Arrancamos la tercera semana de nuestro repaso a los 15 mejores exclusivos de Xbox, la primera consola de Microsoft que llegó para ofrecer, entre otras cosas, la mejor calidad gráfica en consola gracias a un hardware muy avanzado para la época que se parecía más que sus rivales a un PC y cuyo espíritu está presente, en parte, en la nueva Xbox Scorpio. Esa mentalidad de llevar los mejores y más avanzados juegos de PC a consola la encarnó como ningún otro juego Doom 3, un título que se hizo de rogar en Xbox, pero que llegó para marcar un nuevo hito visual en consola.
Y es que, entre otras muchas cosas, Microsoft pretendía que Xbox fuera una consola con lo mejor del PC (como la comunidad online o los juegos visualmente más avanzados), pero manteniendo la filosofía de las propias consolas, es decir, un hardware cerrado que no se pudiera modificar por parte de los usuarios y que las compañías pudieran exprimir. Halo 2 fue un buen ejemplo, ya que sigue teniendo elementos técnicos que mantienen muy bien el nivel, y otro grandísimo ejemplo fue Doom 3.
El regreso del hijo pródigo
Esta frase no es mía. Creo que se la leí a un redactor de Micromanía hace ya más de 13 años, cuando Doom 3 salió en PC y dicha revista lo analizó. Como no podía ser de otra forma, en el juego jugamos en el papel de un soldado de la UAC que va a Marte a investigar unos extraños sucesos. Parece que unas investigaciones han desatado el infierno en el planeta rojo, tiñiendo la estación de rojo sangre. Los demonios han aparecido y nadie ha salido con vida. Pero, tranquilos, ahí estaremos nosotros como buen marine para arreglar el desaguisado.
Sin embargo, si estáis pensando en Doom 3 como una especie de DOOM 2016, pero antiguo, ya podéis ir despertando, porque estáis bastante equivocados. Sí, Doom 3 era un shooter en primera persona, pero más que un shooter frenético como el resto de juegos de la saga, incluyendo el último, Doom 3 era un shooter de terror. Había demonios por doquier, luces tintineantes, jumpscares y, sobre todo, un elemento jugable muy atractivo (y que le costó en la época que algunos no lo consideraran un Doom).
La linterna era protagonista. Y es que, la propia mecánica jugable del título nos obligaba a recorrer un montón de conductos y zonas en las que nuestra linterna era el único punto de luz. El »problema» para quien buscara un frenético shooter venía a la hora de lidiar con la linterna… o el arma. Y es que, el fornido marine espacial era incapaz de apuntar y sujetar la linterna a la vez (manda narices que haya tecnología para mandar a un fulano a Marte, pero no para poner una linterna acoplada al traje o al propio arma). Esto, como podéis imaginar, cambiaba radicamente el juego, ya que viraba más hacia el »shooter de terror» que hacia la acción arcade de todos los anteriores.
Ahora bien. ¿Qué supuso Doom 3 en Xbox? No estamos aquí para analizar los juegos de aquella ya legendaria consola, sino para daros los datos que más destacaron de cada uno de ellos y, sin duda, Doom 3 demostró el poder que tenía la veterana consola de Microsoft. Era una auténtica pasada ver gráficos tan cercanos al PC, pero en consola. Las sombras, los brillos en los ojos de los enemigos al utilizar la linterna, las texturas… todo rayaba el excelente en la consola de Microsoft. Además, esta versión ya tenía multijugador tanto local (al conectar varias consolas) como online, por lo que se volvía a demostrar que el espíritu de la consola era el juego cooperativo/competitivo con los mejores gráficos posibles.
Por último, una recomendación. Más tarde salió una versión llamada Doom 3BFG que, aunque no está mal, no se puede comparar con el original ni de consola ni de PC. Tiene texturas mejores, pero la mecánica de la linterna desaparece (y es clave en Doom 3), además de ser un juego menos oscuro (punto en contra) y con menos sombras que el original. La experiencia de BFG es mucho menos agobiante y, por tanto, no nos dará el »miedo del original». Si podéis (y lo encontráis) no dudéis en haceros con Doom 3 en su versión para Xbox, ya que es una auténtica joya que os dará buenas horas de diversión, terror y, sobre todo, que os hará recordar viejos tiempos y admirar el poder de aquella vieja Xbox. Y es que, el juego no ha envejecido nada mal (si no miras el modelado de los personajes, claro).
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