Poco antes del lanzamiento de Funk of Titans nos enteramos que el estudio español A Crowd of Monsters estaba preparando una aventura episódica de corte noire, y muy del estilo de los juegos de Telltale Games, llamada Blues and Bullets. Este estilo, ya casi género, no lo inventó norteamericano pero que está muy de moda con juegos como King’s Quest, Life is Strange y los propios de Telltale. No son aventuras gráficas, más que nada parecen novelas gráficas interactivas algo que Blues and Bullets clava no sólo en su narrativa, llevada a cabo por Josué Monchán, uno de los guionistas tras los mejores títulos de Pendulo Studios, sino en lo visual, muy del estilo de lo que esperaríamos de haberse realizado un juego de la novela de Frank Miller llamada Sin City.
Si sois amantes de este tipo de juegos acompañadnos en el análisis de Blues and Bullets para Xbox One y, si no, hacedlo de todos modos, a lo mejor descubrís un juego con el que entraréis de la forma más digna en este subgénero de las aventuras gráficas.
Nadie es intocable
Blues and Bullets comienza con una impactante escena que será la que mueva toda la historia a continuación, o eso parece, a tenor de los hechos que se van dejando caer a lo largo del primer episodio del juego (tendrá cinco en total) y que servirá para que nuestro protagonista se alíe con una fuerza inesperada a fin de poder cerrar el caso.
Seremos Eliot Ness, si, el ‘Intocable’, alguien que ha dado todo, literalmente, por combatir el crimen y que se ha dejado la piel en las calles de Santa Esperanza contra los matones del ‘capo’ Al Capone, el archienemigo del personaje y del grupo de Los Intocables, una escuadra del gobierno que se dedicaba a hacer cumplir, entre otras cosas, la ley seca y que destacaba por la incorruptibilidad de todos y cada uno de sus 11 miembros.
Sin embargo, algo pasó y el ‘puro’ Ness terminó ebrio, empuñando un arma y fuera de la policía, con un crimen sin resolver a sus espaldas y dueño de una cafetería llamada Blues and Bullets mientras veía desde fuera del cuerpo como la ciudad se iba al infierno, una ciudad donde la mafia prosperaba y donde compraban a los policías a pares, policías que luego Ness tendría que aguantar y, encima, servirles el café.
La vida de Eliot parecía tranquila, cobraba su pensión, hacía tarta de arándanos casera con una receta especial, aguantaba a los clientes, aleccionaba a otros y protegía a la hija de uno de sus compañeros caídos en el combate de la calle hasta que, un día cualquiera, alguien aparece en su humilde negocio dejando una bala en el mostrador y una premisa muy clara: »mi jefe quiere verte». Empezará entonces una cruzada en la ciudad corrupta de Santa Esperanza, una cruzada de negocios que se torna personal, un caso sin resolver que podría archivarse para siempre 20 años después.
Así comienza este primer episodio de Blues and Bullets. A partir de aquí se empezará a desarrollar una trama que ha llamado poderosamente nuestra atención y que nos hará armarnos de paciencia hasta que llegue el segundo episodio. El guión está escrito de forma magistral por el mentado anteriormente Josué Monchán quien participó en Runaway y en un título que me encanta, Yesterday, juego que tendrá ‘precuela’ con Origins, además de ser el priero de Pendulo que saldrá para consolas. La narrativa va de menos a más en interés partiendo de un, ya de por sí, nivel bastante alto, algo que demuestra el talento que existe en este país y es que, en mi opinión, rivaliza con las dos obras grandes de Telltale, comparando sólo el primer episodio, como The Wolf Among Us y The Walking Dead Temporada 1, sobre todo con ésta última.
Las mecánicas de investigación son simples y gracias a las mismas iremos llenando el ‘tablón’ policial.
Aventura gráfica del siglo XXI
Ya hemos comentado al principio del análisis que, aunque las aventuras gráficas no han muerto, ahí tenemos el reciente Broken Sword 5: La Mandlción de la serpiente, parecen haber pasado a un segundo plano debido al hueco a empujones que estas aventuras interactivas, o novelas interactivas, se están haciendo en el mercado. El principio no es el de resolver puzles ni tener un inventario repleto de objetos que necesitaremos más adelante. Si, tendremos todo eso pero, el objetivo principal es el de contar una historia y lo que haya a nuestro alrededor, puzles, inventario, jugabilidad, será extremadamente simple y dirigida al fin último de contar lo que el estudio quiere contar.
Esto es bueno y malo a la vez dependiendo de a quién preguntes. A un servidor le parece una fantástica manera de disfrutar de los videojuegos de una forma más relajada, una forma de ver una ‘película’ que podemos controlar en momentos determinados. Para otros es la muerte de un género muy de moda hace unos años que parecía volver a recuperarse pero cuya ‘resurrección quedó a medio camino’.
La jugabilidad de Blues and Bullets es simple, hay que avanzar por el escenario investigando lo que veamos (gracias a un ojo rojo que aparecerá en pantalla), sin margen de error alguno tanto en nuestra investigación como en los posibles retos que se nos pongan por delante, como los tiroteos, algo demasiado, excesivamente quizás, coreografiado. En los tiroteos elegiremos cuándo salir y la dirección del disparo pero es cierto que esperaba un poco más de libertad en estas fases.
El estudio catalán ha decidido que ésta sea una aventura interactiva en toda su gloria y sentiremos que estamos encorsetados, algo que olvidaremos debido a la magistral narrativa, algo que nos empujará a seguir adelante aunque el desarrollo sea algo lento. El desarrollo jugable, quiero decir. Y es que vale, Ness es un caballero y no corre por los pasillos pero un ritmo algo más acusado no le habría sentado mal para quitarse unos años de encima.
En las investigaciones, el punto donde, además, la historia comenzará a engancharnos de verdad, el estudio ha decidido que la mecánica será recorrerse el escenario buscando pistas que podremos rotar, como en L.A. Noire, para descubrir cualquier indicio del crimen y obtener ‘recuerdos’ o ‘fotografías’ que iremos colocando en nuestro tablón de la investigación algo que, como los tiroteos, no tiene margen de error. Aunque, la verdad, esto no es un punto negativo, es la decisión del estudio y si se aplaude en títulos de otras compañías aquí no debería juzgarse con severidad. Como he dicho antes, más que un juego es una mini-serie que podremos controlar en ciertos momentos.
No diga ‘Sin City’, diga ‘Blues&Bullets’
El título de A Crowd of Monsters entra por los ojos, eso está claro con sólo ver las imágenes promocionales y las que acompañan este análisis. El estudio ha conseguido calcar el apartado visual de la película Sin City y adornarlo con unas tomas de gran valor, como la que podéis ver a continuación, con un apartado visual en blanco y negro salpicado por el fuego y el tono rojo sangre de algunos elementos.
En este sentido la dirección artística me recuerda al infravalorado Max Payne 3 con esas tomas tan características y las palabras sobreimpresas en el escenario. En ciertos momentos parece una película de verdad, no por sus gráficos, que no tienen nada del otro mundo y rompen un poco la magia cuando observamos las animaciones faciales, sino por el encuadre de la escena.
En cuanto al apartado sonoro, encontramos una bellísima banda sonora y un elenco de actores perfecto para los personajes aunque, eso si, sólo en inglés, siendo el idioma el precio a pagar para minimizar costes en un desarrollo como este aunque, personalmente, lo agradezco, escuchar a Doug Cockle (Geralt de Rivia) en el papel de Eliot no tiene precio, además de los secundarios y otros principales cuyas voces casan a la perfección. Eso si, el título llega con subtítulos en nuestro idioma, como podéis ver.
Continuará…
Blues and Bullets acaba de asomar la patita con el primer episodio, un episodio que tarda en arrancar pero que, cuando lo hace, no nos soltará hasta el final, y que, de seguir el ritmo, competiría de tu a tu contra las aventuras de Telltale.
Sin embargo, el apartado visual muy desfasado, sobre todo las animaciones faciales, y la oportunidad perdida de llevar más lejos el género proporcionando escenas de acción más dinámicas o unos casos, su resolución, que dependiera de nuestro ingenio y no de la linealidad hacen que lamente que las aventuras gráficas se hayan convertido en esto, aunque me encanten en el fondo.
El apartado artístico es sublime, así como en el ámbito sonoro y en lo narrativo. Si mantiene el toque de este primer episodio, Blues and Bullets podría convertirse en referencia, y no sólo dentro del ámbito nacional.