Ayer nos enteramos que el grupo hacker H4LT había filtrado el SDK de Xbox One lo que puede significar desde ingeniería adversa para ejecutar código no firmado en la consola hasta la posibilidad de desarrollar juegos para la misma, como prometió Microsoft en un principio, pasando por un mejor conocimiento de la máquina, como la noticia que nos ocupa.
Los chicos de Digital Foundry han echado un ojo a los documentos y se han enterado que ahora los desarrolladores pueden utilizar siete de los ocho núcleos del procesador de Xbox One.
Hasta ahora conocíamos que tanto PS4 como Xbox One destinaban dos de los ocho núcleos a tareas en segundo plano como el seguir ejecutando un juego mientras íbamos a la Store o algunos comandos como los de Xbox One y Kinect. Esto significa que los desarrolladores tendrían mayor manga ancha a la hora de desarrollar en Xbox One y que Microsoft sigue puliendo el sistema operativo, los sistemas operativos, de One para que requieran menos para funcionar igual, pudiendo destinar los recursos optimizados a, por ejemplo, los juegos.
Este acceso a la mayor parte de los siete núcleos el último cuarto del año podría significar que los desarrolladores lo han aprovechado consecuentemente para crear juegos como Assassin’s Creed Unity que presentan una clara ventaja respecto a la versión de PS4, con caidas muy graves de frame-rate, así como ayudar a compensar otros aspectos para conseguir un rendimiento muy parejo entre Xbox One y PS4 en la gran mayoría de títulos multiplataforma de los últimos meses.
Este margen a la hora de usar más CPU no viene nada mal en unas consolas con un procesador muy pobre destinado al bajo consumo que palidece frente a los procesadores de PC por lo que el acceso a un núcleo hasta ahora ‘vedado’ es una buena noticia y algo que seguro se utilizará para seguir explorando la máquina de Microsoft y seguir optimizando los juegos para ella.