativamente el rendimiento, apoyados en un hardware mucho más poderoso que cualquiera de esas consolas. Este modelo de negocio puede no ser del todo atractivo, aunque por otro lado, es innegable que pueda ser rentable siempre y cuando se establezca algo que sea compatible con su uso en otros dispositivos, dado el establecimiento de un nuevo “orden” en la jerarquía de las plataformas. Claro que, es evidente que resulta un lío importante, pero es un caos generado por una serie de desgraciados acontecimientos que están poniendo en tela de juicio tanto a Sony como Microsoft.
¿Relevo o continuación?
Se está hablando de la posible llegada de consolas intergeneracionales, algo que desde las especulaciones que han surgido en Microsoft con Xbox One.5, habilita una posibilidad junto a las cada día más numerosas especulaciones sobre PS4k. Es inevitable que si una hace, la otra le siga, cual estrategia en carreras de F1 para que no hagan un ’undercut’. Es así como, de confirmarse PS4k en un futuro, Microsoft podría estar haciendo los deberes, y suponemos, que de un modo más acorde a los hardwares presentados en sus dos primeras generaciones, que en el caso actual.
Claro que esto de las consolas intergeneracionales es un concepto que está desviando la atención a aspectos que pueden ser contraproducentes. ¿Se puede lanzar una consola a medio camino de una más potente? ¿Que valor implicaría eso? ¿Interesaría al mercado? Si nos sujetamos al concepto que han promulgado las consolas en anteriores generaciones, no resultaría demasiado interesante que estén planteando una generación de consolas, un nuevo hardware que sirva de placebo ante la llegada de la próxima generación. Es así que las teorías sobre la evolución de las generaciones en un concepto que compatibiliza comunidades y juegos y ofrece diferentes calidades tendría más fuerza.
Y es que si los rumores de estos hardwares perduran sin ser resueltos, las ventas de PS4 y Xbox One se desplomarán, aunque todavía serán más dramáticas las aspiraciones de esos hardwares nuevos en previsión de un relevo definitivo con una nueva generación. Siendo la actual generación la que más ha vendido y más rápido lo ha hecho, ese éxito ha supuesto un problema gigantesco ante los problemas que continuamente vienen promulgándose. Poder obviar esos desagradables “chascos” que nos llevamos cuando observamos un mal rendimiento, o una versión downgradeada. No cabe duda de que obtener más, sin perder todo el progreso que actualmente se posee en la consola que dispone cada usuario, resulta atractivo. Y es que, si Xbox One y Playstation 4 podrían tener su relevo en poco más de 3-4 años, ¿qué motivo hay para que los usuarios puedan comprarla de aquí en adelante?
El motivo es el mismo de siempre, los juegos, pero la rentabilidad de comprar una consola cuando su ciclo está terminando, sabiendo que llegado el momento se quedarán aislados, es una carrera que se puede comparar con el afán de actualización de los ordenadores que algunos usuarios llevan a cabo. Pero hay una diferencia muy importante en el caso de los usuarios de PC, y es que actualizando o sin actualizar, no se quedan fuera del catálogo disponible, que crece sin parar. De hecho, otro aspecto importante es que cambiar ese hardware por uno más potente no implica perder nada de lo que se tenía antes, más bien, se mejora. Es por esto, por lo que Microsoft podría estar planteando un futuro sin cortes, donde el lanzamiento de una nueva consola puede aportar más potencia, pero dentro de la misma comunidad. Todo este plan es un trabajo arduo que está llevando bajo las siglas UWP, Universal Windows Platform.
Ese ecosistema del que hemos hablado anteriormente, es algo que por ahora parece estar en un estado demasiado precario para haber sido lanzado como algo definitivo. No obstante, ahora mismo la implicación de las comunidades se limita, en gran medida, al uso de una aplicación que sirve como gestor de contenidos y de interacción con los amigos vía Xbox Live, como Smartglass. Es interesante poder participar en grupos conectados desde Windows 10, pero esto no es más que parte de lo que plantea para el futuro, intentando implementar el Cross-Network, para que usuarios de Windows 10 y Xbox One jueguen conjuntamente. Incluso, hacer valer la compra realizada en Xbox One en la biblioteca de juegos de Windows 10, aunque para ello, deben de salir más juegos en común.
Este experimento podría ser resultado de su intento de incluir a Windows 10 y su Xbox App dentro de la comunidad, ofreciendo un primer paso en esta experiencia de optimización o actualización, sin cortes generacionales. De hecho, Xbox One posee como Sistema Operativo Windows 10 y presuntamente, esta inclusión es el inicio de un planteamiento que podría presentar sus beneficios en un futuro. Una baza que podría ser muy interesante, pensar en una nueva Xbox, a la que mejor no bauticemos todavía, o una Playstation 5, sin dejar de disfrutar de los juegos que actualmente poseemos, ni de los amigos de la comunidad de jugadores con los que disfrutamos continuamente. La evolución parece ser un futuro más que aceptable, incluso, deseable, pues sólo nuestra necesidad podría hacer requerir la sustitución de un hardware por uno más potente. Cierto es, que deberíamos considerar que al cabo de un tiempo, ciertos hardwares se quedarían fuera, ya que deberá establecerse un concepto conocido como Requisitos Mínimos.
Una guerra con más bandos
La situación que estamos encontrándonos hoy día es complicada, pues cada día se suceden más críticas en torno a los rendimientos, cada día parece más necesario un relevo, aunque en el fondo, la cantidad de juegos de gran calidad podría aplacar estas voces críticas, las opciones alternativas pueden surgir como un sustento o apoyo a la evolución de la comunidad y de las consolas a un nuevo concepto. Los rivales son cada vez mayores, tanto por la llegada de la nueva consola de Nintendo, la Nintendo NX, que lejos de amedrentarse, parece estar dispuesta a superar técnicamente a Sony y Microsoft.
Además, en esta guerra cada vez están más cerca los dispositivos móviles, tablets y teléfonos, que cada vez tienen más potencia y encontramos en el mercado algunos que pueden incluso hacer sombra a las consolas de la anterior generación. La tecnología está avanzando muy deprisa, si bien en cuanto a potencia en bruto, se ha detenido. Sacar procesadores más potentes o mantener la potencia estableciendo menor tamaño, calor y consumo energético, son prioridades que podrían bien servir para dar cabida a tablets con un rendimiento superior a ambas consolas. Puede que no exploten el mismo mercado, tal como intentó nVidia con Shield, la experiencia de un jugador de consola dista poco de la que podrían alcanzar estos dispositivos en breve.
Y es que lejos queda el aislamiento de los juegos de PC, lejos queda la supremacía técnica frente a dispositivos portátiles, lejos podrían quedar los criterios que establecen la necesidad de matar una generación para ver nacer una nueva. El futuro de esta industria tiene muchos caminos que parecen ser tendencia, como lo fue el establecimiento del mercado digital, incluso, su evolución futura, el juego vía streaming. Pero la comunidad de consola no aceptó estas condiciones, anclados en el aparentemente caducado y costoso formato físico, limitando las experiencias por el mantenimiento de un mercado de segunda mano ajeno a las tiendas, expresamente coartados por la libertad que ofrece la ausencia de cortes generacionales.
¿Puede ser el futuro cesar en este relevo?¿Puede Microsoft estar planteando actualizar el hardware y lanzar diversas consolas con diferente potencia como las Steam Machines? La realidad, es que es pronto para saberlo, pero algo se cuece en esta industria y se llama evolución, aunque puede que muchos lo vean más como una revolución no deseada. Por ahora, son todo especulaciones, veremos que ocurre.