Hace un año, Ivory Tower nos invitaba a recorrer todo Estados Unidos en nuestro vehículo, para lo que nos metió en la piel de un conductor cuyo hermano era asesinado. Una vez investigado el asesino, descubrimos que había una serie de organizaciones delictivas asociadas a las cuatro ruedas, donde buscando como vengarnos, aspiramos a convertirnos en uno de los V8. Una historia de conspiraciones, ansias de venganza y adrenalina, pegados siempre al volante de nuestro vehículo tuneado, participando en todo tipo de carreras y exponiendo nuestras habilidades al volante sin encontrar un límite en el negro asfalto norteamericano.
Una propuesta interesante, cuanto menos, sobre todo, porque además era un título que apostaba por una comunidad de jugadores interconectados, un MMO, que aplicado al género buscaba incentivar una participación masiva en todo tipo de desafíos, carreras, pruebas y persecuciones. Todo parecía estar bien diseñado y, si no fuese por la falta de renovación de la propuesta, pues iba a ser actualizada con nuevas pruebas que dinamizasen la actividad, el juego no habría sucumbido al tedio. Daba gusto conducir por las infinitas carreteras, demostrando nuestra valía y poniendo a prueba las diferentes posibilidades de tuneo de los coches, tanto sobre el asfalto, como fuera de él.
La llegada de Wild Run, un año después, pretende incentivar a la comunidad a regresar a esta propuesta, siendo una expansión que no solo afectará al contenido, también lo hará en el apartado técnico, ya que se incluyen nuevos efectos visuales que, a la hora de conducir, permiten introducirse un poco más en la experiencia. Claro que, si tenemos que poner un ejemplo, comentaremos que ahora llueve en los Estados Unidos. Pero, ¿Es lo que necesitaba The Crew?
La Cumbre, un festival ocasional
Wild Run trae consigo una nueva experiencia, la que saca a los conductores de la carretera para tomar parte en un gran evento que han creado varias organizaciones diseminadas por Estados Unidos, para poner a prueba a estos conductores. A lo largo de los días se irán abriendo nuevas ubicaciones donde tomar parte de las pruebas clasificatorias que permitirán dar acceso a eventos más grandes. Todos ellos están sujetos a una periodicidad, de modo que hay que estar atentos a que no se nos pase la cita, pues podríamos perder la opción de participar en el evento importante que transcurre una vez a la semana, una vez al mes.. .incluso, una vez al año.
Cuanto más exclusivo, más grande y mejores serán las recompensas, si bien, eso de clasificarse parece más una excusa para que tomemos parte. Como son eventos temporales, y no vamos a esperar un año para ver el último, no podemos asegurar si se hace criba, pero en el fondo, parece que los chicos de Ivory Tower se han ilusionado con lo que Wild Run puede ofrecer, si piensan que de aquí a un año alguien se preocupará por ganar el torneo final. Si bien, ahora toca hablar de los eventos accesibles, los que llegan cada día y exponen al jugador a una serie de desafíos que confrontan, vía marcadores, a los usuarios de esta comunidad.
En cada evento tendremos acceso a una serie de pruebas, si bien, para acceder al evento hay que superar un primer desafío, que es aleatorio. Dentro de las opciones que se han incluido en el modo libre, podemos destacar la de la creación de retos, donde confeccionamos una carrera estableciendo los puntos de ruta para competir con alguien, no puede ser una IA. Por otro lado, las acrobacias, donde se establecerán, tanto individual como colectivamente al equipo formado, una serie de hitos a superar, como velocidad, derrape, librar colisiones… Todo esto está bien, añade cierta diversidad y atrae por momentos a conducir y superar los retos.
Claro que dentro del evento podremos ver un planteamiento de pruebas en las que tendremos que establecer nuestra marca, a partir de ahí, obtener un premio puntual, y una supuesta clasificación para el evento mayor que llegará tarde o temprano. Una vez consigamos nuestros registros, vuelta a la rutina, donde la espera bien puede hacerse disfrutando de la conducción y obteniendo dinero en los desafíos de facción o en las carreras habituales. Sin embargo, algo no cuadra.
Expansión sin superar fronteras
Wild Run se ha expuesto como una expansión de la experiencia, si bien, la llegada de La Cumbre es algo nuevo, sobre todo parece hacer alusión a tres modelos de competición que han surgido de forma inesperada. Si bien, nos encontramos con una serie de desafíos interesantes, como puede ser la prueba de derrapes o la de aceleración, que recuerda a las que había en Underground, siendo una especie de QTE que requiere de gran habilidad, los Monster Truck son un elemento que, si bien puede parecer gracioso, evidencian que son la prueba que había que meter y no se sabía cómo
¿Por qué digo esto? Porque no tiene sentido alguno entrar a competir por conseguir romper piezas flotantes en un parque de skate de dimensiones exageradas para hacer el cabra con un vehículo como un Monster Truck. Esta prueba no es de conducción, no requiere de habilidad, sino de que las físicas no te traicionen y salgas disparado con un vehículo de varias toneladas por una rampa de 8 pisos de altura o un gigantesco loop de 100 metros de radio. Conductores que se atreven a derrapar cientos de metros, que ponen sus vehículos a más de 500km/h en las famosas salinas de Boneville, que recorren el mapa de Estados Unidos contra el crono o rivales, que se vengaron de la muerte de su hermano ¿para acabar haciendo el moña en un Monster Truck? Sería mejor una prueba de alunizajes, ya puestos.
Claro que, Wild Run ofrece una novedad, como son las motos, que llegan para saludar y no participar en absolutamente nada. No es que hayan incluído muchas, al menos han intentado que haya cierta variedad, desde motards, a motos todoterreno, desde custom hasta superbikes, que si nos damos cuenta, hay una de cada. Claro que acceder a estos vehículos podría ser mucho más interesante si su conducción fuese más realista, si bien, da la sensación de que son como los coches donde hay una animación e inclinación a la que han añadido la opción de hacer caballitos e invertidos. Claro que ofrece una ventaja para pasar entre el tráfico, y una opción maravillosa de conducir admirando el paisaje de una forma mucho más interesante, pero, podían haberse implicado más.
Cuando hablaron de expansión, podían haber planteado algo más ambicioso, dar nuevos territorios, habilitar más carreteras, diversificar el concepto desde la perspectiva original. El festival propuesto, que suena a Horizon, no resulta para nada atractivo, menos cuando nos damos cuenta de que para participar, debemos estar atados al juego, obligándole pasar largas esperas sin saber que hacer si hemos completado el juego. Resulta difícil que alguien se lo haya acabado al 100%, pero si no lo ha hecho antes ¿por qué lo iba a hacer ahora?
Corre corre, que te mojas
Wild Run es una expansión que ha llegado con un año de retraso, un año en el que un título vinculado a una comunidad no consiguió despegar ni mantener a su comunidad. La falta de dinamismo en sus pruebas y la falta de actualización convirtieron a The Crew en una experiencia plana y sin alicientes, intentando cambiar esto de una forma, literalmente, radical. Claro que hablar de un juego que en su momento no cuajó una buena crítica en el apartado técnico, salvo por el gigantesco mapa, no podían mantener este aspecto inerte.
La actualización, que llegó a todos, implica una serie de cambios gráficos que se pueden tachar de efectistas. En un principio, se argumentaba que Wild Run llegaría con una optimización gráfica que implicaba también texturas y otros elementos, si bien, se pueden observar como la existencia de nuevos elementos en el mapa adornan la experiencia, algo en las texturas de la carretera y el resto de vehículos del tráfico, que eran planos, se deja notar. Sin embargo, bien por la luz o por algún motivo que escapa a la comprensión, no parece que los vehículos protagonistas se vean mejor, aunque si se tapan con polvo, nieve o barro con mayor facilidad.
Claro que una de las novedades más llamativas es la aparición de un buen número de efectos visuales que son más llamativos, siendo la lluvia, el más representativo. La especie de obsesión porque llueva en los juegos de conducción está haciendo que el calentamiento global se extienda también por los juegos de conducción, con tormentas y lluvias repentinas. En cierto modo, resulta agradable que se añada esta diversidad a un juego tan amplio como es The Crew, pero su efecto en la conducción es mínimo o irrelevante, si bien, no va a romper ningún canon de espectacularidad, salvo por, lo rápido que se oscurece y comienza a llover. Como si llegase el apocalipsis, pasamos de un día relativamente nublado a que desaparezca el sol y el cielo azul bajo un manto oscuro de nubes que descargan sin cuartel, mojando la carretera con un chasquido de dedos, apareciendo charcos de forma repentina, aunque sin que implique efecto en la conducción.Ya lo promulgaba Alex y Cristina cuando decían “hago chas y aparezco a tu lado”, pues ya se podían haber traído un paraguas.
Ahora bien, puede que lo que realmente sea importante es que se han solventado algunos problemas anteriores, como puede ser el popping, que resultaba tan molesto a altas velocidades. Ciertamente, el juego ofrecía un espectáculo con un mapa tan grande que se podía disfrutar en una experiencia tan vasta y dinámica como era The Crew en su origen. Ahora, con estos cambios, el rendimiento se ha visto algo comprometido, dando bajones en el framerrate que no se sabe si se deben a la aparición de efectos o a que no se puede gestionar tanta cantidad de elementos en pantalla apareciendo de forma repentina. Está bien que luzca mejor, aunque en ocasiones parezca que la meteorología cambia por el capricho de los dioses, pero si esto afecta a la experiencia ralentizando el juego en determinadas ocasiones, será un problema.
Agarrarse a un clavo ardiendo
Ubisoft e Ivory Tower hicieron un trabajo impresionante proponiendo The Crew, pero su fórmula no cuajó. Por algún motivo no pareció que la propuesta lograse captar a una comunidad de usuarios que era de vital importancia para conseguir que el juego fuese realmente atractivo, exponiéndose como un producto bastante plano. Wild Run es un clavo ardiendo al que se han querido agarrar, sin embargo, lo que antes no parecía tener incentivo para la comunidad, ahora, tampoco lo tiene. De hecho, este título podría haber aportado un mayor grado de satisfacción abogando por mantener la ambientación, proponiendo retos que, en parte acertados en Wild Run, chocan frontalmente con otras opciones que, aunque puedan parecer interesantes y divertidas, no lo son en absoluto.
Lo que han llamado expansión no hace honor a su significado, si bien, se puede habar de una experiencia que se expande, parece más una propuesta que busca promover la inactividad de los meses anteriores con una cantidad ingente de propuestas que, automáticamente, mantiene atados a los jugadores para conseguir progresar en un campeonato con eventos temporales. Una fórmula desesperada, pues resulta que salvo para nuevos usuarios, los que decidieron apartar este juego en su momento, por problemas varios y por la falta de continuidad de la actualización de eventos, no sentirán necesidad alguna de permanecer en una comunidad que más que agonizar, parece muerta.
Wild Run parece intentar resucitar el concepto, si bien, lo que puede haber conseguido es convertir a The Crew en un zombie, pues una propuesta que, por desgracia, fracasó, parece complicado que pueda revivir ahora, donde la competencia es feroz en un género que postula viejos valores del tunning y las persecuciones. El concepto de Wild Run parece desacertado, por algunas de las opciones que dispone, si bien, puede despertar durante un tiempo la actividad de una comunidad que debería haber obtenido una expansión real, que buscase el interés del jugador con un mayor mapa, con una nueva historia, con un modelo más afín al propuesto originalmente.