La llegada de Activision Blizzard a la familia de Xbox promete ser una de las mayores adquisiciones de toda la historia en lo que a compañías tecnológicas se refiere. Microsoft ha dado un verdadero golpe en la mesa en el reciente non-stop de adquisiciones que estamos viviendo en los últimos años entre los gigantes de la industria y, si todo sale adelante (y las últimas actualizaciones parecen sugerir que será así) las cosas van a cambiar mucho para Microsoft y para Xbox Game Pass, añadiendo en su catálogo a una de las compañías más exitosas y polifacéticas del panorama de los videojuegos.
No obstante, se ha hablado mucho de qué puede conseguir Microsoft gracias a Activision Blizzard, pero quizás es también interesante plantearse, ¿qué puede aportar a Activision Blizzard ser comprados por Microsoft?
No es en absoluto un secreto la situación actual por la que está pasando la compañía creadora de Call of Duty, ni la otra cara de la misma, Blizzard, creadora de franquicias tan enormes como Diablo y World of Warcraft. Desde luego, aunque parece que desde la corporación han dado algunos pasos para intentar poner soluciones a los problemas que asolan a sus trabajadores, la adquisición por parte de Microsoft ha sido vista como un rayo de esperanza entre aquellos que trabajan dentro de la compañía. Microsoft es considerada, a grandes rasgos, como un lugar con buenas condiciones laborales, incluyendo beneficios como un buen seguro médico del que, es posible, puedan beneficiarse tras la adquisición.
Otro de los problemas que ha afectado a muchos de los estudios internos de Activision Blizzard ha sido la callofdutización masiva dentro de los mismos, donde cada vez son menos los estudios con libertad para trabajar en “algo” original, arrastrados por el éxito masivo y asegurado de Call of Duty, expandido ahora, más todavía, por Warzone, un Battle Royale que aporta un enorme flujo continuo de dinero a la compañía, pero que también requiere de un apoyo ininterrumpido para incorporar nuevo contenido dentro del competitivo mercado de los juegos como servicio (o GAAS).
El modelo que persigue actualmente Microsoft, enfocado en el Xbox Game Pass, busca más la variedad de contenido y ofrece una mayor seguridad económica, sin necesidad de apuntar al lanzamiento continuo de nuevos Call of Duty. Este aspecto podría proporcionar la posibilidad de liberar a muchos estudios, como Toys for Bob (que se encargaron de Crash Bandicoot 4 y Spyro Reignited Trilogy), para que desarrollen nuevos juegos de plataformas, un género que se encuentra bastante desaparecido en los últimos años.
Y por supuesto, este último punto se une a otro muy importante: Activision Blizzard posee una enorme y variadísima cantidad de sagas de videojuegos que se encuentran, en su mayoría, en un largo sueño, ya que como hemos explicado antes la compañía se encuentra prácticamente centrada en su totalidad en el desarrollo de nuevos Call of Duty, con la única excepción de Blizzard, quienes tampoco es que lancen muchos juegos nuevos. La necesidad de un catálogo variado dentro de Xbox Game Pass puede ser un gran aliciente para devolver a la vida a muchas de esas IPs desaparecidas, y quién sabe, quizás incluso la llegada de un nuevo Spyro, algo que parecía prácticamente garantizado tras el éxito de su trilogía remasterizada, pero que a diferencia de Crash Bandicoot, nunca ha acabado convirtiéndose en realidad, y con la caída de Toys for Bob al vórtice de los Call of Duty se daba ya prácticamente por perdido.
¿Qué puede aportar a Activision Blizzard ser comprados por Microsoft?
En resumen, es mucho lo que Activision Blizzard puede ganar, potencialmente, a nivel de variedad de juegos y a nivel de calidad laboral entre sus filas. Por parte de los jugadores, esta unión puede, por fin, hacerle justicia a la enorme variedad de franquicias que la empresa posee, y las cuales llevan dormidas durante mucho tiempo debido a la apuesta segura que supone trabajar en más Call of Duty.