Ha llovido mucho desde el pasado 9 de septiembre, día en que Activision trajo la nueva obra de Bungie, un colosal proyecto y una inversión de altura que ha mantenido enganchados a los jugadores desde entonces. Aunque en muchos factores Destiny no decepcionó, el producto hacía gala de un apartado que gozaba de una nula profundidad: la narrativa, resultando un producto carente de importancia en este lado y pareciendo la historia principal un prólogo de lo que estaba por venir, la frase final de la campaña así lo anunciaba, y una jugabilidad excelente pero que se desarrollaba en escenarios repetitivos y muy parecidos unos a otros con unas mecánicas que obligaban a repetir una y otra vez dichos escenarios para subir de nivel y obtener objetos, de manera aleatoria, eso si.
Destiny es una apuesta arriesgada, para lo bueno y para lo malo (algo que escucharéis más de una vez en conversaciones referentes a esta ‘expansión’), un juego con una estructura seudo MMO cuya vida se espera que se prolongue durante más de un lustro mediante actualizaciones y expansiones. Muestra de ello era el nivel ‘real’ tan escaso del que hacía gala el título, hasta el nivel 20 ampliable mediante ‘luz’ hasta el nivel 30 y que ahora se vuelve a ampliar hasta el nivel 32, algo que se nos antoja muy escaso y cuyo modelo a seguir parece otro de los gigantes de la compañía: World of Warcraft de Activision-Blizzard, juego que ha ido expandiendo los niveles disponibles mediante expansiones.
Retomando lo que concierne a esta expansión, en Destiny vimos algunas zonas cerradas que ya suponíamos podrían visitarse en los DLC posteriores, algo que se ha cumplido en la primera expansión que Bungie nos ha brindado. En el análisis de Destiny: La Profunda Oscuridad, intentaremos desgranar esta primera ‘expansión’ de uno de los éxitos de este 2014. La Profunda Oscuridad incluirá tres nuevas misiones de historia, tres nuevos mapas multijugador, así como nuevas piezas de equipo y el citado aumento de nivel de luz de nivel 30 a nivel 32 y un nuevo Asalto, dos si jugamos en consolas PlayStation. ¿Cumplirá con las expectativas?
Eris Morn, una nueva ‘tienda’ que aparecerá en La Torre.
El retorno de Crota
Al terminar Destiny se nos avisa que la Oscuridad se expande rápidamente y que nuevos y terribles peligros acechan en la misma. Uno de esos peligros es Crota, el ‘dios’ al que adoran los engendros de La Colmena, cuyo templo ya visitamos en la Luna y que hemos re-visitado bastante debido a las mecánicas de Destiny, las cuales no vamos a comentar porque ya se hicieron en su día en el análisis.
Ahora, esa Oscuridad se está expandiendo y en la Torre vemos como en su nave ha llegado Eris Morn, una antigua Guardiana que luchó contra la Oscuridad y contra Crota en el pasado, confinándolo en su ‘jaula’ pero que, sin embargo, ha conseguido escapar y está preparando su regreso. ¿Quien va a evitarlo? Nosotros, por supuesto.
Las Espadas de Crota, las utilizaremos mucho en este DLC.
En Destiny somos unos ‘mandaos’, mucho guardianes, o guardianas, pero hacemos lo que nos manda nuestro superior o, en este caso, la tipa que aparece de la nada. Sin cuestionarnos absolutamente nada vamos a la Tierra donde empezaremos la primera de las tres misiones, sólo tres misiones, que componen este DLC.
Las misiones culminarán en una épica y difícil contienda en la que retendremos el alma del mismísimo Crota y que, hay que decirlo, se pasan en un suspiro si tenemos el nivel apropiado, y es que las misiones de La Profunda Oscuridad son bastante más difíciles que las de la campaña por defecto de Destiny lo que, por otro lado, convierte estas nuevas misiones en misiones más entretenidas, aunque sea por dicha dificultad, que la gran mayoría del juego base.
Lo que resta mucha diversión y atractivo al producto es que la mayor parte de las localizaciones de La Profunda Oscuridad están, como no, recicladas y las que no lo están, aunque bien diseñadas, nos dejan un amarguísimo sabor de boca al descubrir que en el juego base siempre han estado ahí. No dejan de ser zonas incluidas en el juego que han recortado para poder venderlas sueltas, lo que a más de uno no le hará gracia.
La primera misión, donde nos infiltramos en la estación de operaciones de una base que protege a la Tierra de la Oscuridad a modo de cortafuegos, está muy bien diseñada, el tramo nuevo, repito, y nos hace ilusionarnos con un apartado artístico creciente en los nuevos niveles, algo que no llega a producirse y que decepciona cuando comprobamos que las dos sendas misiones son túneles y más túneles del entramado de la Colmena, uno de ellos ya lo exploramos más que suficiente en la campaña base.
Una ‘resucitadora’
El atractivo, una vez más, está en cumplir con las misiones propuestas y repetirlas para sacar más equipamiento y cumplir contratos, contratos que también nos dispensará Eris y que tendrán que ver con este DLC. Además no encontramos atractivo ni aliciente alguno en la historia. Si, tenemos nuevo personaje y la oportunidad de contar algo mejor que en la campaña pero lo único que hace la Profunda Oscuridad es cambiar la voz del cansino del Espectro por la de la Guardiana venida a menos lo que es, en definitiva, lo mismo. No tendrá mayor interés que el desbloquear nuevos niveles y nuevo equipamiento que si, es llamativo por eso de se nuevo pero tampoco marca la diferencia.
Hay, en definitiva, pocas novedades en este DLC si atendemos a la historia o campaña, a excepción de un par de momentos donde la Oscuridad es tan acuciante que no podemos utilizar nuestras habilidades de luz y dejándonos bastante ‘tocados’ en ese aspecto, nada que no pueda resolverse con el clásico movimiento ‘gallina’ por el cual vamos acabando con los enemigos parapetados a una distancia prudencial donde consigamos no llamar la atención del enemigo, algo con lo que te podías pasar la campaña principal y estas tres nuevas misiones.
Siervos de La Colmena, nuestro principal enemigo en La Profunda Oscuridad.
¿Juegas conmigo?
Una vez abordada la decepcionante campaña ‘en solitario’, solitario entre comillas porque ya sabéis que Destiny es un seudo MMO, debemos abordar lo más atractivo del producto: la Raid y el Asalto. En estos ‘modos’ el producto se terciará divertido y muy, muy desafiante si no cumplimos con el requisito de nivel, teniendo que cooperar en la Raid obligatoriamente con otros cinco miembros para poder salir victoriosos y es que la misión nos deparará algunas sorpresas muy desagradables si vamos ‘mirando al tendido’ o en plan lobo solitario.
Con un ritmo trepidante, una dificultad desafiante y una diversión de la que carece el modo en solitario, el Asalto y la Raid se tornan como el mayor atractivo del DLC. Eso si, aunque ahora no afecte por el tiempo trascurrido desde que se lanzó y, por supuesto, no repercutirá en la nota final, es un feo, feísimo gesto de Bungie el de segmentar la comunidad durante la primera semana del DLC, permitiendo que sólo los compradores de La Profunda Oscuridad pudiesen jugar la Raid semanal, penalizando a quien no la compró en lugar de premiar a quien si lo hizo y no metiéndose en el contenido del jugador que compró el juego base.
Para acabar con el multijugador, tenemos tres nuevos mapas con mención especial a Caldera por su exquisito diseño que nos divertirá en largas y cortas distancias y en todos los niveles. Por el contrario encontramos Sacudida Celeste que, sin ser malo, es un mapa que obliga a tener partidas llenas para poder disfrutarlo.
Más ‘oscuro’ que ‘profundo’
La sensación que queda tras jugar este primer DLC, porque llamarlo expansión sería faltarle el respeto a auténticas expansiones como las que hace, sin ir más lejos, Activision-Blizzard, es que La Profunda Oscuridad se ha quedado corto en todos los sentidos, valiendo la pena únicamente para quienes quieren nuevos eventos multijugador y nuevo equipamiento, ya que los repetidísimos escenarios de la campaña principal no son ningún aliciente. Es más difícil, si, pero es algo que podemos conseguir con los distintos modificadores en las misiones del juego base.
También ampliamos el nivel de luz a 32 y obtenemos nuevos contratos, algo que nunca está de más y donde se sustenta la verdadera experiencia monojugador de Destiny sin embargo, pese al atractivo del modo multijugador del DLC, marca un comienzo peligroso para los DLCs del juego. ¿Este es el camino que quiere seguir Bungie para mantener un juego vivo durante los pretendidos 10 años? Ya pueden mejorar o tendrán que pensar pronto en una secuela donde, además, mejoren la forma de narrar los acontecimientos ya que, sin lugar a dudas y pese al buen trabajo en Halo 2, Bungie no sabe contar historias, crea universos descomunales con una riqueza y un fondo para explorar que ya querrían otros estudios pero no sabe llenar de vida su propio universo.
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Lo bueno
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- Nuevo equipamiento
- Aumento de nivel de luz
- Dificultad aumentada
- Raid muy buena
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Lo malo
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- Demasiado caro para el poco contenido que incluye
- Se puede prescindir de él
- Bungie sigue sin saber contar historias
- Misiones repetitivas en entornos conocidos hasta la saciedad
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